DÍA SOLIDARIO

Una excursión solidaria en el recinto ferial Vive Park: vivir, después de todo y antes que nada

Cerca de 400 personas, entre niños con diferentes problemas y familiares, disfrutaron el pasado jueves de una emotiva jornada gratuita en Vive Park, el parque de atracciones instalado en el recinto ferial

Cientos de niños participaron en esta iniciativa solidaria de la Asociación de Feriantes de Andalucía F.R.M.

Fernando Rodríguez Murube

Las cinco de la tarde era la hora pactada para el inicio de la excursión. Media hora antes fueron llegando autobuses y coches particulares hasta conformar una multitud infantil que gritaba y reía de forma anárquica y espontánea. Euforia colectiva. En este sentido, fue muy gráfica la escena que protagonizaron dos niños de 5 años un par de minutos antes de la apertura de puertas. Ángel y Miguel, dos pequeños de ojos vivarachos recién llegados de un centro de acogida, saltaban de alegría agarrados de la mano mientras que con la otra ambos apretaban enérgicamente los gruesos barrotes de la entrada al recinto.

A poco que se observara se hacía fácil intuir que para ellos aquella barrera suponía mucho más que estar dentro o fuera del parque. Era la línea divisoria entre lo terrenal, ese día a día a veces cruel que avanza monótono como las gotas de un grifo mal cerrado, y un mundo de ilusiones en el que, sin ningún género de dudas, iban a disfrutar de lo lindo. ¡Qué ganas de vivir transmitían! De repente, mientras observaban el espectáculo que conformaba el sinfín de gigantescas atracciones, repletas de luces, colores y música, la existencia les parecía llena de posibilidades inéditas.

Episodios como éste y muchos otros más tuvieron lugar el pasado jueves por la tarde en Vive Park (el parque de atracciones instalado durante un mes en el recinto ferial de Sevilla) gracias a que la Asociación de Feriantes de Andalucía, Ceuta y Melilla, entidad organizadora del evento, había ideado el «Día Solidario».

Un sector, el feriante, que viene de cruzar su particular travesía en el desierto del paro (18 meses sin trabajar hasta que comenzó a funcionar Vive Park a finales del mes pasado) y que en cuanto las circunstancias les ha dado una mínima tregua ha vuelto a demostrar una vez más su carácter más solidario, ése que ha salido a relucir anteriormente en infinidad de ocasiones y que ahora aflora con más fuerza que nunca.

Y es que nunca antes se había organ izado en España una iniciativa como la que se plasmó el jueves en el recinto ferial . Niños con circunstancias muy especiales fueron convocados por la Asociación de Feriantes a través de diferentes entidades de Sevilla y provincia que recogieron el guante rápidamente. ¿El resultado? Casi 400 personas entre niños y familiares se dieron cita para disfrutar de una jornada inolvidable.

F.R.M.

En total participaron 259 menores del Sistema de Protección de la Junta de Andalucía procedentes de 36 centros de Sevilla . Gracias a dicha iniciativa estos niños, que por distintas circunstancias familiares y personales viven en recursos de protección, pudieron disfrutar de una tarde completa de «cacharritos» con merienda incluida. Una experiencia, sin duda, muy gratificante para los menores, así como para los propios feriantes que colaboran en visibilizar a estos niños, de forma que vivan situaciones totalmente normalizadas en sus procesos de crecimiento.

Asimismo, además de los menores de protección, participaron en esta experiencia 56 mujeres migrantes que tienen hijos a cargo y están consideradas con una alta vulnerabilidad. Este colectivo pertenece a los programas que gestionan en Sevilla las Hijas de la Caridad y la Asociación Familia Vicenciana .

La idea era clara: que toda la comitiva, dividida en diferentes grupos perfectamente coordinados y atendidos por voluntarios y personal de las diferentes entidades y de la propia asociación de feriantes, gozara de una tarde en la calle del infierno a coste cero . Los propietarios de las más de cien atracciones que incluye Vive Park se volcaron con la idea y dejaron que todos los invitados (acreditados con pegatinas naranjas que incluían su nombre y el número de teléfono por si se perdían) se montaran donde quisieran y cuantas veces quisieran.

