EMILIO HERRERA, PRESIDENTE DE LA FUNDACIÓN NEW HEALTH
«El gasto medio de un enfermo al final de su vida es de 35.000 euros»
Su proyecto pretende que los mayores y las personas en fase terminal sean cuidadas por familiares, vecinos y compañeros
Comunidades de Irlanda, Canadá, Argentina, Colombia, Australia o Reino Unido ya lo están haciendo. Familiares, amigos y vecinos cuidan a personas mayores y en fase terminal como complemento a los servicios sociales y sanitarios que ni pueden suplantar el cariño que de esos colectivos ni soportar los costes de las cada día más personas longevas que precisan tratamientos y una calidad de vida digna.
Aquí, en la capital andaluza ya está calando esta conciencia de la mano de Emilio Herrera, presidente de la Fundación New Health, que trae este proyecto con el nombre de «Sevilla Contigo, Ciudad Compasiva».
Pretende generar un cambio social en la relación con los mayores y los pacientes con enfermedades crónicas avanzadas a través de la creación de comunidades sensibilizadas e implicadas en el cuidado de esas personas en su entorno más inmediato, que complementen la oferta de servicios sanitarios y sociales.
Dice Herrera que ya están implicándose más de una treintena de instituciones como «el Ayuntamiento de Sevilla, la Hispalense, la Loyola Andalucía, el departamento de políticas sociales de la UPO, el Colegio de Médicos, algunas hermandades, colegios, centros asistenciales… Y esto va a ir a más».
«Para conseguir esa movilización —apunta— es necesario cambiar valores, ir al centro de las cosas, desarrollar labores de sensibilización y formación y la puesta en marcha de la red de ciudadanos. En ese momento estamos. Sevilla, no tengo dudas, será pronto una ciudad sensible capaz de identificar a las personas que afrontan los últimos tiempos de su vida y capaz de movilizarse para poderles ayudar desde sus propias casas».
El proyecto contribuirá a la sostenibilidad del sistema de salud público pero, ante todo, lo que se busca es el aumento de la calidad de atención de las personas al final de su vida a través de su red social y su comunidad, sean familiares, vecinos, compañeros, amigos… La consecuencia de atender mejor a la gente también significará ahorrar costes, pero será eso: «Consecuencia».
«El sistema no será sostenible si seguimos en la línea actual, recurriendo al sistema sanitario, cuando lo que necesite la persona sean cuidados domésticos y atención con dignidad y no curación porque desgraciadamente ya no haya cura. La atención sanitaria y social en todo este periodo es fundamental, pero requiere la implicación además de toda la comunidad: el cariño y la responsabilidad familiar no se pueden delegar.
El impacto medio de cada persona en sus últimos seis meses de vida para el sistema sanitario se cifra aproximadamente en 35.000 euros. Multiplique eso por las casi 5.000 personas que podrían requerir cuidados paliativos al año en Sevilla» , sostiene Emilio Herrera.
Agrega que de este proyecto ya hay experiencias y que solo hay que irse a los pueblos o a determinados barrios . Lo que se necesita ahora es «aglutinar esas fuerzas, esas experiencias y convertir la espontaneidad en algo sistematizado con metodología, formación y herramientas adecuadas».
«Cuando pensamos en el “ya no se puede nacer nada” (por curar), se “puede hacer mucho” (por cuidar y confortar). Y esto no es sólo una responsabilidad del sistema sino una responsabilidad de todos. Nuestro modelo social nos lo pone cada vez más difícil y en una sociedad cada vez más envejecida necesitamos estar más orientados a movilizarnos a ayudar a aquel que lo necesita. Hablar de cuidados paliativos no es hablar de algo triste: es hablar de acompañamiento y de dignidad», asegura.
Insiste en que en la medida en que nuestra sociedad envejece , la prevalencia de enfermedades crónicas y de dependencia es cada vez mayor, por lo que se requiere una respuesta de un sistema que trabaje al unísono por el bienestar de las personas de una forma más eficiente.
El presidente de la fundación New Health opina que, a menudo, los servicios sanitarios y sociales, tratando de hacerlo lo mejor posible, han caminado de espaldas el uno del otro y esto es un error, porque a medida que las necesidades son cada vez mayores y más complejas, «se requieren respuestas contundentes, sin fisuras, capaces de ofrecer una única atención integrada».
En definitiva, se trata de coordinar perfectamente los servicios sanitarios y sociales y de incluir la solidaridad social en torno a las necesidades reales de las personas
Porque hay un hecho comprobado: al final hemos de morir y en los últimos meses de vida, el 70% de todos nosotros necesitamos una enorme cantidad de cuidados.
Pero el problema se agrava ya que, a la vez que nuestra sociedad envejece y necesita más cuidados, cada vez hay menos personas en edad y en disposición de cuidar.
No deja atrás Herrera la importancia de los detalles que se captan mucho mejor desde todo lo que rodea a la persona en su día a día, su familia, amigos, vecinos...