ENTREVISTA
«¿La Google de Camas? Queremos atraer a los mejores ingenieros pero apostamos a largo plazo»
El ingeniero sevillano José González Garrido, que trabajó en Alemania para Airbus y Lufthansa, eligió Camas como sede de Galgus, una compañía especializada en redes wifi para aviones reconocida internacionalmente
José González Garrido (Pedrera, Sevilla, 1982) es fundador y CEO de Galgus, una empresa tecnológica con sede en Camas que ha ganado numerosos premios nacionales e internacionales, entre ellos el Emprendedor XXI, que otorgan la Caixa y el Ministerio de Industria, el premio a la mejor scaleup tecnológica europea en infraestructuras tecnológicas y el prestigioso galardón internacional a la innovación de EIT Digital que recibió en Nueva York.
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Esta compañía sevillana, que acaba de abrir una sede en Norteamérica, está especializada en gestionar redes wifi en lugares con gran densidad de usuarios como aviones, barcos, trenes y hoteles. Quedaron finalistas el pasado año en el premio a la mejor pyme española. González Garrido ha trabajado en Dresde, Hamburgo, Berlín y Edimburgo.
Empezó con su socio, el ingeniero sevillano José Antonio Delgado Alfonso, en una especie de garaje, y ahora ya trabajan 35 ingenieros en el barrio camero de la Pañoleta. ¿Esperaba crecer tan rápido?
Era nuestra idea cuando vinimos de Irlanda, pero quizá no tanto en tan poco tiempo.
En la Escuela de Ingenieros de Sevilla algunos empiezan a llamarla «la Google de Camas».
Algo he oído, pero nosotros vamos poco a poco. Intentamos ser una empresa altamente tecnológica y que sea atractiva para los ingenieros e informáticos que quieran trabajar con nosotros. Esto es una apuesta a largo plazo.
Estudió en un instituto público de Pedrera hasta los 17 años y después vino a Sevilla a cursar Ingeniería de Telecomunicaciones.
Siempre se me han dado bien las matemáticas y la física y siempre me ha atraído la tecnología y la ciencia. Decidí hacer esa carrera porque me fascinaba la capacidad de transmitir información de un punto a otro. Aunque es una carrera muy difícil, siempre aprobé todo en junio y los veranos no tenía que estudiar y aprovechaba para trabajar en hoteles europeos o hacer voluntariado en distintos países y aprender idiomas.
Sin saber alemán ni inglés no habría podido entrar en Airbus o Lufthansa.
No. Y es un problema para muchos titulados sevillanos. Recibimos muchos currículos y el nivel de idiomas es pobre. Hemos hecho alguna excepción pero sin saber inglés es imposible trabajar aquí. Es fundamental para una empresa como la nuestra cuyo negocio está fuera de España.
¿Dónde aprendió alemán?
Estudié en el Instituto de Idiomas y lo consolidé en la Universidad Técnica de Dresde , donde fui de Erasmus a hacer el proyecto de fin de carrera sobre algoritmos de movilidad en redes. Luego busqué trabajo en Hamburgo , para Airbus, como consultor para sistemas de telefonía y wifi en aviones, a través de satélites.
¿Con qué edad empezó a trabajar allí?
Con 24. El más joven de allí tenía 30 años y había muchos con más edad y pude aprender mucho de todos mis compañeros. Al año conseguimos un proyecto para equipar todos los aviones de Luftansa de wifi y telefonía móvil a bordo . Era un proyecto muy chulo patrocinado por un consorcio internacional del que formaban parte Deutsche Telekom y otras grandes empresas europeas y norteamericanas. De Hamburgo fui a Munich , donde trabajé en teléfonos celulares y de tecnología 4G.
Lo contrataron siempre como consultor tecnológico. ¿Es un puesto problemático?
Sí, sobre todo en empresas tan grandes como Airbus o Luftansa. Siempre que una empresa contrata a un consultor tecnológico es porque hay problemas. He tenido que apagar muchos fuegos y resolver graves problemas técnicos.
¿Por eso se fue a Irlanda?
Me fui porque se trataba de un proyecto muy novedoso del que yo iba a ser el líder técnico. Fue un antiguo jefe norteamericano que tenía en Alemania el que me propuso que me fuera con él a una startup que aspiraba a ser pionera mundial en montar redes wifi y contenidos multimedia en aviones. Ahora no hay mucha gente que sepa de telecomunicaciones y aviones, pero entonces había aún menos.
¿Le pagaban bien en Alemania?
