ENTREVISTA
«Estados Unidos será un país hispano»
El economista Matías de Trejo, se fue de Sevilla con 25 años a Oregón, donde hoy es un activista hispano
Matías de Trejo nació en Granada pero se fue a vivir a Sevilla siendo un niño. A los 25 años, tras licenciarse en Economía por la Hispalense, emprendió un viaje a Oregón (EE.UU.), un estado de 4 millones de habitantes y casi tan grande como España, situado al sur de Washington, donde fundó el Instituto de la Cultura Oregoniana, una fundación sin ánimo de lucro que defiende la cultura hispana. Es uno de los líderes hispanos de Salem, la capital de Oregón, en la que vive desde hace dos décadas con su mujer, Karen, y su hijo, Enzo.
–Vivió en Tánger y conoció allí a Amigo Vallejo. ¿Qué recuerdos tiene de él?
—Muy buenos. Yo fui su monaguillo. Él ya era un gran defensor del ecumenismo y se reunía con representantes religiosos judíos y árabes. Recuerdo que hasta daba misas en la playa. Lo llamo siempre que vengo a España.
—Llegó a EE.UU. casi con lo puesto...
—Sí, pero como sabía inglés pude trabajar haciendo traducciones de manuales en empresas y colegios. A los diez años de llegar a Salem trabajé en un hospital con un programa para padres primerizos, especialmente mexicanos, que llegan allí sin mucha base educativa y sin saber cómo funciona el sistema sanitario norteamericano.
—Que no es ni universal ni gratuito, como en España.
—No, ni para los mexicanos ni para nadie. Muchos norteamericanos consideran que una sanidad gratuita sería una traición al espíritu del capitalismo. En cuanto empecé a trabajar allí, me saqué un seguro, que viene a suponer un 20 por ciento del salario. Pero si no lo tienes, estás perdido porque una simple operación de apendicitis puede costar 10.000 dólares y una noche en un hospital 1.500. Conozco gente que tiene dos o tres seguros porque cada seguro tiene un tope de gasto. Por eso hay que sacarse un segundo e incluso un tercer seguro.
—¿En Salem hay mucha población hispana?
—Un treinta por ciento o más.
—¿Y hay pobreza?
—Hay muchas personas que pasan hambre, aunque esto en Europa suene raro. La malnutrición es uno de los problemas más graves que tenemos en Salem. Los pobres suelen ser obesos porque están malnutridos: les dan cajas de una especie de perritos calientes rebozados con unas harinas saturadas que no son sanas. Los bancos de alimentos con los que he colaborado están luchando contra esto.
—¿Qué hacen cuando se ponen malos?
—Van a las urgencias públicas, pero no tienen muchos medios y están siempre colapsadas.
—¿Hay solidaridad ciudadana con tratamientos médicos especiales como sucede en España?
—Sí, ves los avisos en los supermercados. La caridad está integrada en el sistema y está muy ligada a la mentalidad puritana con la que se creó los EE.UU. Los servicios sociales que se cubren en Europa con fondos públicos, allí salen de fundaciones privadas. Las pensiones no contributivas, por ejemplo.
—¿Le costó mucho entender el individualismo norteamericano?
—Este individualismo se da también en España pero allí está muy generalizado. A mi juicio, es la raíz de muchos problemas.
—¿Por el «tanto tienes, tanto vales»?
—Sí. Esa cultura de triunfadores y perdedores ha hecho estragos en EE.UU.. Como la cultura de que para ser feliz tienes que ser millonario.
—¿Hay demasiada competitividad?
—Es que es una carrera por acumular más cosas. Si tienes tres casas, quieres seis, y así. Nunca hay fin a eso.
—Usted trabajó de webmaster durante doce años en Loterías de Oregón.
—Y durante ese tiempo que estuve allí pude comprobar que tener cosas esclaviza y que el dinero no da la felicidad.
—¿Recuerda algún caso?
—Dimos un premio muy grande y los hermanos llegaron allí con abogados y donde había una familia que se llevaba bien, de pronto había una familiar rota y dos hermanos que se llevaban a matar. Recuerdo un abuelo que murió al año de tocarle un premio astronómico, agobiado por las disputas familiares que provocó en hijos y nietos.
