TURISMO
La hostelería sevillana busca personal formado y con idiomas
La escasez de cursos formativos y las bajas expectativas salariales son motivos de esta escasez que trae de cabeza al sector
La hostelería ha sido un refugio para aquellos que se quedaron descolgados durante los años más duros de la crisis. Albañiles, carpinteros y hasta arquitectos han terminado sirviendo mesas para no caer en el paro. Y en medio de esa desolación laboral llegaron los programas de cocina que parecen haber repartido carnés de crítico gastronómico por media España.
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Toda esta corriente ha transformado un sector que durante años ha temido separarse de la tradición de la albóndiga en salsa y el pescado frito. Hoy la oferta es muy distinta y hasta la última abacería de Sevilla se descuelga con alguna exquisitez para competir en el mercado. Esa revolución requiere también de un profesional formado que la acompañe y ahí es donde los negocios pinchan: ¿Dónde están los camareros, jefes de sala y cocineros con formación y experiencia? Ya no sirve el cuñado o el vecino en paro para cubrir huecos, el sector reclama conocimiento, experiencia e idiomas y ha decidido invertir en exhaustivos procesos de selección para dar con el candidato adecuado.
Los establecimientos contratan costosos procesos de selección para encontrar candidatos
«La falta de personal cualificado es la reclamación de cualquier hostelero de Sevilla», lamenta amargamente Pablo Arenas , presidente de la patronal. «No vale pensar que todo el mundo puede ser camarero ni que este sector tenga que absorber a todas las personas no cualificadas que buscan trabajo». Lo que hasta ahora ha sido una queja discreta se ha convertido en una demanda que se traslada a las administraciones para que destinen más recursos a la formación. «También nosotros tenemos que hacer ese esfuerzo y apostar por dignificar y preparar mejor a nuestros empleados», reconoce.
La competencia es feroz y la esperanza de vida de cualquier negocio de restauración, demasiado corta. «Hace falta una especialización y que nosotros contratemos a personas con certificados. Tal vez tendríamos que sentarnos con los sindicatos y los centros de formación reglada para analizar la situación. Como no lo vamos a solucionar es con cursos de pocas horas », considera Arenas, que también da un toque de atención a las administraciones públicas que en estos años han abandonado la tarea de preparar alumnos a pesar de la altísima demanda del mercado.
Una oportunidad
«Me duele cuando recibo currículos de personas de distintos sectores porque su situación no es buena y piensan que aquí van a encontrar una oportunidad», dice el portavoz de los hosteleros sevillanos. Pero tal vez esa percepción de los aspirantes no sea del todo errónea. Durante años han tenido hueco en el negocio a costa de aceptar condiciones que están por debajo del convenio que regula la profesión. Ese tipo de ofertas le llegan casi a diario a Raúl Clemens, director de Adecco Hostelería en Sevilla . La consultora para la que trabaja viene realizando procesos selectivos con mayor frecuencia, incluso a petición de pequeños negocios de barrio. «Recientemente uno de ellos nos ha encargado esa misión que tiene un coste de 1.000 euros. Pero echan cuentas y prefieren pagarlo para elegir a la persona adecuada», asegura.
«La realidad del mercado, bajo mi punto de vista, es que existe un desconocimiento por parte de los empresarios de los rangos salariales de determinados perfiles, principalmente para los que están en sala», explica este directivo, que ha conocido el sector desde dentro. Eso sí, Raúl Clemens asegura con convencimiento que «el que tiene formación y es bueno, no tiene problemas para encontrar un trabajo justamente remunerado, ya sea aquí o en otra ciudad». En los procesos selectivos también han irrumpido con fuerza las nuevas tendencias y se priman otros aspectos como la actitud o saber trabajar en equipo.
Centros de formación
Muy encima de ello están los centros formativos que han sufrido como pocos las embestidas de la crisis. Del Instituto de Educación Secundaria Heliópolis , uno de los pocos públicos que tiene el grado de FP de Técnico en Cocina y Gastronomía, salen cada año 70 titulados que no tardan en encontrar empleo. Manuel Cordobés , su jefe de estudios, cuenta que «lo difícil no es que los contraten, sino que los puestos cumplan sus expectativas». Sin embargo, está convencido de que «el empresario es cada vez más consciente de que, a la larga, el alumno formado y con estudios reglados le sale rentable porque conoce el negocio y se ajusta a las nuevas demandas de los clientes que han elevado su nivel de exigencia».
Cocina es la especialidad más demandada en detrimento de la titulación de jefe de sala. «Lo ideal sería que los alumnos hicieran las dos –aconseja Cordobés– pero no todos están dispuestos a invertir tanto tiempo y suelen tirar por lo primero».
El parón de los cursos de formación de la Junta ha supuesto un dramático freno justo en el momento de mayor transformación de la hostelería. Muchos han perdido la oportunidad por no poder hacerle frente al coste de los centros privados. Sin embargo, «merece la pena invertir en la preparación porque el nivel de ocupación es altísimo», dice Pedro Oliver , director del centro de formación de Taberna del Alabardero , un auténtico referente.
Este docente lamenta que las administraciones no le den la importancia que tiene y no hagan una apuesta clara. « Es un sector que da empleo y que podría crecer mucho más si contara con profesionales mejor formados», destaca. Sobre el nivel de idiomas hace un inciso: «Los jóvenes llegan con más conocimientos porque empiezan a estudiar otras lenguas desde muy pequeños». Ese es un avance, pero queda mucho camino por recorrer.