Los empresarios de la movida de Sevilla: así son los dueños de los bares de copas de la ciudad
Los bares de copas imprimen carácter a la ciudad; un motor de empleo movido por varios empresarios que manejan los hilos de la noche sevillana
Sevilla no es sólo monumentos y tapas. Además de gastronomía y visitas culturales, si hay algo que hace única la ciudad es la noche . Raro es el turista que no sale al caer el sol. Ir de copas forma parte del tour. Sobre todo los más jóvenes. Y ello se debe al clima y al carácter de una ciudad que vive en la calle pese a la crisis. Para corroborarlo no hay más que darse una vuelta por los bares de copas a partir del jueves. La mayoría están a tope. Y más en verano. Pero ¿quiénes son los que manejan este negocio? Locales hay muchos pero son unos pocos los que mueven la noche sevillana. Al frente están unos empresarios que llevan años manejando el negocio de los bares :abriendo locales e innovando constantemente.
Rubén Márquez, saber diferenciarse
A este empresario el negocio le viene de familia. Rubén Márquez , en la imagen junto a su padre, Narciso, es propietario de Bandalai, Pinzón y Ocean Club , este último que incluye piscina además de copas y restaurante. «A Ocean acude gente que llega a la ciudad tras visitar los monumentos y, como no hay playa, busca darse un chapuzón», dice este empresario que empezó de la mano de su padre con Theatre . Actualmente en sus establecimientos da trabajo a 120 personas de forma directa. Asegura que el secreto del éxito es «saber diferenciarse de los demás» . Ahora dice estar atravesando un buen momento tras la crisis por el incremento del turismo que ha tenido la ciudad en los últimos tiempos. Por eso asegura que los bares de copas «son una fuente de riqueza para la ciudad» y tampoco piensa que la existencia de la botellona les suponga ningún problema. «Es un público joven que no va a los bares. Pero si tiene que existir, mejor cerca de nuestro negocio».
Rafael Cebolla, veinte años en la brecha
Junto a sus hermanos es dueño de C hile, Manhattan, La Casa del Estanque, Líbano, Zaratustra, Utopía, London, Gallo Negro, Rockefeller, Oclock y María Trifulca . Los hermanos Cebolla son hoy los que más locales acumulan en Sevilla con bares de verano e invierno, todos sinónimo de éxito desde que empezaron hace veinte años con el traspaso del Wind . Hoy tienen a más de 200 trabajadores directos. Cuando se le pregunta por el secreto para seguir en la brecha lo aclara: «perseverancia y renovación continua» . A ello une echar «diez o doce horas al día» y tener locales para todos los públicos. «Tocamos todas las edades , desde los veintiuno hasta los cincuentones», dice. «¿La botellona? tarde o temprano acudirá al bar», afirma.
Jaime Rodríguez de Moya, un clásico
Si hay un local clásico en la movida sevillana ese es el Groucho. Su propietario, Jaime Rodríguez de Moya , asegura que la reapertura de ese emblemático bar en la calle Federico Sánchez Bedoya propició el renacimiento nocturno del centro de Sevilla. «A partir de ahí comenzaron a abrirse bares en los alrededores y se volvió a poner de moda el centro», dice. Rodríguez de Moya, también propietario de Magallanes y socio de Trocadero (este último en sociedad con Rafael Cebolla en el Puerto de Santa María) admite que ahora es más difícil que antes ganar dinero. «Ahora tenemos que pelear el doble para ganar la mitad» , añade este empresario que da trabajo directo a entre 25 y 30 personas. Además, Rodríguez de Moya asegura que en tiempos de crisis el negocio de los bares «ha sido uno de los principales motores de empleo» . En cuanto a la botellona no lo considera un enemigo. «Nuestra clientela no viene de la botellona, son mayores». Además el empresario cree que las autoridades son muy estrictas en algunos aspectos y menos en otros . Pero en general se llevan bien. También con los vecinos. Al fin y al cabo son clientes en potencia.