El rincón de... Alberto Parra Piña
«García Pelayo es el productor estrella de la época, el perejil de todos los guisos»
Tocó para Los Chichos, para Los Chorbos, para María Jiménez. Fue roquero con Charol. Y, en eso, se le apareció la Expo del 92, recogió los bártulos y se vino de Madrid a Sevilla. Este músico lleva 27 años entre nosotros con la música a cuestas
No sabía que usted había sido uno de los músicos del llamado sonido «Caño Roto» de Los Chorbos
Caño Roto es una barriada marginal de Madrid, cercana al antiguo estadio del Manzanares, poblado principalmente por gitanos. Allí surgió el llamado sonido Caño Roto, una mezcla de los Temptations y flamenco gitano. Yo monté el grupo para hacer los directos y trabajamos en su primer LP: «Vuelvo a casa». Número uno de la época.
Vivió usted una época en la que la gitanería apostó musicalmente por otras formas expresivas, lejos de los cánones cerrados del flamenco.
Sí, fue una época donde se buscó la fusión del flamenco con el rock. El productor más comprometido con aquel fenómeno fue José Luis de Carlos, responsable de Los Chorbos, las Grecas y El Luis, entre otros.
No se me hace difícil imaginar más de una situación inolvidable vivida con Los Chorbos.
Con ellos todo era difícil. Nunca entendieron que, a veces, los músicos del grupo ganaran más dinero que ellos. Tenían un representante poco recomendable.
Fue todo aquello como muy carcelario, una música para los barrios populares de Madrid, como de banda sonora de películas del Vaquilla y eso ¿no?
Así fue. Para mí Los Chorbos fueron los más adelantados de eso. Quiero recordar que Manzanita tocaba y componía para ellos.
Debió gustarle la experiencia porque usted repitió con Los Chichos. Le iba la marcha, ¿no?
(Risas) Pero con Los Chichos no trabajé en directo. Grabé dos elepés que funcionaron muy bien. Sí que hice varias giras como bajista con La Polaca, que era una señora extraordinaria.
Por aquellos entonces, en Sevilla, se apostaba por el flamenco rock que tuvo su faro en la luminosidad musical de Triana. ¿Llegó a tocar con ellos?
Tocar no. Fui técnico de sonido de Triana en su primer disco. Por entonces el grupo acaba de llegar a Madrid con lo puesto. Y usaban la furgoneta de Los Canarios y un equipo Musicsong que les prestó el fabricante Benavent de Valencia.
¿Comparte la opinión local de que Jesús de la Rosa fue una de las cimas creativas de aquel movimiento?
En su cultura musical bulle King Crimson, Traffic y las vanguardias flamencas sevillanas de entonces. Y supo traducirlo en armonías y letras en español como nadie. Igual hicieron Lole y Manuel.
Señor Troncoso, me parece insuperable
Ni media palabra más. Es de lo más inspirado de Triana.
¿Recuerda cómo fue su encuentro con Gonzalo García Pelayo?
Triana está por medio. Asistí a grabaciones de Triana, Gongs, Lole y Manuel, La Venta en Madrid. Me pareció siempre un productor muy respetuoso con los artistas y muy crítico cuando tenía que serlo.
¿Y Javier García Pelayo?
El trabajo que hizo con Mikel Jackson en su concierto en Barcelona me pareció portentoso.
Detrás de todo aquel movimiento musical aparece siempre, por un lado o por otro, García Pelayo. ¿Puede ser considerado el productor estrella de aquella época?
Sin ninguna duda. Era el perejil de todos los guisos. Supo convencer a la compañía Movie Play de la necesidad de un canal diferente para la nueva música que emergía. Y nació el sello Gong y por ahí pasaron desde Gualberto a María Jiménez.
Cuando se le apareció la Expo se vino para Sevilla. ¿Qué hizo en la isla del tesoro?
Fui responsable de sonido en la llamada Central de Apoyo al Espectáculo.
Tengo entendido que vio cómo se caía una valiosa mesa de sonido al fondo del lago…
(Risas) Sí, es así. En el escenario del Lago se deslizó una mesa Ramsa de 48 canales, un fortunón, y tuvieron que intervenir los buzos para sacarla.
¿Por qué se quedó aquí tras el 92?
Madrid me agobiaba. Distancias largas, horarios muy rígidos y aquí descubrí otra forma de vivir más saludable. Y una ciudad con muchos músicos, muy buenos y disponibles. Creo que fue una buena elección. La mejor que pude tomar.
¿Y no se arrepiente?
Para nada.
Pero las distancias entre Madrid y Sevilla sólo se acortaron con el AVE. En aspectos económicos y culturales la distancia parece que se ha agrandado ¿No?
Así es. Pero ganar una vida saludable tiene su precio…
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