Las duras Navidades de las personas sin hogar en Sevilla

Más de 500 personas pasarán estos días festivos alejados de los suyos y sin un hogar digno para vivir

Francisco y Juan en el comedor social de Nuestra Señora del Rosario Luis de Pablo

Ana Carrasco González

En Navidad , las largas mesas llenas de comida, la familia unida, los villancicos y las luces invaden cada casa la noche de Nochebuena. En cambio, para otros es sólo una noche más alejados de los suyos mientras intentan dormir al raso en medio de aquel ambiente navideño.

« Desde hace cuatro años paso la Navidad en la calle. La primera Nochebuena fue muy triste , lloraba mucho y pensaba mucho en mi familia. La pasé en soledad», soltaba Juan cabizbajo y mirándose la manos. Una persona más que estas navidades dormirá con frío bajo el cielo sevillano junto con otras 522 personas , según las estadísticas de Cáritas en 2018.

Este año, la madre de Juan tampoco va a buscarlo en estas fechas. «Nadie es perfecto en esta vida, pero mi madre es de las que no perdonan. Voy a pasar las Navidades fatal, jodido y triste », comenta desviando la mirada. «Me acuerdo mucho de mi abuelita, si mi abuelita estuviera viva yo no estaría aquí», se le escapa.

Juan tiene el pelo despeinado con algunas rastas, una barba poblada y una mirada cansada. Sin embargo, no siempre tuvo este aspecto , desde que está en la calle ha perdido hasta cuarenta kilos . «Yo pesaba antes unos 110 kilos, esto es del estrés porque yo como», comenta mientras saca su DNI para mostrar su foto.

Juan: «Yo pesaba antes unos 110 kilos, esto es del estrés porque yo como», Luis de Pablo

No sólo ha cambiado su aspecto, sus Navidades ya no son las mismas que celebraba hace unos años y aunque no da muchos detalles de cómo la recuerda, sus ojos vidriosos hacen intuir que en nada se parece a las Navidades de estos últimos cuatro años. « Las Navidades en la calle . Vengo a comer porque es una necesidad pero no tengo ganas de fiesta . Imagínate cómo de quemado estoy», añade con firmeza.

Francisco , sin embargo, nunca ha celebrado la navidad . «Para mí las navidades... Fuera. Para mí no existen. Yo he vivido entre reformatorio, cárceles y calles». Él afirma no haberse criado en un núcleo familiar, sin embargo, reconoce que cuando era más pequeño cantaba villancicos como todos los demás niños en Navidad. «Yo no tengo padres, vivo en soledad. No tengo recuerdos con mi familia , se me fueron. No pasa nada, eso queda para mí», dice calmado.

Francisco nunca ha celebrado la Navidad: «Para mí no existe» Luis de Pablo

Fran vive en la calle San Jacinto, en el barrio Triana, donde intenta ganarse la vida. No obstante, asegura que « el día a día es un infierno ». El día de Nochebuena no será una noche muy distinta a otra del año pero irá a la cena especial que prepara el comedor social Nuestra Señora del Rosario , en Triana. «Aquí en Nochebuena vengo para comer y luego a salir huyendo. Que sea lo que Dios quiera. A nadie le gusta venir aquí, se hacen cosas buenas pero que no. Aquí es comer y salir corriendo », confiesa.

Comedor social

El comedor social de Nuestra Señora de Rosario se fundó en 1904 y desde entonces no se ha cerrado ni un día , siempre han dado comida. Y aunque antes era un comedor pequeño donde había que ofrecer los alimentos por turnos, actualmente, es un gran comedor donde comen al menos 200 personas al día . «Ellos comen muy ligeros, aunque hay algunos que se sientan, hablan, la mayoría el día de Noche Buena comen muy ligero. Cantan y luego se van », afirma sor Modesta, hermana de Nuestra Señora del Rosario.

«Muchos se emocionan. A muchos se le saltan las lágrimas . Son días de familia y la pena es que cuando salen de aquí muchos se tiene que ir a la calle y entonces es duro», reconoce Sor Modesta.

En Nochebuena es el único día que se da cena, a las siete de la tarde. Por primera vez, este año, van a tener antes la Misa del Gallo , a las seis de la tarde. Durante la cena vendrá un coro rociero a cantar y el comedor estará adornado como cualquier otra casa en estas fiestas.

