Fraude al seguro

Engañar al seguro, una mala práctica muy sevillana

Con más de 8.600 casos detectados, Sevilla está entre las provincias con más intentos de fraude al seguro; las compañías investigan cada vez más y los peritos actúan como detectives

En los siniestros de tráfico es donde más fraudes se detectan ABC

MERCEDES BENÍTEZ

La Audiencia de Sevilla condenó hace unos días a una pareja a penas de prisión por simular un accidente de tráfico que no se produjo. Es uno de los numerosos casos de fraude al seguro que se están produciendo en Sevilla, como en el resto de España, y que siguen creciendo desde hace algunos años. Lo ha dejado patente el último informe de la Asociación Empresarial del Seguro (Unespa), «El fraude al seguro» y lo confirman tanto las compañías de seguro como los jueces, los peritos tasadores y los mediadores de seguros.

Si en toda España Unespa estima casi 166.000 intentos de estafa, en Sevilla el cálculo que se hace es que esos intentos sobrepasan los 8.600. Son datos que, según la propia asociación, no son una estadística sino un muestreo ya que se hace partiendo de la información que les remiten 38 compañías aseguradoras. Como no están todas, el fraude puede ser mucho mayor.

Lo que está claro es que Andalucía copa el 22,78 por ciento de los engaños que se detectan, lo que supone que uno de cada cuatro se produce en la comunidad y que Sevilla, con un 22,87 por ciento de los casos de la comunidad, está entre las provincias con mayor número de conatos captados a tiempo. La patronal dice que recupera 48 euros por cada euro que dedica a investigar y, que han crecido, sobre todo, los intentos de fraude de pequeño importe. En 2017, un 38 por ciento de los intentos de fraude eran de ese perfil, los que más están creciendo. Este año Unespa ha concedido el primer premio de su concurso de detección de fraudes organizados a Pelayo por un caso descubierto en Dos Hermanas . Un asunto en el que el propietario de un coche colisionó con otros dos vehículos y se fugó para evitar la sanción. Pretendía hacerse pasar por perjudicado, simulando que le habían dado un golpe a su coche que estaba aparcado en la calle. La compañía descubrió que no era damnificado sino culpable.

El crecimiento del fraude lo corroboran también en Admiral Seguros.Según Pedro García, responsable de la política de suscripción y anti-fraude de esta compañía, «lleva prácticamente diez años creciendo». Lo achaca a dos cuestiones:a un contexto socioeconómico que «no acompaña» y porque, según dice, cada vez las aseguradoras invierten más en la detección del fraude.

En cuanto a los «defraudadores», en Unespa observan tres tipos. En primer lugar, las bandas organizadas que actúan, sobre todo, en el ramo del automóvil y en los que las personas que intervienen van rotando, ya que son acciones que no se pueden cometer de forma individual. También están los «repetidores», que ya han cometido alguno de estos delitos y reinciden. Y, finalmente, los «oportunistas», que actúan cuando surge una situación proclive a defraudar, como cuando se ven envueltos en un golpe de menor cuantía y aprovechan para exagerar daños e intentar lograr un beneficio.

En lo que todos coinciden es que es en el automóvil donde hay mas fraude. De hecho, copan el 63,6 por ciento de los fraudes detectados. Lo corrobora Aquilino Muñoz Vargas, vicepresidente de la Asociación de Peritos de Seguros y Comisarios de Averías, que trabaja realizando peritaciones cuando se produce un «parte» de un siniestro. Está «muy acostumbrado» a encontrar engaños . Uno de los más comunes y que, según el perito, «está de moda», es la simulación de lesiones en accidentes de tráfico. Sucede cuando en un siniestro el asegurado alega que ha tenido un esguince y no es así. También se producen muchos de «magnificación de daños» en vehículos.

Es el típico caso en el que, tras un accidente, el dueño del automóvil pretende que en el arreglo también «cuelen» otros desperfectos que el vehículo tenía antes. Ocurre cuando dañan un espejo lateral y se alega que la puerta también sufrió desperfectos. Luego está la «simulación de daños» cuando se intenta hacer ver que ha ocurrido un accidente en el caso de una persona sin seguro. En esa situación, los hay que acuden a un amigo para que firme un parte. Fuera del automóvil hay cada vez más robos simulados. Toda una casuística que obliga a los peritos a actuar como detectives.

Engañar al seguro, una mala práctica muy sevillana

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