JESÚS SILVA, NUEVO EMBAJADOR DE ESPAÑA EN VENEZUELA

«La guasa y la gracia de los andaluces son herramientas fantásticas para la diplomacia»

El diplomático sevillano cree que «las relaciones entre Venezuela y España abarcan tantos sectores que no se verán afectadas por un roce o un conflicto concreto»

«A pesar de la difícil coyuntura económica de Venezuela, las empresas españolas han apostado por permanecer allí»

Jesus Silva Fernández, nuevo embajador de España en Venezuela IGNACIO GIL

M. J. PEREIRA

Jesús Silva (Sevilla, 1962) aterrizará la próxima semana en Venezuela como nuevo embajador de España , coincidiendo con la delicada situación política y económica que vive ese país iberoamericano, donde el expresidente Rodríguez Zapatero actúa como mediador entre el Gobierno y la oposición. Silva, que también ha sido embajador en Jamaica, Panamá y Bahamas , aúna experiencia diplomática y empresarial, ya que desde 2014 ha sido presidente de la ingeniería pública Ineco. El nuevo embajador lleva a gala ser de Sevilla, ciudad donde aún mantiene a sus amigos del Colegio Alemán donde salía de nazareno en las hermandades del Baratillo y la Quinta Angustia , mientras que su padre, el fiscal Jesús Silva Porto y otrora comisario del patrimonio artístico nacional, fue nombrado hermano de honor de El Cachorro por su contribución a la restauración de ese templo tras sufrir un incendio.

-¿Qué le llevó a dedicarse a la diplomacia?

-Quizá fue porque siempre tuve una educación muy internacional. Fui al colegio Alemán, primero en Sevilla y después en Madrid. En la época de la Universidad estudié en Francia, Alemania e Inglaterra hasta que entré en la carrera diplomática en el 89.

-Entre las cualidades que debe tener un buen diplomático están la precisión, el buen carácter y la paciencia. De esas tres, ¿cuál es su fuerte?

-Yo huyo del tópico porque no todos los diplomáticos son iguales. Cuando hay que tener paciencia intento tenerla. En general, creo que tengo buen carácter. Y la precisión es importante cuando representas a un país.

-¿Y hace falta tener retranca?

-Pues sí, pero no sólo para la diplomacia. Tener un poco de retranca es siempre muy útil en la vida y especialmente en la diplomacia.

-¿De los españoles, cuáles son más diplomáticos en el sentido coloquial?

-Aunque es muy tópico, siempre se ha dicho que los gallegos no se mojan cuando hablan.

-Los andaluces tenemos buen carácter pero somos poco moderados y pacientes. ¿Diría que somos poco diplomáticos?

-Creo que los andaluces son muy diplomáticos a su manera porque la guasa, la gracia, la ironía, el sentido del humor y la simpatía son instrumentos fantásticos para la diplomacia porque ayudan a superar situaciones tensas.

-De todos los destinos que ha tenido, ¿de cuál guarda mejor recuerdo y cuál le resultó más duro?

-Humanamente lo he pasado muy bien en todos los destinos aunque profesionalmente ha habido momentos más complicados, como cuando estuve en Panamá y se produjo la crisis de las obras de ampliación del canal.

-¿Ha vivido situaciones de peligro en países como Jamaica?

-No, nunca he tenido sensación de riesgo pero hay que adaptarse a las circunstancias del país y saber por dónde te mueves, respetando las reglas porque hay sitios donde no debes salir de noche. En Jamaica hay mucho turismo extranjero y en la costa se circula sin problema, la gente es muy acogedora y los problemas de violencia están focalizados en determinados barrios.

-¿Cuál es la anécdota más curiosa que ha vivido como diplomático?

-Uff, tengo algunas pero la discreción no me permite desvelarlas porque afectan a personajes públicos. Así que hasta que no me jubile y escriba mis memorias ... (risas)

-En 1992 trabajó usted en el comité organizador de la Exposición Universal de Sevilla ¿Qué recuerdos tiene de la Muestra?

-Cuando Felipe González era presidente del Gobierno trabajé en protocolo y en los comités organizadores de la Expo 92 y los JJ.OO. de Barcelona. Durante la Expo me tocó viajar con mucha frecuencia a Sevilla acompañando a delegaciones extranjeras, como la del COI, de las delegaciones del países del Caribe anglófono, que luego los volví a ver cuando fui embajador en Jamaica y Bahamas.

