Coronavirus Sevilla
Las hermanas de la Cruz, contagiadas con coronavirus, no han requerido hospitalización
El arzobispo Asenjo, pendiente de la evolución del contagio de las monjas de Sor Ángela
La cruz del mundo. Qué hermosa expresión para trascender todo el sufrimiento que ha causado la pandemia del coronavirus desde su aparición en diciembre del año pasado en la China continental. Ha tenido que ser una hermana de la Cruz , al habla con este periódico, la que ha acuñado una frase que exigiría mármol si no fuera porque todo en la vida del instituto fundado por Santa Ángela tiene que estar escrito en el barro de las vasijas en que las hermanas llevan su tesoro . Espiritual, se sobreentiende.
«Esta enfermedad es la cruz del mundo , y nosotras somos las hermanas de la Cruz», han dejado dicho como recordatorio de su aceptación de la infección por Covid-19 no como una «enfermedad profesional» derivada de su permanente trasiego por todos los barrios de la ciudad socorriendo a los necesitados sino como una cruz a la que abrazarse a imitación de Cristo .
De momento, el consejero de Salud, Jesús Aguirre, ha confirmado que ninguna hermana ha requerido hospitalización. El parte diario del SAS eleva a 42 (dos más que ayer) el número de personas infectadas en el convento matriz de la orden.
Y el delegado episcopal de Vida Consagrada, José Ángel Martín, ha querido agradecer las numerosas muestras de interés que les están llegando: «Ante la noticia de la infección de las hermanas de la Cruz en la casa madre, desde el arzobispado y el arzobispo estamos pendientes de ella y su evolución » como se había hecho antes con el monasterio jerónimo de Santa Paula y las dominicas de Madre de Dios.
«Queremos agradecer tantas llamadas preocupadas por su evolución , agradecer vuestro interés y tan solo hacer una petición a Dios para que ponga fin a la pandemia, por los enfermos y especialmente por los enfermos consagrados », concluía el mensaje hecho público por el responsable de los institutos religiosos en la archidiócesis.
Entre el aluvión de muestras de solidaridad y propósitos de mejoría, las hermanas han recibido un pañuelo de la Virgen de la Amargura y una fotografía del día de la beatificación de Santa María Purísima, en la que decenas de ellas rodean a los pies del presbiterio a la dolorosa que recibe culto en San Juan de la Palma, que les ha hecho llegar la hermandad de la Amargura .
Ojos del mundo
Visto con los ojos del mundo, esos sobre los que el apóstol Pablo alertaba a los gálatas en la primera lectura de este jueves de la vigesimoséptima semana del tiempo ordinario, el comportamiento de las hermanas pudiera parecer suicida: sin equipos de protección individual, provistas sólo con una mascarilla , vistiendo su hábito de estameña, durmiendo por parejas sobre el estrado, entrando y saliendo constantemente del convento para cuidar enfermos y repartir comida, sin tomar distancias con los ancianos que cuidan…
Visto con los ojos de la fe, las hermanas de la Cruz confían obstinadamente en la Providencia . Y no les ha ido mal. La pandemia no las había rozado hasta ahora, hasta el punto de que en estas mismas páginas, Gloria Gamito habló en agosto del «milagro de Santa Ángela» de que ninguna de las hermanas se hubiera contagiado. «Sensu contrario», instalados en el escepticismo, podríamos preguntarnos si se ha diluido la intercesión de la santa por sus hijas.
Qué va. Antes al contrario, el contagio de las hermanas -todas asintomáticas o con síntomas leves, nada de lo que preocuparse más de la cuenta- ha revelado el verdadero milagro de amor encarnado que es su carisma como instituto. Amor a los pobres, a los enfermos, a los necesitados, a todos esos pequeños preferidos de Dios a los que el Papa Francisco ha bautizado con una palabra que es un aldabonazo: los descartados .
Amor encarnado
Amor pero no de una forma abstracta o genérica, como una bella declaración de intenciones, sino en la carne crucificada de los viejitos abandonados, los enfermos quejosos y los pobres que llaman a la puerta de sus conventos. Las monjas de Sor Ángela encarnan el amor, que no es una forma poética de referirse a las hermanas de la Cruz, sino leve cauterio para la carne viva de un mundo que padece .
«Hacerse pobre con los pobres para llevarlos a Cristo» es algo más que un lema fundacional de Santa Ángela de la Cruz , sino que informa todos y cada uno de los actos de la comunidad. Viven de limosna y no es licencia poética sino expresión verdadera de una fe ciega en que Dios proveerá las despensas de sus conventos, internados y residencias de ancianos haciendo suyo el pasaje evangélico de Mt 6, 24-25 : «No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo , con qué os vestiréis».
Noticias relacionadas