De calle
Dónde disfrutar de un café rodeado de libros en Sevilla
Un recorrido por algunos espacios en los que se unen elementos propios de cafeterías y librerías para crear todo un concepto
Quien escribe y lee en los bares vive tres vidas. La propia, la que late entre las páginas y aquella que se encuentra en el bar. Tres realidades que se encuentran en un mismo espacio reducido y sin puertas . En lo pequeño, lo inabarcable. Bukowski, el poeta Juan Manuel Flores, que perdió la mitad de su obra en servilletas de tabernas o Julio Cortázar y Hemingway, entre otros, frecuentaban tazas y copas para escribir.
En Sevilla, hubo localizaciones importantes donde intelectuales y artistas se reunían. Hoy, sin embargo, nos encontramos con nuevos establecimientos donde han aplicado un concepto sencillo y perfecto para quienes lo saben aprovechar: café y libros . Así hacemos un recorrido por los rincones que la ciudad ofrece para esta saludable práctica que nos permite palpar tres dimensiones desde una silla. Literatura, gastronomía y a volar.
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Caótica
Más que una librería o cafetería, Caótica es un punto de encuentr o . Con un intenso programa de actividades y talleres que puede consultarse en su página web, se ha convertido en poco tiempo en uno de los focos culturales imprescindibles en la ciudad. Esta cooperativa fomenta la participación y relación entre sus miembros. Tras las montañas de libros que dan sentido al nombre, se respira un ambiente hogareño. Literatura y juventud. Y, además, café. Y magdalenas. Y cervezas artesanas. Y ediciones diferentes que solo aquí se pueden encontrar . En la planta inferior: wifi, barra y sillas. En las tres siguientes: lomos, solapas y portadas para comprar. Lo apuntamos: José Gestoso número 8.
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Un Gato en Bicicleta
Otro lugar para leer, merendar e interactuar. Un Gato en Bicicleta se mudó de la calle Regina a la Alfalfa y desde ahí se ha consolidado como una patria chica para quienes aman la literatura y optan por compartirla. Comentarla. Que las líneas se escriban más allá del texto y el libro cobre un nuevo significado en cada lector. Este local llama la atención a los viandantes por lo que tiene de alternativo y familiar . Al igual que Caótica, el trato cercano y la apuesta por un personal capaz de orientar a cualquier náufrago que llegue a sus títulos, muchos de ellos desconocidos, es un acierto enorme. Quizá su gran atractivo. También cuenta con exposiciones de arte y talleres, y nos propone un espacio que parece un relato en sí . Íntima, comprometida, dinámica. De todo menos una librería al uso.
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El Viajero Sedentario
Este apacible establecimiento situado en el médula de La Alameda tiene una oferta variada de vinos, tés y cafés . Sin duda, sus tartas son otro de los reclamos mayores. Y, de nuevo, los libros, que se proponen tanto para leer allí mismo como para llevarlos a casa a través de un sistema de préstamo. Entre el tintineo de los hielos en las copas, el vocerío y la intensa actividad que se vive en la zona, este refugio nos invita a la amena contradicción de ser sedentario solo por unos minutos. Su patio con sillas y muebles es un destino sugerido para los que adoran pasar las páginas al aire libre .
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El Disparate, Orfeo y Melior
El primero está en La Alameda, el segundo en la calle Jesús del Gran Poder y el tercero en un reverso solitario de El Porvenir. No son librerías, sino bares y cafeterías que han ganado su inclusión en este listado por disponer de una pequeña biblioteca. Orfeo, además, ofrece juegos de mesa para atraer a familias y grupos de amigos. En El Disparate, la poesía, algunos clásicos de la literatura universal y numerosos autores locales se reparten sobre la estantería . «Solo amanece si estás despierto», se lee en una portada que firma José Luis Rodríguez del Corral. Y quizá sea esta una de las mejores novelas con la que toparse, ya que está ambientada en la zona y en ella aparecen los propietarios y distintos personajes del barrio. Melior, por último, es casi moderno, casi cofrade . Un cuenco de chicharrones frente a unas galletas caseras, el Cristo de las Tres Caídas saliendo de su templo en una maqueta y un montón de libros que huyen del polvo. También tapas y copas. Casi moderno, casi cofrade. Prueben la esquina que busca el sol.
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Ultramar y La Jerónima
El final se acerca y El Arenal nos descubre uno de los últimos espacios: La Librería de Ultramar, donde se ameniza la búsqueda de ejemplares con una taza de café en la mano . Mientras que La Jerónima , en la calle Jerónimo Hernández, llegó a la ciudad para convertirse en la primera «librotaberna» . ¿Y si algún poeta ya mencionado la hubiese descubierto en vida? Sevilla también tiene ese deje alternativo que agoniza tanto como resurge. La cultura, en ocasiones, está en los bares y hay estanterías, libros e historias que nos esperan vestidas con el color negro del café y el olor a pan y horno que se desprende tras los mostradores. Por eso una ruta por los recovecos de la lectura nunca nos supo tan bien.