EL PUEBLO MÁS RICO Y EL MÁS POBRE DE SEVILLA

La emigración imposible a Ibiza y la «manteca colorá» de Tomares

Los jóvenes y no tan jóvenes de Villanueva de San Juan emigran a las Baleares en marzo para hacer la temporada turística

Carmen, de 56 años, lleva 40 yendo a un hotel de Ibiza a trabajar de camarera, pero ya no irá más RAÚL DOBLADO

JESÚS ÁLVAREZ

«La crisis no nos ha afectado tanto aunque ha vuelto al pueblo gente que estaba en Ibiza o Cataluña porque se quedaron sin trabajo», comenta Antonio, 58 años, mientras espera su turno en el centro de salud de Villanueva de San Juan a que «la doctora Ruth» le recete algo «para el azúcar», uno de los achaques habituales entre los mayores de esta localidad. «La gente que volvió al pueblo tenía algunas tierras y en verano se han buscado la vida fuera, en la hostelería de sitios costeros», añade.

Carmen, de 56 años, una mujer menuda de ojos azules, es una de ellas. Lleva cuarenta años yendo a Ibiza de marzo a octubre a hacer los hoteles pero éste ha sido el último año. «Ya no se puede ir allí, salvo que tengas familiares o amigos que te acojan en su casa. La vivienda donde nos quedábamos la han vendido y apenas hay pisos de alquiler y los que hay tienen precios disparatados para lo que nos pagan -dice-. Conozco gente a la que le cobran 400 euros por dormir en un balcón y esto es un abuso», añade.

La gente de Villanueva que emigró a Ibiza y se quedó allí a vivir siempre echa una mano a sus paisanos pero cada vez hay menos . Y si el elevado precio de los alquileres les impide ahorrar, no les merece la pena ir. « He trabajado siempre de camarera de hotel y mi marido de conductor turístico. Nuestros tres hijos varones también nos acompañaban de cocineros y camareros», cuenta Carmen, que confiesa con los cinco meses que trabajan allí podían ganar unos 15.000 euros y ahorrar para tirar el resto el año. Por su edad, su marido y ella están recibiendo la ayuda familiar de 400 euros. « Tengo un huertecito y de ahí saco algo también para ir tirando» , comenta.

El trabajo de camarera en un hotel es duro y Carmen vuelve a Villanueva con diez kilos menos. «Antes teníamos que hacer 16 habitaciones al día y ahora 22. La espalda sufre mucho, siempre llegaba con 55 kilos y regresaba con 45 y aquí, en mi pueblo, los recupero».

Dolores , de 52 años, no está tan delgada y hace años que no se mueve de Villanueva por una serie de lesiones en la espalda que la Seguridad Social le ha reconocido con una pensión por incapacidad. « Mi marido va a trabajar a Estepa a la planta de reciclaje. Yo estuve varios años trabajando en hoteles de Cataluña y con eso me compré la casa aquí. Y ahora resulta que los catalanes no nos quieren», se lamenta. Su marido trabajó en el sector de la construcción en Francia antes de volver y su hijo ha estudiado ingeniero de telecomunicaciones en Sevilla. «Empezó a trabajar en Sevilla antes de terminar la carrera -cuenta orgullosa-. Su otra hija, técnico de farmacia, está en paro.

Su hermana Rosario , de 42 años, tiene a sus dos hijos adolescentes estudiando bachillerato en El Saucejo. « Aquí se vive tranquilo y vamos tirando con una cosa y otra pero la gente joven se tiene que ir y es una pena porque el pueblo se está envejeciendo». Su única queja de Villanueva es la falta de una residencia de mayores. Se acabó de construir hace diez años, al inicio de la crisis, pero no ya se pudo equipar ni contratar personal y lleva desde 2007 cerrada. Ahora intentan abrirla.

El bar más antiguo de Tomares

A ciento veinte kilómetros de allí, se encuentra el bar más antiguo de Tomares . «El estanco» se fundó en 1901 y su propietario, Antonio , de 55 años, asegura que sus tostadas de «manteca colorá» son famosas en todo el Aljarafe. Este histórico establecimiento situado en pleno centro es uno de los siete puntos de venta de periódicos que hay en el pueblo más rico de Sevilla. « A ntes vendíamos muchísimos ejemplares en el bar pero con esto del Internet ya apenas se venden, a unque aún viene gente mayor a leerlos mientras desayuna», comenta. Antonio tiene a cuatro personas contratadas: uno es su hermano, que atiende la barra; y tiene en la cocina a su mujer y su hijo de 28 años. Aquí un café o una cerveza de barril cuesta 1,10 euros.

«En Tomares se vive muy bien porque el suelo es caro y la gente que se viene aquí tiene nivel económico y eso se nota, aunque hay gente que pasa necesidad». Antonio presume de las zonas verdes de su pueblo y de que está considerado uno de los más limpios de España. «Esto no es un paraíso comparado con Bormujos, Castilleja o San Juan », asegura.

Sebastiana, de 80 años , le da la razón. Ella vive en una de las casas más antiguas de Tomares, en pleno centro de la loca lidad. «La he tenido que arreglar pero es una maravilla», presume. «Me encanta que haya tanta gente joven con niños pequeños . Aquí cada día se vive mejor y el alcalde lo está haciendo bien», añade, aunque aclara que ella no es del PP sino del PSOE.

Ella también se queja de que falta una residencia de mayores en Tomares, aunque aquí no vaya a hacer tanta falta como en Villanueva de San Juan, donde los mayores de 50 años son legión.

La emigración imposible a Ibiza y la «manteca colorá» de Tomares

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