Foros
Formación, empleo e integración, la combinación perfecta
En el foro organizado por ABC y Fundación La Caixa se debatió sobre la enseñanza y la inserción laboral
Los ponentes recalcaron la necesidad de que las empresas contraten a personas en riesgo de exclusión
El 26,4% de la población vive en riesgo de exclusión social, según los datos de 2020 publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE): la dramática cantidad de doce millones y medio de personas. Afilando aún más el lápiz, uno de cada cuatro andaluces se encuentra inmerso en ese riesgo: desde jóvenes recién emancipados hasta jubilados, pasando por familias monoparentales o con progenitores extranjeros, expresidiarios, personas que padecen alguna enfermedad mental y desempleados. Una situación que mina tanto la autoestima como las relaciones sociales, según expuso el periodista de la casa Javier Rubio en el encuentro ‘Formación, empleo e integración’, celebrado el pasado miércoles en CaixaForum Sevilla. Era el último de los cuatro foros que forman un ciclo de diálogos organizado por ABC y la Fundación La Caixa. En él participaron Regla Bejarano , directora de la Fundación Cruzcampo de Heineken España; Paula Oliver , responsable de la Escuela de Capacitación de Konecta; Delia Pascual , directora de marketing y sostenibilidad de Grupo MAS; y Ricardo Galán , director General de Fundación Ayesa de Grupo Ayesa.
A quién recurrir
Preguntada sobre qué debería hacer una persona en riesgo de exclusión , Oliver explicó que, como «en su mayoría están menos cualificadas en cuanto a estudio o empleo», habría que apostar por el análisis: «Tenemos que ver por qué ocurre eso, dónde están las carencias», afirmó, poniendo como ejemplo casos de personas con discapacidad intelectual que han estado muy protegidas en su seno familiar o no disponían de los materiales adecuados, así como de mujeres víctimas de violencia de género que, aunque tengan una formación superior, llevan mucho tiempo sin trabajar, tienen una gran laguna sin justificar en su currículum. « Se deben apuntar a un program a, es la manera en que se les puede ayudar, es el nexo que les hace llegar a las empresas», aseguró. Bejarano también coincidió en que «pobreza y desempleo van de la mano» y en que «encontrar trabajo para estos colectivos es una gran salida» por lo que, para ella, la formación representa una vía fundamental en este aspecto.
Por su parte, Galán adujo que «hay condicionantes externos que afectan a la persona, pero para salir debe tener actitud, ser consciente de la situación en que se encuentra y querer cambiarla; será entonces cuando buscará ayuda […] Existen herramientas». A esto Pascual añadió que también es necesario un empujón externo, «que las entidades personalicen la situación de cada individuo y le hagan entender el contexto, que le den un buen diagnóstico […] así es más sencillo, sabiendo dónde estás [...] ese ponértelo fácil es fundamental».
Administraciones públicas
En cuanto al papel que juegan las administraciones públicas en el campo de la integración laboral, Bejarano se mostró optimista: «Creo que hacen y mucho; ellas reconocen que no pueden abordar esta problemática social solas, que hay que tratarla en conjunto. Se debe pasar de colaboraciones puntuales a alianzas estratégicas , evaluar conjuntamente, generar conocimiento, ir más allá de una contraprestación de servicio, de un traspaso […] Cuatro años sería un periodo en que se puede crecer juntos, evolucionar y cambiar lo que no funciona». Galán se declaró de acuerdo con su compañera: «Coincido con que la Administración hace y mucho, pero en general tengo la impresión de que las entidades sociales son más permeables. Yo pediría a la Administración, más que recursos económicos, que ayude a dar visibilidad a las acciones de las organizaciones ante los propios beneficiarios o ante particulares, así como frente a otras organizaciones que pueden colaborar y ayudar a hacer sus acciones más potentes».
Oliver vislumbró otro tipo de laguna en la relación con las administraciones públicas: la falta de correspondencia que hay a veces entre la formación y la empresa, debido a que « los contenidos [para estudiar] están desactualizados , no son los que luego demanda la empresa» y que, en muchas ocasiones, las fechas [de las pruebas a superar y de la apertura de periodos de contratación] no coinciden». Por ello, Pascual contó que en el Grupo MAS vieron que cada vez era más difícil «encontrar charcuteros, pescaderos… oficios que se están perdiendo y tienen cada vez más valor», por lo que llegaron a «acuerdos de programas de contratación con la Junta de Andalucía»: « Necesitamos dignificar estos oficios y contratarlos , hemos diseñado nosotros los temarios porque no existían y tenemos una escuela homologada por la Junta que nos permite agilidad […] Siempre se desea que todo sea más rápido, pero funcionamos bastante bien como empresa con la Administración», relató.
Sector privado
Pasando a analizar su relación con las empresas, Pascual defendió que « las fundaciones deben estar dentro de las compañías ; aunque ha habido mucho debate en torno a esto, es fundamental para articular su compromiso social», a lo que agregó que «es esencial que el impulso venga de arriba abajo». Galán abordó otro aspecto: « La empresa debe perder el miedo a contratar a personas en riesgo de exclusión por el temor a que sea conflictiva […] me refiero al departamento de recursos humanos, que tiene miedo a equivocarse, los compañeros reciben e integran bien […] Conozco muchas entidades que se dedican a sensibilizar para la acogida de este tipo de personas». A ello, Oliver añadió que las empresas que integren personas con discapacidad entre sus trabajadores « deben estar orgullosas porque mejora la calidad, el clima, los valores…» y explicó que tienen «un programa propio la Escuela de Capacitación Profesional que ha tenido un resultado muy bueno, lo que demuestra que, si se hacen bien las cosas, los resultados son buenos. La clave es que todas las áreas estén implicadas». Bejarano, por su parte, subrayó que además «los tiempos están cambiando y que las nuevas generaciones son más conscientes social y ecológicamente».
Por último, los cuatro componentes de la mesa coincidieron en señalar que no hay competencia entre las entidades , sino que, por el contrario, reina un clima de cooperación entre ellas. «A pesar de que hay programas parecidos, lo que prima es la colaboración. A todo lo que hacemos siempre se quieren sumar más entidades [...] Todo lo que se pueden arrimar las otras entidades se arriman. Hay mucha receptividad», destacó Galán. «Una de las cosas que hemos aprendido de estas crisis globales es lo vulnerables que nos hace esta interdependencia, pero también nos hace ver que juntos podemos transformar realidades que ni imaginábamos… en el tercer sector la colaboración es muy fluida, aumentamos y sumamos no solo recursos sino también habilidades y competencias para un mismo fin. Colaborar es renunciar para sumar más, así saltaremos todos los obstáculos», concluyó Bejarano.