—¿Cómo es la sociedad civil de Salem comparada con la de Sevilla?
—En todo el país la sociedad civil es muy poderosa frente a la sevillana, que no está muy articulada.
—En Andalucía lo más articulado es la Junta de Andalucía.
—En Oregón y los demás Estados es al revés. El equivalente en Oregón al consejero de Cultura de la Junta de Andalucía es un cargo voluntario que no cobra nada. Allí sólo cobran los ejecutivos, los superintendentes, También hay muchísimos menos funcionarios y aún así a los republicanos y a muchos estadounidenses les parece que hay demasiados. Es dificil concebir que haya un colectivo de 300 millones de personas sin Gobierno pero hay muchos que piensan que el Gobierno termina donde acaba el alcance de su arma.
—¿Le sorprendió ver tantas armas?
—Sí. Allí son parte de la cultura y en las zonas interiores es una devoción. La gente no colecciona sellos sino armas. Allí lo normal es que una familia tenga 20 ó 30. Es muy difícil regular eso porque está muy arraigado.
—Y por el lobby de la Asociación Nacional del Rifle...
—Sí. Recuerdo a Charlton Heston sacando su rifle en sus convenciones como en las películas. Es un gran problema pero quitar armas a las personas que las tienen registradas es dejárselas a los que no las tienen registradas, que suelen ser los malos.
–A Michael Moore en «Bowling for Columbine» le regalaban un rifle en un banco por abrir un cuenta.
—Si tú tienes 14 años, no puedes beber alcohol, pero puedes comprarte una arma. Ir a disparar es una de las aficiones favoritas familiares en el interior, casi como ir a los bolos. Pero las balas son muy caras, cuestan casi 30 dólares y hay gente que se arruina por esto. Yo he visto a niños de 6 años disparando en galerías de tiro junto a sus padres. En los supermercados se ve a veces gente con su pistola al cinto y en algunos Estados se obliga a que la lleven visible para que la gente lo sepa
—¿La brutalidad policial está generalizada?
—Sí. A los sheriff los elige la gente y muchos van a las elecciones diciendo que no nos vamos a gastar mucho dinero de nuestros impuestos en meter a gente en la cárcel porque vamos a disparar. Esto es así y los eligen.
—¿Y los jueces los amparan?
—Por lo general sí. Tenga en cuenta que jueces y fiscales son cargos electos también.
—¿Se detiene más a los negros?
—La violencia policial tiene un claro componente racial y los números demuestran que se detiene más a los de color que a los blancos.
—¿Y a los hispanos?
—Por supuesto, lo sufrimos. Los hispanos somos considerados gente de color. Literalmente. Los rusos también y mira que son blancos los rusos.
—¿Se puede hablar de que hay un rebrote del racismo en EE.UU?
—No. Creo que hay menos racismo que antes, pero las nuevas tecnologías le dan más visibilidad.
—¿La demografía va en contra de los «wasp» o de los blancos anglosajones?
—La demografía está creciendo de tal forma que pronto, o de aquí a unos años, la mayoría de la gente que viva en Estados Unidos serán de origen hispano o de gente de color, pero los capitales y poderes financieros siguen en manos de los blancos anglosajones. Y se puede dar que se denuncie una especie de «apartheid» como en Sudáfrica. Desde el Instituto de la Cultura Oregoniana luchamos contra eso.
—¿Se ha recrudecido la campaña del «english only»
—Se está intentando favorecer desde los poderes públicos a los hispanos que no usan el español. Se les tiene más miedo a los hispanos que a los de color. Y se está tratando de encajar a lo hispano con la gente de color. Creo que ahí tiene que hacer mucho el Instituto Cervantes. Desde fuera, EE.UU. está visto como un país anglosajón, pero es de facto un país bilingüe y el segundo país con mayor número de hispaohablantes del mundo. Y de eso no nos estamos beneficiando como deberíamos porque ya se sabe que la cultura es dinero. Las grandes marcas sí lo tienen claro y Adidas, Budweisser y oras muchas llevan años haciendo campañas en español. Los anglosajones creen que se está faltando el respeto a su cultura, a John Wayne y todo eso pero es una evidencia que las minorías de EE.UU. se están convirtiendo en mayorías.
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