Vecinos de las Tres Mil Viviendas
Los ‘enanitos’ toreros no se cortan la coleta
La cruzada iniciada por la Consejería de Igualdad contra los espectáculos cómico-taurinos ha abierto una brecha en el seno de la Junta de Andalucía, cuya Consejería de Presidencia sí autorizará la celebración de los mismos
Viven en el corazón del barrio más pobre de España. Nacieron con acondroplasia, aunque prefieren denominarse pequeños. Nadie los margina en el epicentro de la marginalidad . Nada le temen a las Tres Mil Viviendas . Ni tampoco a las vaquillas. Pero sí se espantan de la nueva clase política. De una ministra que los quiere «reciclar» y de una consejera que les impide trabajar. Es una paradoja que el toreo cómico siga siendo su única vía de escape en la época de la concienciación y la cooperación.
Intentan esquivar a la exclusión social que persigue a todo vecino del Polígono Sur de Sevilla . Los tres hermanos Valenzuela cumplen con las estimaciones del INE, sobre la renta mensual del barrio más castigado de España: sobreviven con 402 euros al mes . Es lo que reciben como prestación no contributiva. Pese a su problema médico se les considera aptos para trabajar y están excluidos de cualquier ayuda a la discapacidad. « Yo me siento torero , pero aquí se trata de tener un trabajo y escapar de la marginalidad», dice uno de ellos.
Nos citamos en la barriada Martínez Montañés , también conocida como Las Vegas , en el cruce de la calle Novelas Ejemplares con Utopía, que paradójicamente es el destino que les tiene preparado el Gobierno. « Reciclaje profesional », según el argumentario político: segar su oficio sin ofrecerles una alternativa laboral . Durante la entrevista quedó patente el apoyo del vecindario: había tantos protectores que se podrían haber cubierto los tendidos de la plaza de toros de Baza (Granada), donde la consejera de Igualdad de la Junta de Andalucía , Rocío Ruiz (Ciudadanos), y su director general de Personas con Discapacidad, Marcial Gómez Balsera , frustraron la actuación prevista el pasado fin de semana. La conminación unilateral ha terminado abriendo una brecha en la coalición de gobierno en Andalucía .
Miguel Ángel Valenzuela (Sevilla, 1981), como casi todos, conoció el toreo cómico por la recomendación de un amigo . «Fue en Coria del Río , en una plaza portátil». Aquella parodia castrense lo iluminó. Era la oportunidad de realizar su particular servicio militar y un recurso para toda la familia, sustentados hasta el momento por los circos y las escasas ayudas que recibían.
Los acompaña y asesora José Antonio Zarzuela (Jerez, 1968). Tiene el tratamiento de maestro entre sus semejantes. Durante veinte temporadas vivió la época gloriosa del Bombero Torero , como miembro fijo en su cuadrilla. Cuando se retiró en el año 2000 era una figura del espectáculo cómico. Aquella charlotada fue fundada en 1948 por Pablo Celis , quien actuaba, junto a los ‘enanitos’ del Circo Price , vestido de bombero. La jocosa interpretación continuó hasta 2017 de la mano de su hijo Manuel, fallecido el pasado mes de marzo.
« Con 19 años me llevaron a Alcalá de los Gazules a conocer al Bombero. Tras verme joven, fuerte y ágil me ofreció un puesto en su cuadrilla. Me entregó 10.000 pesetas para que cogiera un tren hasta la estación de Chamartín y desde aquel día viajé con ellos por toda España, Francia e Hispanoamérica . Terminábamos por octubre en Zafra y nos montábamos en un avión rumbo a Ecuador. La temporada que menos festejos toreamos fueron setenta. Hoy, a duras penas, llegan a veinte », explica Zarzuela.
Ha salido de su retiro jerezano para alzar la voz por sus compañeros de ‘ Diversiones en el ruedo y sus enanitos toreros ’ y pide un encuentro con las responsables de Igualdad a nivel nacional y regional: « Me gustaría que Ione Belarra me dijera a la cara qué es lo que ve en nosotros para considerarnos personas discapacitadas. ¿Acaso parecemos una botella para que nos quiera reciclar? Nos están considerando basura ».
Ponen el acento sobre las declaraciones del director general de Derechos de las Personas con Discapacidad, Jesús Martín Blanco (también con acondroplasia), quien se refirió a ellos como «bufones» y señaló que su Ministerio crearía un programa específico de inserción laboral para el acceso a un empleo «digno y decente » . Ante esto defiende que «lo que queremos es torear y sentirnos libres. Que usted sea un acomplejado no quiere decir que nosotros también lo seamos. Algunos llevamos casi treinta años dedicándonos al espectáculo cómico y es nuestra manera de ser felices».
Durante la charla, una cría que apenas tendrá dos años corretea entre los presentes. Es la hija de Jessica Valenzuela (Sevilla, 1986), que nuevamente está a punto de dar a luz. Empezó en el circo con siete años y desde hace varias temporadas forma parte de la compañía ‘Diversiones en el Ruedo’. Como sus hermanos, sólo tiene una prestación de 402 euros . «Como comprenderás, tener un aire acondicionado ni se nos pasa por la cabeza », lamenta.
La mayor de la saga taurina-cómica es María del Rosario Valenzuela (Sevilla, 1975). Su difunto marido también formó parte de la cuadrilla del Bombero Torero . Y su hijo, también acondroplásico, sigue la estela del padre. «Además de divertirnos, trabajamos en familia. Jamás hemos sentido que nadie se ría de nosotros en una plaza de toros . Eso sí, se ríen con nosotros. Nos sentimos muy queridos por todos los públicos».
Tras conseguir su objetivo en Baza, la consejera Rocío Ruiz se mostró dispuesta a enviar cartas a ayuntamientos y organizadores de estos espectáculos para advertirles de que se exponen a un expediente sancionador si los autorizan. Y varias asociaciones, como el Comité de Entidades Representantes de Personas con Discapacidad de Andalucía ( Cermi Andalucía ), salieron al paso para mostrar su respaldo a la actuación de la Consejería de Igualdad.
«Subvencionados»
Los componentes de ‘Diversión en el Ruedo’ también tienen su propia opinión sobre estos colectivos que pretenden «defender la dignidad» de las personas con acondroplasia: «Nuestro espectáculo ha menguado desde que empezaron a surgir estas asociaciones. Hay 70 colectivos que no hacen más que comer del Estado . Salen como setas porque los subvencionan , pero no se preocupan de buscarnos un trabajo o, siquiera, de saber cómo estamos. Nadie de estos colectivos ofendidos ha venido a preguntarnos si verdaderamente nos sentimos humillados durante el espectáculo. Es más, es que no conocen ni el espectáculo. Estaría bien que un día vinieran y se sentaran en el tendido para que comprendieran en qué consiste y opinar así con conocimiento de causa».
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