El comedor social de Nuestra Señora del Rosario minutos antes de que entren los acogidos Luis de Pablo

Además, ese día, muchos voluntarios acuden para ayudar en los preparativos navideños. «Si no fuera por los voluntarios no podríamos hacer la labor que hacemos. El día de Nochebuena hay muchos voluntarios pero nosotros ese día no solemos admitir a nadie porque los que vienen todo el año también quieren venir este día especial», añade sor Modesta.

Rafael es voluntario desde hace 15 años y acudirá al comedor en Nochebuena. «No es un sacrifico venir el día de Nochebuena ni ningún otro día. Eso se hace por voluntad », confirma. «Aquí he visto muchas personas llorar porque perdieron a su familia o porque se alejaron de su familia», reconoce con tono emotivo.

Rafael Caldero de 74 años lleva siendo voluntario del centro desde hace 15 años Luis de Pablo

La hermanas de Nuestra Señora del Rosario contemplan todas las creencias de cada uno . «Si hay cerdo, los musulmanes tienen comida aparte, nosotros no entramos en la religión», aclara Sor Modesta. « Todos son muy agradecidos . Muchos después de comer: gracias hermana, qué comida mas buena. Lo normal es que sean agradecidos», destaca.

«Yo pienso que si hubieran tenido detrás una familia coherente que se hubieran preocupado por ellos no estarían como están. Y si alguno, tal vez, no se hubiera metido con amistades que no le convenían y hubieran hecho caso a los que sus padres le decían o sus educadores ... Pero en fin, que es muy fácil llegar. Es muy fácil», reflexionaba sor Modesta.

«Es una labor muy bonita . Esto te llena mucho. Muy gratificante. Hay mucha gente solidaria y estos días son más afines para que surja en el corazón ayudar a los que no tiene tanto », reconoce sor Modesta. «Confiamos en que la solidaridad de los sevillanos suba un poquito y nos les falte a ellos», añade.

Sor Modesta en la izquierda junto a otros voluntarios Luis de Pablo

Otro de los comedores sociales que abrirá sus puertas esa noche es el Centro Antaris . «La Nochebuena es complicada, hay que tener en cuenta que las personas sin hogar, por lo general, han vivido situaciones traumáticas que, de alguna manera, le han llevado a la situación de exclusión social en que se encuentran. Por lo que una fiesta tan familiar como la Nochebuena se les hace extremadamente difícil. De una u otra manera r ecuerdan aquello que han perdido », comenta Miguel Ángel, trabajador social del centro.

Sin embargo, no todos prefieren quedarse en un albergue esa noche y deciden quedarse en la calle , como el caso de Ioan. «Yo sé que hay albergues y dónde están, pero sinceramente no quiero. Yo quiero estar libre y buscarme la vida . Mi tienda campaña, mi manta...Tengo todo, no pasa nada.», dice sentado esperando para aparcar coches.

Ioan tiene 53 años y es de Rumanía, aunque lleva desde 2002 en España . Está «bloqueado», como él dice pues no consigue el dinero suficiente para volver a su país. «Yo quiero buscarme la vida, yo prefiero buscarme la vida... No me gusta, sinceramente, pero prefiero ser libre que estar en los albergues de aquí de Sevilla. Ya he estado antes y no me gusta. Yo vivo en una tienda de campaña, todos los días del año, como un excursionista. Pero ahora en invierno es más difícil», dice observando al final de la calle.

La Navidad para Ioan es solo un (transcurso) en la espera de la primavera . Sin embargo, aún recuerda cuando de pequeño marchaba por las calles de Rumanía cantando villancicos de casa en casa para luego dormir en su casa rodeado de su familia. « Mi regalo de Navidad sería que Dios me dé otro día más de vida y ganar otro poquito más de dinero», destaca sin apartar la mirada de la carretera por si aparece un coche que vaya a aparcar.

La noche de Nochebuena es uno de los días más bonitos del año pero también uno de los más tristes . Hay al menos 500 historias más como la de Juan, la de Francisco o la de Ioan, y otras 500 historias o más de personas que se convierten en hogar y refugio , no sólo en estas fechas navideñas, sino todos los días del año.

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