El Herbario de la Universidad de Sevilla guarda casi 12.000 plantas históricas
La colección, de un gran valor, se incluirá en el futuro museo que planea el rectorado
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La Universidad de Sevilla esconde algunos tesoros ocultos que pretende mostrar en el futuro museo que ya preparan a falta de tener ubicación. El Herbario, situado actualmente en el Centro de Investigación Tecnología e Innovación de la Universidad de Sevilla (CITIUS) Celestino ... Mutis, es uno de los más importantes de la región mediterránea ya que una gran parte de los materiales que contiene proceden de ecosistemas de Andalucía y del Norte de África.
Dividido en dos partes, la moderna con colecciones «vivas» o actuales y la histórica, es ésta última la más valiosa. Porque, según Monserrat Arista, directora de los Servicios Generales, y a la vez del Herbario, la parte histórica guarda 11.964 plantas perfectamente estudiadas y catalogadas de las expediciones científicas de finales del siglo XVIII que sirvieron para describir para la ciencia, las nuevas especies que se iban descubriendo en los territorios explorados.
Así de entre esas colecciones históricas destaca una que tiene 3.100 especies o «pliegos», cada uno de los cuales representa una de las plantas. Es importante también, según Francisco Javier Salgueiro, conservador, la riqueza histórica que aportan estas colecciones que han tenido que clasificar para conocer el valor de cada una de ellas. Entre ellas está la de Pedro Abat , un boticario que trajo de Igualada (Barcelona) en el año 1770 sus plantas y se convirtió en el primer socio de a Sociedad de Medicina de Sevilla. Eran plantas adquiridas en Montepellier que tenían una función farmacéutica. Y así se hacía constar en los pliegos las propiedades medicinales de las plantas que utilizaba y cómo debían utilizarlas.
La directora del Herbario, Montserrat Arista, asegura que se trata de un tesoro histórico muy desconocido por los sevillanos
Además hay otra colección de los hermanos Claudio y Esteban Boutelou, que procedían de la saga de jardineros suizos que llegaron a España con los Borbones, en este caso con Felipe V . Los hermanos habían estado en Francia e Inglaterra y se convirtieron en encargados de los jardines del rey. Uno de ellos se quedó en Madrid en el jardín botánico y el otro se trasladó a Sevilla con su herbario al que aportó plantas de los jardines franceses e ingleses. Igualmente Boutelou incorporó plantas procedentes de las expediciones botánicas al nuevo mundo entre los años 1775 y 1800. De los viajes a Nueva España, a Chile. Claudio Boutelou llegó a Sevilla con el encargo de planificar y comenzar la desecación de las marismas del río y que se encargó de los jardines que luego serían el parque de María Luisa. Algo que, según Salgueiro, pocos sevillanos saben.
A ello hay que unir otro herbario con 6.100 especímenes, parte de un duplicado del de Boutelou en el que trabajaron otros como Antonio Machado Núñez (abuelo de los hermanos Machado) y que creó el gabinete de historia natural catalogando numerosas especies.
La labor investigadora
A esos herbarios históricos hay que unir el moderno, creado con aportaciones de todos los botánicos de la Universidad de Sevilla desde 1996. Está compuesto por cerca de 160.000 plantas identificadas , fichadas e incluidas en armarios distribuidos por casi la mitad de la superficie dedicada a la Botánica en la Facultad de Biología. Es una colección «viva» a la que se siguen incorporando especies cada día, con lo que la colección sigue aumentando.
En suma el herbario, según su directora tiene una gran «importancia histórica» porque además muestra las tradiciones antiguas de los boticarios o su forma de trabajar. «Es algo muy desconocido por los sevillanos» , explica. Porque aunque actualmente se puede visitar por los estudiantes e investigadores y algunas de sus muestras han participado en exposiciones además de estar informatizado, sigue siendo un gran desconocido para la inmensa mayoría. «Tiene un valor histórico incalculable», insiste la directora deseosa que el gran público conozca ese patrimonio tan bien conservado, pero que hoy está sujeto a un protocolo muy estricto para poder visitarlo. Cuando forme parte del museo de la universidad será más fácil conocerlo.
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