-Este año se celebran los 25 años de la Exposición pero las administraciones están dando poca importancia a esta efeméride. De hecho el 20 aniversario pasó sin pena ni gloria.

-Lo que sí hay que hacer es reivindicar el 92. La Expo 92 fue un éxito porque las exposiciones habían decaído un poco y ninguna como la de Sevilla tuvo ese impacto. La Expo 92 supuso un antes y un después para Sevilla por el esfuerzo de transformación de la ciudad. Además, fue una tarjeta de presentación de la nueva España en el mundo tras años de aislamiento y un régimen político y económico cerrado, de una España más moderna, más dinámica, una España fuera de los tópicos, de la España de pandereta... Como ejercicio de la marca España fue seguramente una de las operaciones más inteligentes y con mayor impacto que se hayan hecho, ya que nos devolvió a la escena internacional. La Expo 92, con los JJ.OO. de Barcelona, fue el mayor ejercicio de imagen de la marca España en los últimos cien años. El 92 fue un año mágico, España estaba en boca de todo el mundo.

-La Expo 92 supuso un esfuerzo inversor de España en Sevilla importante pero desde entonces la ciudad parece olvidada en los presupuestos generales del Estado.

-Hay que acordarse lo que fue el AVE y lo que supuso en inversiones la Expo 92. Se han seguido haciendo cosas pero a menor ritmo, luego llegó la crisis del 93 y en los últimos años ha habido muchos recortes.

-El Gobierno de Rajoy le ha nombrado embajador de España en Venezuela, un auténtico avispero por las tensiones políticas y sociales que vive actualmente.

-Profesionalmente, Venezuela es un país muy interesante. Es un país muy próximo a España y, por tanto, todo lo que pase allí a los españoles nos interesa. Allí tenemos también una importante colonia de españoles, próxima a los 200.000. También los venezolanos siguen muy de cerca lo que pasa en España.

Silva ha sido embajador en Panamá, Jamaica y Bahamas, así como presidente de la sociedad pública Ineco IGNACIO GIL

-¿Cuáles son los principales problemas ahora de Venezuela: la escasez de alimentos, la inflación, la violencia, la falta de libertades...?

-Bueno, no he llegado aún al país pero tengo que decir que Venezuela tiene problemas igual que los tiene España y cualquier país del mundo. Lo importante es que hay una voluntad de resolverlos y hay que respetar la situación de cada país porque cada país es soberano. España no tiene ninguna vocación de hacer injerencias en los asuntos internos de Venezuela pero, por otro lado, en la medida de que es un país iberoamericano y tenemos una historia en común nos ponemos a disposición de los venezolanos para apoyar en lo que podamos.

-España no quiere inmiscuirse en la política de Venezuela pero la Asamblea Venezolana investiga si el Gobierno de Hugo Chávez financió con 7 millones de dólares a la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales (CEPS), ligada a Podemos.

-La actitud del Gobierno español y, por supuesto, de la embajada es de un absoluto respeto a la soberanía venezolana y no injerencia en sus asuntos políticos.

-El ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, recibió a Lilian Tintori, esposa de Leopoldo López, líder opositor al Gobierno encarcelado. También Rajóy recibió a la esposa del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, pidiendo su liberación. ¿Puede todo ello tensionar las relaciones bilaterales?

-Las relaciones entre España y Venezuela son tan amplias y abarcan tantos sectores que es difícil que se vayan a ver afectadas por cuestiones, roces o conflictos concretos.

-El expresidente del Gobierno de España, Rodríguez Zapatero, está mediando entre la oposición y el Gobierno venezolano.

-Hay muchas personalidades que han sido invitadas o se les ha solicitado apoyo para intentar, con toda la humildad, ayudar en la medida de lo posible. Lo que está haciendo Rodríguez Zapatero está en esa línea y el Gobierno de España está facilitando la intervención de todas las personalidades españolas, con independencia de los partidos a los que pertenezca.

-¿El hecho de que esté mediando ante el gobierno venezolano un socialista como Rodríguez Zapatero puede dar lugar a contradicciones en la política exterior del Gobierno popular?

-En los temas de política exterior, los consensos entre todos los partidos son sólidos. Ha habido siempre una política de continuidad entre todos los distintos gobiernos porque entendemos que Iberoamérica es esencial para la política exterior española.

-Empresas españolas tienen importantes intereses comerciales en Venezuela y algunas de ellas incluso han sufrido expropiaciones, como Agroisleña, distribuidora de productos para el campo. ¿Cómo les está afectando la actual situación de Venezuela?

