Universidad
Cae hasta un cuarenta por ciento por el coronavirus el número de Erasmus que llega a Sevilla
Aunque la movilidad internacional se mantiene, bajan también en un 30 por ciento los que se van. Son «cifras razonables», según la Hispalense
La Universidad de Sevilla y la Pablo de Olavide mantienen sus programas de movilidad internaciona l. Este curso, como en los anteriores hay estudiantes que se marchan de Erasmus y también los hay que llegan para estudiar en Sevilla. Sin embargo, los efectos de la epidemia de coronavirus se han hecho sentir ya que ha caído hasta en un 40 por ciento el número de estudiantes internacionales que ha llegado a Sevilla a alguna de las dos universidades públicas para este curso.
Se trata de una bajada generalizada en ambas universidades . A la Pablo de Olavide llegan para el primer semestre o para hacer el curso total 208 estudiantes europeos frente a los 423 que lo hicieron el curso pasado. A la Hispalense lo han hecho 886, una cifra muy inferior a los 1.415 del curso pasado .
Ese descenso también se ha producido, aunque algo menos acusado, entre los que deciden marcharse de Erasmus a algún país europeo ya que han caído un 30 por ciento con respecto al curso anterior. En la UPO se van 215, menos de la mitad de los 521 que se marcharon el curso pasado. En la Hispalense el descenso no ha sido tan drástico: se han marchado 1.173 frente a los 1.445 del curso pasado.
Con estos datos la vicerrectora deInternacionalización de la Universidad de Sevilla, Carmen Vargas, insiste en que la Comisión Europea sigue apostando por el programa Erasmus + y que éste no se ha suspendido por la pandemia. La Hispalense tiene una partida de medio millón de euros para sufragar estas becas que subvenciona la Unión Europea. Además insiste en hay «una apuesta firme» por la movilidad internacional con otra partida de 400.000 euros para otros programas de movilidad.
En cuanto al Erasmus, se han establecido algunas medidas de flexibilidad para permitir pasar a la docencia «on line» si la situación sanitaria empeora.Es decir, para que los estudiantes que están en alguno de esos programas sigan con las clases virtuales y planes de apoyo tanto los que llegan como los que se van.
Italia, Alemania y Francia
Vargas asegura que las cifras de movilidad «se mantienen razonablemente altas frente a la pandemia» ya que las solicitudes se presentaron antes del estallido de la pandemia. En cuanto a los países con los que hay movilidad, no han variado y sobre todo siguen siendo Italia, Alemania y Francia los que mandan estudiantes, que coincide bastante con los destinos, a los que también se une Reino Unido, elegido por muchos sevillanos.
Con respecto a los estudiantes del año pasado, la Hispalense confirma que, aunque muchos volvieron de Europa cuando estalló la crisis y siguieron con la evaluación «on line», también hubo un 40 por ciento que se quedó en sus países de origen siguiendo las instrucciones sanitarias que les dieron. Aunque la mayoría de los que estaban en Italia volvieron, los de otros países permanecieron en sus destinos.
Por eso, aunque se han reducido las cifras e incluso se han producido algunas renuncias, desde la Hispalense se insiste en que la movilidad internacional se mantiene frente a la pandemia. Yeso que, por ejemplo, los que se marchan a Reino Unido tienen que guardar cuarentena o en Italia les piden una PCR al entrar en el país , un requisito para el que la Hispalense ha previsto un procedimiento para sufragar esos gastos.
Una de las que ha tenido que hacerse una PCRantes de llegar a Italia es Carmen Ortiz, estudiante de 21 años que cursa Derecho y Relaciones Laborales y Recursos Humanos y que lleva quince días en Italia de Erasmus en la universidad de Macerata.
Carmen tiene tres asignaturas presenciales y las otras cuatro las tiene «on line». Va a clase con mascarillas y le toman la temperatura antes de entrar. Además debe reservar su asiento en clase con quince días de antelación. En cualquier caso dice estar contenta de haberse marchado.
«Me lo pensé porque da un poco de respeto, pero me decidí», explica. Para llegar al destino tuvo una verdadera «odisea». Un vuelo de Sevilla a Madrid, luego a Roma y desde allí un autobús hasta su ciudad. «Es una zona muy tranquila . No hay discotecas. Sólo puedes estar en las terrazas de los bares y hay menos fiestas. Tengo compañeros que lo han cancelado». Ella se queda todo el año.
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