AUDIENCIA DE SEVILLA

El exmayordomo del Valle niega haberse quedado con dinero de la hermandad: «Yo era un chiquichanca»

La Fiscalía le pide tres años y medio de cárcel por un delito de apropiación indebida y otro de falsedad documental por presuntamente sustraer más de 175.000 euros de las cuentas de la corporación del Jueves Santo

El exmayordomo de la hermandad del Valle, a la salida de la Audiencia el pasado martes Manu Gómez

Jesús Díaz

Este jueves ha dado comienzo en la Audiencia de Sevilla el juicio contra Antonio C.L., quien ocupara el cargo de mayordomo en la hermandad del Valle desde junio de 2007 hasta el mismo mes de 2015, con diferentes hermanos mayores. Está acusado de apropiación indebida y falsedad documental por presuntamente haberse quedado con más de 175.000 euros de los fondos de la corporación del Jueves Santo durante años. Antonio ha concluido su interrogatorio asegurando que «nunca» se ha apropiado de dinero de la hermandad y ha admitido que él era «un chiquichanca» dentro de la misma.

Se enfrenta a tres años y medio de cárcel , que es lo que pide la Fiscalía inicialmente y a lo que se adhirió la acusación que ejerce la hermandad, que actúa por mandato de cabildo general de hermanos. Además, en la causa están personados un grupo de hermanos y Eduardo Muriedas, letrado y excompañero de junta del acusado entre 2011 y 2015, quien ha declarado como testigo.

Según la Fiscalía, el encausado «aprovechó la confianza que había sabido ganarse» para empezar a expedir cheques, sobre todo al portador, que cobraba por ventanilla y de cuyo importe en buena medida «se apropiaba», junto con parte de los ingresos que recibía la hermandad en efectivo sin perjuicio de que algunas cantidades se destinaran a pago de gastos reales efectuados por la propia corporación.

El procesado, «para disimular y ocultar las cantidades de las que se apoderaba», en una hoja de Excel creó «una cuenta o banco paralelos» que era «la que presentaba» a la aprobación de las cuentas anuales. Y con este modus operandi el dinero sustraído alcanzó los 175.000 euros

Este jueves, Antonio C.L. ha explicado que en la hermandad no existía ningún programa de contabilidad sino que se llevaba de forma «casera», añadiendo que existía una base de datos de hermanos con su dirección y el pago de la cuota.

Asientos contables en papeles de estraza

A él, encargado de los cobros, pagos, movimientos bancarios y custodia de los bienes de la hermandad, a veces le decían, en papeles de estraza o pescado frito , lo que se había pagado a los proveedores. «No era una contabilidad en condiciones» , ha insistido.

El acusado ha explicado que él, con la ayuda del ex hermano mayor Félix Hernández, ya difunto, y el ex teniente hermano mayor, Manuel Romero, también difunto, llevaba la contabilidad. Los tres más el clavero, la persona que ayudaba al mayordomo, eran las cuatro firmas autorizadas para maniobrar en la cuenta bancaria de la hermandad . Eran necesarias siempre dos firmas.

Antonio C.L., en su intento de descargar su responsabilidad en la economía de la hermandad, ha insistido en que era el hermano mayor , Félix Hernández, quien llevaba las cuentas de la corporación , a quien le entregaba todos los papeles y éste elaboraba un excel o un informe que luego era llevada a los cabildos. En este sentido, ha indicado que cuando el señor Hernández dejó su cargo siguió ayudándole desde su casa, hasta donde se llevaba los papeles, aunque ya no estaba autorizado para operaciones bancarias.

« Yo era un chiquichanca en la hermandad y por no parar los pies a más de uno... », ha afirmado al acusado para explicar que en la cofradía existía un descuadre de casi 30.000 euros durante el ejercicio del anterior mayordomo, pero que el intentó «tapar como pudo».

Niega haber reconocido la deuda

El acusado dejó de ser mayordomo en juni0 de 2015, y meses más tarde se descubrió el problema económico que había en las cuentas de la hermandad. Antonio admite su error de haberle indicado a la junta de ese momento que en las cuentas de la hermandad había 26.000 euros, cantidad que debía haber pero que no existía por un descuadre. «Lo estaba pasando muy mal, me comí el descuadre anterior y otros marrones ».

Tanto la Fiscalía en su escrito como las acusaciones insisten en que desde que se supo el grave problema económico, Antonio realizó varios reconocimientos de deuda con la hermandad, el primero de 77.000 euros en diciembre de 2015.