-La presencia económica de España en Venezuela es importante, ya que allí están Repsol, BBVA, Movistar, Mapfre, Iberia o Air Europa. Algunas de ellas tienen una posición importante, ya que Movistar es la operadora líder de móviles, Mapfre es la primera compañía de seguros privada, Repsol está entre las primeras del sector, BBVA es el segundo banco del país... A pesar de la difícil coyuntura económica del país, las empresas españolas han permanecido allí yu la esperanza es que cuando se estabilice la situación vengan más empresas. En cuanto a Agroisleña, vamos a trabajar con el Gobierno venezolano para llegar a un acuerdo satisfactorio.

-¿El momento de máxima tensión entre España y Venezuela se produjo en 2007, cuando el Rey Juan Carlos I mandó a callar a Hugo Chávez en una cumbre iberoamericana de jefes de Estado?

-No es esa mi impresión. El presidente Chávez y SM Juan Carlos siempre tuvieron una buena relación personal y yo fui testigo de ello porque en 2004, cuando vino el presidente de Venezuela, le acompañé a las visitas que hizo en España. Tanto el Rey actual como el anterior han otorgado una importancia enorme a las relaciones con Iberoamérica y ellos personalmente han sido amigos de jefes de Estado de Iberoamérica y con Chávez ha habido siempre una relación buena. De hecho, al poco tiempo de ese incidente, que sí tuvo mucho impacto mediático, el presidente Chávez estuvo en España y estuvo visitando al Rey Juan Carlos.

-Desde 2014 a 2017 ha sido presidente de Ineco, una empresa público que estuvo encima de grandes proyectos de ingeniería en el exterior, como el AVE La Meca-Medina, en Arabia o la ampliación del canal de Panamá. ¿Los problemas técnicos y de sobrecostes de esos proyectos han dañado la imagen de la marca España?

-Es verdad que ahí estaba en juego la marca España. Ese AVE es un proyecto que genera admiración y envidia porque es seguramente el proyecto de alta velocidad más ambicioso y el más complejo técnicamente. Es un orgullo el hecho de que un consorcio exclusivamente de empresas españolas ganara ese concurso.

-Pero ha habido un problema con la arena que se deposita sobre los viales.

-Ese problema nunca existió. Es una polémica que se creó ficticiamente. Hay una incidencia en la arena en unos 60 de los 400 y se adoptaron medidas mitigadoras desde el primer momento. Han salido fotos de la vía enterrada en arena pero porque no está en funcionamiento. Una vía de alta velocidad necesita un alto mantenimiento, como ocurre aquí cuando nieva.

Silva nació en Sevilla, donde su padre estaba destinado como fiscal IGNACIO GIL

-¿Han sabido las empresas españolas aprovechar la internacionalización durante la crisis?

-Lo hemos hecho y muy bien. Lo que hemos aprendido es que la internacionalización ya no es una opción, sino una obligación porque el trabajar fuera te hace más competitivo, más innovador, tener más iniciativa y luego esas buenas prácticas que aprendes fuera se terminan aplicando en España. Dentro del buen gobierno de una empresa es obligatorio internacionalizarse aunque seas mediana o pequeña.

-¿Es fácil vender la marca España en el sector de la de ingeniería civil?

-Es muy fácil porque los ingenieros españoles son buenos y porque el modelo de infraestructura de transporte en España es un ejemplo porque no hay un país en el mundo que haya hecho  tanto y tan bien en poco espacio de tiempo. De ser en los años 70 un país muy atrasado en el ámbito de transporte, España tiene ahora la segunda red de alta velocidad del mundo, una red fantástica de aeropuertos.... Esas infraestructuras de alta calidad la han hecho ingenieros y empresas españolas. En el momento en el que el mercado español se contrajo, esa experiencia era muy codiciada en el exterior.

-¿Cómo explica que teniendo España a los mejores ingenieros no contamos con una empresa de ingeniería civil entre las 200 primeras del mundo?

-Eso es verdad. En el mundo de la ingeniería la tendencia es fusionarse y crear grandes grupos. Aquí en España ninguna ingeniería supera los 2.000 ingenieros, cuando en el mundo ya encuentras ingenieras de 15.000, 20.000 y 50.000 ingenieros. Es verdad que los ingenieros españoles son muy buenos pero desde el punto de vista empresarial e industrial el sector tiene que crear grupos más grandes para poder competir internacionalmente.

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