Existen más de 600.000 «balas» capaces de destruir un satélite
Basura espacial: miles de objetos que deambulan por el espacio podrían poner en riesgo el funcionamiento de la mayoría de aplicaciones que utilizamos hoy

Un sistema de vigilancia espacial es aquel que vigila los objetos espaciales. Actualmente hay unos 23.000 objetos espaciales mayores de entre 5 y 10 centímetros que se mueven por el espacio y el riesgo principal de esta basura espacial es que se reduzca la posibilidad de poner satélites en órbita, según recogía en la conferencia «Introducción a los sistemas de vigilancia Espacial y catalogación de objetos espaciales», que pronunció la directora de la unidad de Negocio de Conocimiento del Entorno Espacial (SSA, Space Situational Awareness en denominación inglesa) de Elecnor Deimos, Noelia Sánchez, en una jornada organizada por el Ejército del Aire en el marco de la presidencia de Sevilla de la Comunidad de ciudades Ariane, en la que presentó las tecnologías que permiten detectar los objetos espaciales en la órbita terrestre, determinar las características del objeto y precisar su órbita y, con ello, generar y refinar los catálogos de objetos orbitando la tierra. A través de estos catálogos, se identifican los riesgos para los satélites en órbita, por ejemplo de colisión con basura espacial, así como para la previsión de posibles reentradas de objetos en la tierra, entre otros servicios.
Para observar el movimiento de dichos objetos se utilizan todos los sistemas posibles. En España existen más de diez sensores de sistemas de vigilancia espacial (SST, Space Surveillance and Tracking, en sus siglas en inglés) que operan de manera oficial para muchas instituciones, siendo España el país de la Unión Europea que lidera el sistema SST europeo. «España es una potencia en aspectos tecnológicos de vigilancia espacial», añadió para destacar el papel de liderazgo en Europa que entidades y empresas españolas desempeñan en esta actividad, tanto en la prestación de servicios como en desarrollo de sistemas.
Para el director de desarrollo de negocio de Elecnor Deimos, Ignacio F. Tourné , el problema de la la basura espacial existe desde que el hombre empezó a lanzar objetos al espacio, pero en los próximos años puede ser mucho mayor con la puesta en órbita de nuevos sistemas basados en constelaciones de cientos y hasta miles de satélites. Por ello, además de mejorar la capacidad de observación de objetos espaciales y de imponer regulaciones que eviten la proliferación de basura espacial, habrá que crear sistemas de gestión de tráfico de objetos espaciales, similar a los existentes para el tráfico aéreo.
Objetos
Según Noelia Sánchez , hay que «observar el entorno especial cercano a la tierra para evaluar el riesgo; para ello se utilizan sensores (radares, telescopios y reflectores láser) para identificar y caracterizar los objetos espaciales. Con ello se calcularán riesgos como podría ser una reentrada en zonas pobladas o choques contra satélites, explosiones o amenazas provenientes de otros satélites o satélites propios.
«El riesgo de colisión existe, como ocurrió en la colisión en 1996 del satélite Cerise (Francia) o así como en la reentrada de restos de satélites y lanzadores, como ocurrió con las famosas bolas que cayeron en Murcia y Castilla-La Mancha». De hecho se estima que hay unas diez o quince reentradas al mes, aunque casi todo cae en el océano y la atmósfera protege. Es importante tener control de las reentradas, el segundo de los riesgos, afirmaba a la vez que recordaba la reentrada en 1978 de objetos con carga radiactiva que se habían lanzado previamente al espacio. En tercer lugar se situarían las fragmentaciones, provocadas por explosión de los satélites por casusas muy variadas (fallo de baterías...)
El espacio es enorme, pero las zonas del espacio que interesan a quienes realizan aplicaciones espaciales no lo son tanto. La zona Leo, la órbita más baja (hasta 1.000 kilómetros de la tierra) es una banda muy especial muy útil para aplicaciones de observación de la tierra. Especialmente, para fotografía y meteorología. Existirán unos 3.000 ó 4.000 objetos en esta órbita . La órbita geoestacionaria es una órbita circular a 35.786 kilómetros de distancia de la superficie de la Tierra en el plano del ecuador y tiene la particularidad de que cualquier satélite que coloquemos ahí está siempre sobre el mismo punto en la órbita de la tierra, lo que la hace muy especial para satélites de comunicaciones. Quizás haya unos 1.000 objetos en esta órbita, pero el problema es que no nos interesa todo el espacio, sino sólo nos interesa un hilo muy estrecho, y esa banda está a tope.
En los catálogos públicos actuales existen más de 23.000 objetos mayores de diez centímetros registrados. Sin embargo, también existen más de 600.000 objetos de un centímetro de tamaño, «una bala capaz de destruir un satélite», afirma. De ahí la dificultad para identificar la correlación, determinación orbital rutinaria, a la hora de catalogar estos objetos espaciales.
Otra clave importante sería el grado de cumplimento de la regulación en cuanto a la basura espacial.
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