«Los famosos que se meten a modistos le quitan el trabajo a los profesionales»
Miguel Reyes, presidente del Gremio de Sastres y Modistas de Sevilla, afirma que «cuesta trabajo encontrar costureras que sepan coser bien»
Con 11 años, Miguel Reyes (Sevilla, 1970) ya trabajaba en la floristería de su madre en Pio XII, donde hacía los ramos de novia. Con 14 años e ntró en la Escuela de Artes y Oficios de Sevilla y comenzó a diseñar y producir complementos de novia. Con 17 años creó su primera empresa, con la que distribuía por media España los complementos de novia. Hace 23 años dio un paso adelante y se convirtió en modisto de la mano de su maestro, Pepín Castilla . En 2015 fue reconocido con el Dedal de Oro, que recogió en Madrid, un premio que tienen también Elio Berhanyer o Francis Montesinos. Desde 2014, Miguel Reyes lleva sobre sus hombros la tarea de representar al Gremio de Sastres y Modistas de Sevilla.
¿Prefiere que le llamen sastre, modisto o diseñador?
Como decía Pepín Castilla, prefiero modista, porque el diseñador sólo diseña, mientras que yo diseño, hago bocetos y corto sobre el maniquí, como se hace en la alta costura, aunque para que se considere como tal hay que tener taller en París, contar con más de ocho empleados y que emplear más de 248 horas en cada traje.
¿Cuánto es el máximo tiempo que usted le ha dedicado a un traje?
Hay trajes de novia a los que he dedicado 120 horas.
¿Se puede ser un buen diseñador y no tener mucho idea de costura?
Claro, y se puede ser diseñador y coser, que es un escalón más alto: modista. Lorenzo Caprile diseña cosas muy bonitas y se considera modista.
Con tanto «chino», tanto «pret-a-porter», tanta franquicia... ¿los sastres y modistas están llamados a extinguirse, como los dinosaurios?
Las modistas no, pero los sastres artesanos van a desaparecer aunque estamos luchando para que no pase. En Sevilla quedan pocos sastres artesanos y en su mayoría son personas mayores. Los hijos de algunos de esos sastres están industrializando la producción, por lo que ya no cortan los trajes sobre maniquíes o a mano con patrones. ¡Cómo va a ser lo mismo eso a hacerlo como sus padres, que cortaban las telas con el jaboncillo, picaban la solapa... ! También es verdad que no hay mucha gente dispuesta a pagar un traje hecho artesanalmente. Pepín Castillo hacía trajes para ir a la feria por la mañana o por la tarde, abrigos... pero hoy en día los modistos nos hemos quedado para las bodas, las artistas y las fiestas. ¿Quién está dispuesto a pagar por un abrigo 1.000 euros cuando puedes comprarlo muy mono en Zara por 150 euros?
¿Cuántas sastrerías quedan en Sevilla?
En el gremio de sastres hay cuatro: Fernando Ávila, O'kean, Cabello e Ibáñez.
¿Se necesitan aprendices en la profesión?
Sí, porque hay problema para encontrar costureras que sepan coser bien. Hay escuelas de costura pero después contratas a alguien y no sabe coser a mano ni coger un bajo. Las señoras que tengo trabajando en mi «atelier» tienen más de 60 años porque una niña joven no sabe coser. Habría que recuperar la figura de aprendiz de modista, como se ha hecho en Valencia, donde el gremio tiene un edificio donde forma a costureras. Estamos intentando en Sevilla hacer lo mismo para que den clase, por ejemplo, María Ramos, una persona que pasa las mantillas, restaura vestidos antiguos... son profesiones que se están perdiendo.
¿De la costura se vive o se malvive?
Antes de la crisis vivía estupendamente y tenía hasta 5 personas trabajando conmigo. Durante la recesión económica he sobrevivido. La crisis ha sido despiadada y se ha llevado por delante a muchos sastres y modistas, entre ellos Victorio y Lucchino, Luchi Cabrera, Carmen del Marco... Siguen quedando talleres artesanales en Sevilla, pero pocos, como Mercedes Cruz, Lina, Carmen Maza, María Palomo, Manuela González, Blanco y Belmonte, Hernández de la Rosa , María Ramos y algunos más.
¿Estuvo a punto de tirar la toalla alguna vez?
Durante la crisis estuve a punto de tirar la toalla pero he aguantado porque me encanta esta profesión y porque las novias han seguido confiando en mí y muchas artistas famosas han seguido encargándome trajes para sus actuaciones.
¿La costura a medida es un lujo o es que somos muy cómodos y es más fácil comprarlo hecho?
Es un lujo porque los tejidos son mejores y están cosidos artesanalmente, y eso hay que pagarlo. Se nota quien viste con un traje o un vestido hecho a medida. Comparar un traje hecho a medida con otro de pret a porter es como comparar un Ferrari con un utilitario. Se nota hasta en el corte de una manga.
¿Se está haciendo una moda de usar y tirar?
Sí, porque conozco a gente con una buena posición económica que me dicen que compran en los «chinos» porque se ponen las prendas dos veces y así estrenan todos los días. Se puede estrenar todos los días si vistes con ropa de los chinos. Con la ropa hecha a medida estrenas cada temporada. Se ha perdido el gusto en el vestir, vestimos a la ligera ¡Pero si sólo hay que recordar cómo iba antes la gente vestida al teatro! Hoy van como si fueran a salir a la puerta de su casa.
Cuando va por la calle, ¿mira con ojos críticos o se relaja para no sufrir?
(Risas) Trato de no ser crítico pero sin querer el ojo se me va y sufro cuando veo que hay gente que no va vestida apropiada para un evento o el traje está mal cosido.
Ahora se han puesto de moda las modelos «curvy». ¿Se hace justicia a la mujer real frente a la tiranía de las top model anoréxicas?
Vamos a ver. Ni una cosa ni otra. No me parece bien la anorexia y veo muy bien lo de las modelos curvy pero donde haya una modelo con una talla 36... Yo he vestido a Eva González, que tiene una talla 36 y estaba delgada pero no era anoréxica porque yo la veía comerse cada plato de patatas fritas.
¿Cómo ve la moda andaluza y española?
Bien, pero le falta marketing y publicidad. Antes de la crisis, el Ayuntamiento la promocionó mucho y llevamos los trajes a París, hicimos desfiles en Milán... pero vino la crisis y eso se acabó. Ya no se dan las subvenciones como se daban antes. Sin publicidad es difícil promocionar la moda sevillana. De todos modos, en Sevilla hay muy buenos modistos. Daniel Carrasco, por ejemplo, vende mucho, hace costura a medida y «pret-a-porter».
El Certamen de Diseñadores Noveles de Andalucía dejó de estar amparado por la Junta y tuvo que salir a su rescate la Fundación Cajasol. ¿Es necesario más apoyo de la Junta?
Nos hemos reunido con la Junta y quiere ayudarnos poniendo a nuestra disposición sitios para hacer desfiles, pero no da nada de subvenciones para promocionar la moda. Hacer un desfile es caro porque hay que pagar a las modelos, los maquilladores...
En Sevilla ya se imparte el título superior de Diseño de Moda, pero hay quien usa su fama para subirse al carro sin haber dado una puntada en su vida.
Es el caso de Antonio Banderas, la mujer de Francisco Rivera, Vicky Martín Berrocal... Eso nos duele un poco. Cada uno es libre de hacer lo que quiera pero deben de pensar que esos famosos metidos a modistas están quitando el puesto a gente que realmente se dedica a eso y que han aprendido el oficio durante años.