Educación

Los fraudes en la escolarización en Sevilla: El niño que vivía en una clínica dental

Engañar en el empadronamiento es la treta más recurrente aunque también hay quien oculta sus ingresos reales

Imagen de archivo de las colas en la delegación de Educación para presentar una reclamación Rocío Ruz

Silvia Tubio

El domicilio es una de las circunstancias que más puntos da cuando se solicita una plaza en un centro educativo, público o concertado. Sólo el tener un hermano ya matriculado en ese colegio otorga más puntuación al solicitante. Por eso, falsear el domicilio es la treta más habitual a la que recurren los padres que quieren a toda costa matricular a sus hijos en un colegio determinado. «Nos hemos encontrado con empadronamientos en viviendas de alquiler a las que no le habían dado de alta en los suministros de luz y agua». Sin esos servicios básicos, explica el inspector jefe de la Policía Nacional Antonio Burgos , es imposible sostener que hay alguien viviendo en esa casa.

Burgos es el jefe accidental de la unidad de la Policía Nacional adscrita a la Junta. Dentro de su equipo hay un área de protección de menores, asignada a diez policías en Sevilla, que estos días tienen mucho trabajo encima de la mesa. Están en plena campaña de detección de posibles fraudes en la escolarización. Unas trampas que no pasan de moda y a las que año tras año recurren padres para conseguir una plaza en un centro educativo que no les corresponde por zona, pero al que no están dispuestos a renunciar.

Otra de las situaciones surrealistas que han destapado estos agentes fue el caso de un niño que residía supuestamente con sus abuelos y al acudir al domicilio que aparecía en la documentación aportada por los padres, comprobaron que allí había una clínica dental.

Las averiguaciones policiales van desde las entrevistas con los vecinos, revisar el consumo energético del supuesto domicilio hasta la entrevista personal con la familia denunciada . Llegados a este punto, los agentes se han topado con padres dispuestos a hacer una mudanza exprés con tal de demostrar que viven en un domicilio vacío o con unos abuelos empeñados en que su nieto vive en su casa aunque no tiene ni una cama asignada.

Los agentes entrevistan a los vecinos, revisan el consumo de luz o hacen visitas sorpresa para destapar los casos fraudulentos

«Cuando vamos a hacer una visita, solemos avisar con unas horas de antelación. En aquella ocasión –relata el inspector jefe Antonio Burgos– acudimos mucho antes e hicimos guardia en el portal. Así fue cómo vimos a la familia llegando en una furgoneta cargada de enseres para hacer una mudanza». Cuando los agentes se identificaron, la intervención estuvo a punto de complicarse porque el padre se enfrentó a los agentes.

En otras de esas visitas, la Policía acudió al domicilio de unos abuelos, donde supuestamente vivía su nieto. El problema fue que al comprobar el interior de la casa, la vivienda sólo tenía el dormitorio del matrimonio y un cuarto lleno de chismes. El niño no tenía ni una cama».

También se falsean datos de la renta, otra de las circunstancias que puntúa en la baremación. Los agentes han demostrado cómo una familia, «que aseguraba tener unos ingresos muy pequeños , disponía de un coche de gama alta y disfrutaban de viajes al extranjero».

Cuantas más información precisa aporte la denuncia de los padres, más posibilidades hay de que prospere, admiten desde la Policía. Hay quien recurre a detectives privados . «Recuerdo el informe de un investigador que nos había hecho todo el trabajo».

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