Un frutero de Montequinto parte este miércoles a Polonia para traer a desplazados de la guerra
Jesús Pérez de Tena llevará medicamentos y productos sanitarios a la frontera con Ucrania
Sevilla se vuelca con la ayuda a Ucrania y abre sus puertas a los desplazados
Los 3.500 kilómetros que separan Sevilla de Cracovia se antoja un camino pequeño cuando hay tanto en juego. La ruta que inician hoy Jesús Pérez de Tena y su cuñado Sergio tiene parada en Barcelona y Estrasburgo para terminar el viernes en la frontera con Ucrania, donde contarán con la ayuda de Martha, una joven polaca que les hará de traductora. Esa es la meta de este frutero de Montequinto la que las noticias sobre la invasión rusa le aplastan el ánimo.
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Dice que no sabía como ayudar, pero tiene una furgoneta para hacer los transportes y muchas horas de carretera a las espaldas. La distancia no iba a ser un impedimento. Y sin más se ofreció como v0luntario a la parroquia de la iglesia ucraniana que coordina una acción humanitaria desde el pequeño templo de la calle Santa Clara. « No le tengo miedo al volante, yo además trabajo para Farruquito, soy su ayudante personal y de producción y estoy bastante acostumbrado a hacer kilómetros y a buscarme la vista con la contratación de hoteles y demás».
"Estoy muy acostumbrado a hacer kilómetros y a buscarme la vida con la contratación de hoteles y demás. A las personas que traiga no les va a faltar de nada"
La decisión de Jesús cayó como una bomba en su casa. Su mujer no confiaba en la ocurrencia, su plan era destinar el dinero que tenían reservado para las vacaciones a esta aventura, unos 1.500 euros, pero estaba tan decidido que no le quedó otra que apoyarlo y así comenzaron a contárselo a familiares y amigos que han respondido con una enorme muestra de solidaridad. «Nos han llegado donaciones de muchísima gente, mi mujer no para de llorar porque la actitud es admirable. Hay quien te lleva con diez euros, pero una gasolinera se ha ofrecido hasta a llenarme la furgoneta », comenta.
La misión es doble, harán el camino de ida cargados con medicamentos, material sanitario y aparatos médicos y volverán con siete desplazados que han logrado cruzar la frontera y esperan un transporte para ponerse a salvo. El impulsor de esta iniciativa comenta que no sabe si son familias, si vienen niños , pero sí asegura que les va a hacer el viaje «lo más confortable posible». «Yo me voy a encargar de que siempre tengan una cama caliente para pasar la noche y de que se sientan protegidos», dice.
Un traductor y mucha voluntad
El primer impulso de Jesús fue ir solo para dejar espacio a una persona más, pero el camino es largo y es necesario compartir la conducción. Para ayudarlo una vez que lleguen a Polonia ha localizado a una joven, que está casada con un español, y que ejercerá como traductora. Lamenta que «allí nadie habla inglés y con el lío que debe haber es importante poder comunicarte» . En la frontera hay ya casi dos millones de desplazados que han abandonado sus casas con lo puesto y necesitan ayuda.
Jesús no es el único que parte mañana, lo hará también otro voluntario que tiene encomendada la misma misión: llevar el material y los productos que se han recaudado y regresar con otras seis o siete personas en su furgoneta. Nataliia Ostrovska , que es la persona que ha designado la comunidad para coordinar la llegada de refugiados, comenta que «la respuesta de los sevillanos está siendo increíble». Desde aquí se hace una labor también muy importante que es la de buscar familias acogedoras y viviendas para dar una solución a estas personas. Y mientras la situación siga con ese nivel de violencia, serán muchas las furgonetas que recorran los 7.000 kilómetros, contando la vuelta, para auxiliar a los que sufren.