Sin embargo, este jueves ha dejado caer que lo hizo por presiones. Así, ha indicado que varios miembros de la junta de gobierno le dijeron entonces que tenía que firmar algo que pudieran llevar a cabildo para explicar lo que estaba pasando y cubrirse las espaldas. «Yo dije que había un descuadre de 30.000 euros y podía asumir este descuadre , pero me dijeron que tenía que asumir más» por si el problema era mayor. «Teníamos que aguantar el chaparrón», ha recordado.

«Yo asumí un descuadre nunca una deuda» . Sobre los dos cheques de 67.000 euros aportados a la hermandad tras su reconocimiento de 77.000 euros, ha afirmado que lo hizo porque le pidieron que tenían que llevar algo a la junta de hermanos. Las acusaciones señalan que ningún de los dos cheques tenían fondos y que lo hizo para afrontar los 77.000 euros que reconoció.

Ha puesto de relieve que sintió acosó por parte de su compañero de junta y acusador, Eduardo Muriedas, y que hoy es acusación particular. «Me llamaba y venía a buscarme todos los días al trabajo para que pagara. Me obligó a firmar ante notario un poder sin saber lo que firmaba», ha lamentado el acusado, que ha subrayado, en contra de lo que dice Muriedas, que el 80 o 90 por ciento de los pagos de la hermandad eran en efectivo y sin facturas oficiales .

Así ha enumerado los más de once mil euros que pagaba la hermandad por la música para el triudo o septenario , los estipendios de los curas (500 euros le pagaron al «obispo» por la misa de aniversario de la coronación de la Virgen), la cerería, los 60.000 euros del dorador , el orfebre o los bocadillos de los costaleros, etc.

Intentos de acuerdo de conformidad

Ha explicado que ingresaba en su cuenta particular las monedas de las colectas en la hermandad y otras «chatarras» por operatividad , porque así podía sacar el dinero en billetes para poder pagar. Era más rápido que esperar que el hermano mayor le firmara un cheque o cualquier operación bancaria.

Antonio C.L. ha concluido su interrogatorio afirmando que «nunca» se ha llevado dinero de la hermandad, «por mucho que se obcequen». «Si lo hubiera hecho, hubiese llegado a un acuerdo , pero me niego a un acuerdo porque no lo puedo aceptar», ha añadido. Hasta el último momento se ha intentado un acuerdo de conformidad entre las partes, que engloba un reconocimiento de los hechos por parte del acusado, pero éste se ha negado, a pesar de la predisposición de la hermandad.

En este sentido, el abogado de la hermandad , Antonio Cadilla, de RZS Abogados, ha señalado a este periódico que la declaración del acusado es «contraria a los hechos objetivos» que están recogidos en el procedimiento judicial.

La sesión de este jueves ha continuado con la sesión de un exprioste y un exmayordomo de la hermandad, quien sustituyó al acusado en el cargo. Además, han comparecido familiares directo de Antonio C.L., pero se han acogido a su derecho a no declarar.

De los 15.000 euros iniciales

Antes de Antonio C.L. compareció como testigo Eduardo Muriedas, excompañero de junta del acusado entre 2011 y 2015, quien también está como acusación particular. Muriedas, en una declaración muy extensa, ha expuesto los distintos intentos por solucionar este asunto sin llegar a la vía penal .

En la primera reunión, en noviembre de 2015, el acusado «reconoció que le había dejado quince mil euros a un hermano de la cofradía y estaba dispuesto a devolver 30.000 euros », según Muriedas. En diciembre, «reconoció una deuda de 77.000 euros ». Y en febrero del año siguiente, la cifra alcanzó los 134.000 euros entre dinero en efectivo y extracciones de la cuenta de la hermandad.

Ha recordado que Antonio C.L. reconoció ante una reunión de exmiembros de juntas de gobierno que era culpable, pero el acusado hoy ha dicho que nunca dijo eso.

El testigo ha asegurado que no existieron presiones de la junta y que Antonio C.L. era «plenamente consciente de los hechos». La presión «es una excusa que quiere poner ahora». Además, Muriedas ha indicado que el acusado «maquinó un plan para las apropiaciones indebidas» que no es propio de «una mente indigente».

El acusado durante su relato ha admitido que «la mayoría de la vida» de la hermandad recaía en él: «La velá (en la plaza de la Encarnación) la montábamos cuatro personas, y a las cuatro de la madrugada llegaba este señor (Muriedas) con su chaqueta y preguntaba cuánto dinero había ».

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