Me pagaban muy bien y tenía ya un status en la empresa, pero llevaba ya siete años y me veía un poco estancado sin demasiadas posibilidades de crecer profesionalmente.
Muchos ingenieros sevillanos y del resto de España se habrían cambiado por usted.
Lo sé y me dio cierto vértigo el cambio , pero me gusta mucho probar cosas nuevas y me apetecía el reto de trabajar en una startup y en un proyecto pionero en el mundo. Por eso lo dejé todo.
Para empezar casi de cero.
Sí. Cambio de país, cambio de idioma y cambio de empresa. Era todo un reto.
Que no salió bien.
No. La empresa quebró aunque aprendí mucho allí. Trabajar en una start up ha sido una de las experiencias laborales más interesantes que he tenido.
¿Qué falló?
La parte técnica que yo llevaba logró su objetivo: meter wifi y contenidos mutimedia en un avión y lograr la certificación internacional para poder extender nuestro software. Pero los responsables de gestión y marketing se gastaron más efectivo del que disponíamos en vender nuestros logros y al final nos quedamos sin dinero para pagar a nuestros proveedores. Esos graves errores de gestión nos obligaron al cierre.
¿Se acordó entonces de eso que se dice en Estados Unidos de que que cuando uno fracasa está más cerca del éxito?
Sí. En mi caso espero que sea así con Galgus. Aprendí mucho de los errores que se cometieron en Irlanda y aprendí que el mejor marketing es tener un avión volando con tu sistema. Nosotros aquí administramos bien los presupuestos y no gastamos por encima de nuestras posibilidades.
¿Con qué dinero montaron Galgus?
Con el dinero que mi socio y yo ahorramos en Alemania . No hemos pedido ni un euro a un banco y todos los beneficios de la empresa desde 2014 los hemos reinvertido para ir creciendo. Soy el CEO de la empresa pero el sueldo que me puse es mucho más bajo que el que cobraba en Airbus.
Redes wifi
¿Qué es lo que hace su empresa que no hacen las demás?
Al ser un avión un cilindro metálico donde las señales sufren muchas reflexiones e interferencias, las redes wifi convencionales no son capaces de conectar con eficiencia a más de cien usuarios Hemos inventado un software que permite que esas redes colaboren entre ellas en vez de competir para mejorar la calidad de la experiencia del usuario al navegar. Se puede aplicar también a barcos, trenes, autobuses y hoteles.
¿Es muy difícil acceder al mercado aeronáutico internacional con una empresa tecnológica?
Sí, es muy difícil. La competencia es enorme y los estándares de calidad mucho más exigentes que en otros sectores. Hay que tener paciencia y no cometer fallos.
¿Se planteó Sevilla desde el primer momento como sede de su empresa?
Queríamos venir al sur a vivir y dudamos entre Sevilla y Málaga por las conexiones internacionales. En Sevilla hay talento y buenos contactos en la universidad pero Málaga era mejor opción por el aeropuerto internacional, con muchas más conexiones. Sin embargo, pesó más lo otro y nos decantamos por Sevilla.
¿Sevilla ofrece buenas condiciones para acoger empresas tecnológicas?
Sevilla es una buena ciudad para cualquier cosa, aunque el aeropuerto tiene que mejorar sus conexiones internacionales . Quizá sea su punto débil, aunque cada vez haya más. A mis clientes estadounidenses les encanta venir a Sevilla y es una ciudad de la que se puede presumir ante cualquier otra ciudad del mundo, pero el viaje se hace más largo si no hay vuelos directos.
¿Cree que se aprovecha todo el potencial de Sevilla?
Creo que no. El potencial es enorme y a mí me recuerda a California. Allí se montan muchas empresas tecnológicas y de todo tipo porque tiene buen clima, como aquí, y la gente puede hacer surf los fines de semana en sus playas. Conozco bien Alemania y Sevilla debería mirar a Berlín. En 2004 no había nada: era una ciudad muy barata que no se había recuperado de la caída del muro y que tenía mucho paro. Hoy es la cuna de las startups europeas. Se ha creado de la nada con aceleradoras de empresas, eventos internacionales, facilidades a empresas y con todo ello se ha creado un ecosistema magnífico y con muchos inversores. Por citar sólo un ejemplo, hay un concurso anual de startups con un millón de euros de premio para la ganadora. Lo patrocinan Bayer, Volkswagen y Dell.
En Sevilla también hay aceleradoras de empresas.
Pero son demasiado locales. No se atraen a empresas internacionales.