Política

Espadas hace sitio al sanchismo en Sevilla para buscar el liderazgo de los socialistas

Crece el malestar en la dirección del PSOE regional, que se siente orillada tras incorporarse en los últimos meses al Ayuntamiento numerosos «críticos»

Susana Díaz, Pedro Sánchez, Juan Espadas y Verónica Pérez, en un mitin de 2019 Raúl Doblado

Eduardo Barba

Desde que se convirtió en alcalde de Sevilla en el año 2015, el socialista Juan Espadas ha hecho gala de una importante capacidad de gestionar el Ayuntamiento desde el equilibrio y la estrategia, aunando voluntades contrapuestas y encontrando alianzas donde no se esperaban. De hecho, ha logrado rubricar acuerdos durante su primer mandato con todos los partidos del arco municipal para ordenanzas e incluso presupuestos. Pero en este segundo mandato al frente del Consistorio, Espadas está ejerciendo esa misma labor de funambulista también a nivel orgánico, en la tradicional batalla interna que el PSOE mantiene cada vez que se va a producir un cambio en el núcleo de poder de la organización, en este caso a nivel provincial y después regional. Acérrimo partidario de la actual secretaria general del partido en Andalucía, Susana Díaz , desde que llegase a la Alcaldía y en ese primer mandato, el regidor hispalense está realizando un giro lento pero evidente en sus posiciones adaptándose a los nuevos tiempos del partido de la rosa, que ahora los marcan precisamente los adversarios internos de la líder regional y correligionarios del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. El «sanchismo» se ha ido abriendo paso en todo el territorio nacional y Andalucía y la propia Sevilla no iban a ser menos. Los brazos armados del presidente en estas latitudes, Francisco Toscano, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis o María Jesús Montero , han ido manejando los hilos desde el poder que ahora sí ostentan para colocar a militantes afines y así ir decantando la balanza hacia sus posiciones e ir desgastando a la actual cúpula del PSOE-A.

En ese camino, el «sanchismo» está encontrando cada vez más terreno fértil en el Ayuntamiento de la capital andaluza , el más importante de cuantos gobierna el PSOE en toda España, lo cual no es cualquier cosa y confiere al propio Espadas un poder interno de cada vez mayor relevancia. Tanta que desde hace un año ha optado por incorporar paulatinamente a la Administración local a socialistas de la corriente contraria al aparato andaluz. Este hecho, que ya es una evidencia, ha generado un enorme malestar entre los «susanistas», que se sienten cada vez menos y más mermados en la esfera política municipal por más que el alcalde sumase en su lista a varios miembros impuestos por la dirección autonómica (la principal, la número dos, Sonia Gaya) y que luego ha tenido algunos guiños, como la incorporación de varios antiguos cargos de la Junta de Andalucía que se quedaron sin empleo al llegar el PP al poder en diciembre de 2018.

El desembarco de los viejos «críticos» herederos del sector del que en su día fue cabeza visible el también alcalde hispalense Alfredo Sánchez Monteseirín se ha intensificado durante 2020, especialmente con la llegada como asesora de la propia Alcaldía de Encarnación Martínez , del núcleo más cercano del propio Celis y que ya fue concejal con Monteseirín y luego, en la oposición, con Espadas. Martínez llega a un área municipal de enorme peso, al igual que ha ocurrido hace unas semanas con el que fuera gerente de Emvisesa entre 2003 y 2011 Juan Carlos de León , estrecho colaborador de Monteseirín y Celis, que ahora es el coordinador de Hábitat Urbano (Urbanismo), delegación en la que está al frente Antonio Muñoz; él también, como el mismo alcalde, va ejecutando el viraje desde el apoyo incondicional a Díaz a colocar en un puesto significativo de su departamento a uno de los componentes relevantes del antiguo gabinete local que gestionaron los llamados «críticos». Estas dos llegadas a las Plaza Nueva se han considerado como una ofensa por parte de los «susanistas», que se sienten ninguneados y hasta traicionados al tiempo que atisban la pérdida progresiva del control de un administración crucial para ejercer la máxima habitual de unos y otros en el partido: colocar a militantes destacados para consolidar la red clientelar interna y la caza de votos cuando sea necesario.

Unos meses antes de esos dos «fichajes» —que también son imposiciones de ese sector después de su triunfo a nivel federal— se produjo la llegada de Alfonso Mir al consejo de administración de la empresa municipal de limpieza, Lipasam. Sin sueldo, pero con presencia a pesar de su veteranía. Miembro esencial de la Agrupación Sur del partido en Sevilla, Mir fue concejal con Monteseirín e incluso responsable precisamente en Lipasam y también de Mercasevilla en plena tormenta en esa compañía por los casos de corrupción de los anteriores jefes. Antes de Mir se incorporó al Plan Estratégico Sevilla 2030 Fernando Martínez Salcedo , quien fue uno de los responsables de Movilidad de aquel gabinete local que gestionaron los enemigos del aparato del PSOE sevillano y andaluz.

En la propia lista electoral de Espadas en 2019, los «críticos» ya incorporaron a varios de sus peones, como Fran Páez , con quien llegó en segunda fila Diego Ayllón. En esa segunda línea de gestión el desembarco es aún más numeroso. Poco a poco, Espadas va unificando corrientes bajo su paraguas para así poder, dando imagen de «consenso», relanzar su carrera política, que pasa por hacerse con el control del PSOE sevillano para luego poder dar el gran salto a cotas mayores. Con la dirección regional como horizonte, aunque aún difuso. Si el escenario es propicio, naturalmente.

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