«Están desesperados y fueron a asaltar al único comercio que hay abierto en la zona»

Uno de los dueños de la panadería que intentaron atracar este lunes en San Jerónimo relata a ABC cómo se enfrentaron a los ladrones y consiguieron retener a uno de ellos

Exterior de la panadería que regentan hace 30 años Francisco y Rafael en San Jerónimo ABC

Silvia Tubio

A Francisco y Rafael Pacheco le llueven los agradecimientos desde que se corrió la voz en su barrio de Pino Montano . Los hermanos regentan una panadería en el polígono industrial San Jerónimo hace 30 años y en estas tres décadas jamás les habían asaltado hasta este lunes por la noche, cuando tres jóvenes -uno de ellos no alcanza ni la mayoría de edad- lo intentaron. Pero estos panaderos y sus empleados plantaron cara a los ladrones y consiguieron desbaratar las intenciones de los delincuentes . Después se enterarían a través de la Policía que son los mismos que llevan días dando quebraderos de cabeza a sus vecinos. «A un señor que salía de Carrefour, lo tiraron al suelo con las bolsas, le dieron una paliza para llevarse la cartera y el móvil. Son unos salvajes».

Francisco volvía ayer al tajo como si no hubiera pasado nada. Pero pasa, como el miedo que admite tener él y sus trabajadores. «No podemos estar tranquilos porque esta gente entra y sale de la cárcel constantemente. Fíjate que uno de los que detuvieron el otro día había salido hacía pocos días de prisión y se había saltado la condicional porque no se presentó a firmar en el juzgado».

Uno de los detenidos que trataron de robar en la panificadora ABC

Pasaban las once de la noche de este lunes cuando en la panificadora de los hermanos se trabajaba ya a pleno rendimiento . «Nosotros siempre estamos con la puerta echada porque en este polígono, a estas horas, no hay nadie. Pero un compañero estaba fuera preparando los pedidos». Por eso, cuando oyeron que llamaban a la puerta, uno de sus trabajadores no dudó en abrir. «Se le echaron encima tres tipos que iban de negro, con capucha y armados con palos de golf . Lo acorralaron dentro y uno de ellos empezó a gritar que quería el dinero, que donde estaba».

Antecedentes «A un señor que salía de Carrefour, lo tiraron al suelo y le dieron una paliza para robarle la cartera»

Francisco está convencido de que creían que estaba su compañero solo, pero cuando el ladrón se introdujo en el local y vio que había tres hombres más, que además no tenían las manos vacías sino que portaban herramientas de trabajo que en situación límite podrían esgrimir para defenderse, dio el robo por concluido. «Trataron de huir los tres, pero mi compañero consiguió cerrar la puerta y dejar a uno dentro». Como una fiera acorralada. Así describe este panadero la conducta agresiva del ladrón, que empezó a amenazar a los trabajadores con el palo de golf. «Se subió a la oficina y otro compañero se metió dentro por miedo a que hiciera alguna trastada». El ladrón, que no paraba de proferir amenazas de muerte , golpeó al panadero, quien sufrió la fractura de un dedo. «A pesar de todo consiguió sacarlo de allí y otro compañero se le echó encima y lo inmovilizamos mientras otro le ataba las manos y los pies con un cable».

Seguimiento

Parecía que estuvieran viviendo una película en directo, pero era muy real. «Llamamos a la Policía y no tuvimos que esperar mucho tiempo. A los tres minutos ya estaban aquí. Los estaban siguiendo y esperaron a que cometieran un delito para cogerlos con las manos en la masa». Y por qué entrar en una panadería de noche , cuando está a pleno rendimiento y es muy probable que haya más de un trabajador. «Están desesperados porque la mayoría de los comercios están cerrados y fueron al único negocio que vieron abierto».

Tras llevarse al ladrón, la Policía les confirmó que habían arrestado a sus dos compinches. A uno de ellos lo conocen «porque en más de una ocasión lo hemos tenido que echar de la panadería porque se cuela y se va directo a la oficina». Los agentes les informaron que los dos adultos son delincuentes del asentamiento chabolista del Vacie; un problema de seguridad que sufren los vecinos más próximos, los residentes de Pino Montano. Algo que los dos hermanos panaderos conocen de sobra porque son de ese barrio. «Allí si le compras a tu hijo una bicicleta o un monopatín tienes que bajarte con él a la calle porque pueden atracarlo. Atacan a los jóvenes para llevarse los móviles. Siempre son los mismos y van al barrio a robar».

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