Otro ejemplo de solidaridad de este sector tan castigado por la crisis es el de Sandra Crespillo , dueña de la heladería situada al lado de la noria, quien invitó a un helado a los miembros de los diferentes grupos. Niño a niño, padre a padre, hasta sumar casi 400. Muchos de ellos, incluso, repitieron.

A los menores del Sistema de Protección de la Junta de Andalucía hay que sumar el casi medio centenar de niños enfermos de cáncer y sus familiares que llegaron de la mano de Andex (Asociación de padres de niños con cáncer de Andalucía) y su «Patio de los Valientes» del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla.

Uno de estos niños es Cristian , a quien con cuatro años le diagnosticaron leucemia y ahora, dos años más tarde (en los que tanto él como su familia lo han pasado «canutas»), prácticamente ha superado la enfermedad. Después de conocer de primera mano la historia del pequeño, supuso un espectáculo para los sentidos ver cómo este jovencísimo bético se movía de atracción en atracción con velocidad olímpica , mientras esquivaba al resto de visitantes con la misma habilidad con la que Joaquín Sánchez, su ídolo, dribla a los contrarios.

Sandra conoce las atracciones de feria

Otro ejemplo cristalino de la lección de vida que día a día dan estos pequeños héroes y de lo que se vivió el pasado jueves en el barrio de Los Remedios es el de Sandra . Guarda un parecido físico razonable con la actriz Anna Chumsky en su papel más importante como protagonista de la exitosa película «Mi chica», es rubia, de piel nívea, un poco tímida pero de rostro alegre. No necesita recurrir a las palabras para transmitir su pasión insaciable de ver y sentir, sus ganas de vivir . Apenas tiene seis años, aunque en su caso sobra el adverbio que suele acompañar a esa tierna edad, ya que en tan corto espacio de tiempo ha vivido y experimentado tanto, que bien podría protagonizar una novela del calibre, por tamaño e interés, de las escritas por Proust.

F.R.M.

Sandra vino al mundo para salvarle la vida a su hermano , que necesitaba un trasplante de médula. Por desgracia, como advertía José Saramago, la vida se ríe de las previsiones. No hubo suerte. Al año de nacer, los médicos se dieron cuenta de que la pequeña también arrastraba el mismo problema que el primogénito de la familia: eritroblastopenia , o lo que es lo mismo, que no genera glóbulos rojos (aplasia total de la serie roja).

Esto se traduce en que cada quince o veinte días necesita ir al hospital para recibir una transfusión de sangre. Lo peor de todo es que esta enfermedad rara no tiene cura, al menos de momento. Pero ella no se queja. Y menos el jueves. Porque el jueves fue un día grande para ella y para su madre, que la acompañó en todo momento y disfrutó a lo grande viendo a su hija disfrutar: « Lleva más de un año sin salir de casa salvo para ir al colegio y al Virgen del Rocío , ya que tiene las defensas bajas y hay que tener especial cuidado», explica. «La última semana antes de ir al hospital está muy agotada, necesita la sangre como el aire que respira. Además, entre una cosa y otra los dos últimos cumpleaños no los ha podido celebrar». Ella sigue sin quejarse.

De hecho, debido a la pandemia lleva dos años sin pisar una feria, y cuando lo hizo fue con cuentagotas con tan solo 4 años, por lo que la calle del infierno es algo prácticamente nuevo para ella. Motivos más que suficientes para explicar la ilusión de la niña que, en cierto modo, se reconciliaba con la felicidad, con la ilusión, con la risa y, en definitiva, con la parte amable de la vida , ésa que tan poco ha podido palpar, sobre todo en los últimos tiempos, por culpa de esta enfermedad rara y la dichosa pandemia.

Por último, cabe mencionar que esta noble iniciativa del «Día Solidario» tendrá continuidad el próximo jueves con otros colectivos similares, entre ellos los niños autistas . Para ello, Vive Park no activará la música durante toda la jornada (de 17.00 a 22.30 horas) con la intención de que prime el silencio y la tranquilidad en los 80.000 metros que abarca el recinto.

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