Dionisio Manso: «Los enfermos han sido mis maestros»
Amigos y compañeros rindieron un homenaje con motivo de su jubilación a quien atendió la capellanía del hospital Virgen del Rocío durante los últimos 33 años

Recientemente se ha celebrado un acto de homenaje a Dionisio Manso , capellán del hospital Virgen del Rocío durante los últimos 33 años , con motivo de su jubilación. En un emotivo acto, celebrado en La residencia de los camilos en la avenida de la Cruz Roja de Sevilla y al que asistieron numerosos trabajadores del Hospital, se le hizo entrega de varios regalos con motivo de su despedida de Sevilla, ciudad a la que siempre ha estado muy vinculado.
En la actualidad atiende como capellán a los enfermos y familiares del hospital residencia San Camilo de San Pedro de Ribas, muy cerca de Sitges y a unos 45 kilómetros de Barcelona , lugar al que se ha trasladado hace unos días tras celebrar su 80 cumpleaños. Dionisio Manso nació en Villalbilla de Burgos hace ochenta años. A los trece años ingresó en el Seminario Menor Navarrete de Logroño y al poco tiempo marchó a Vic donde estudió cuatro años de estudios de Filosofía y Teología.
«Avanzado en el tiempo»
El 6 de junio de 1964 se ordenó sacerdote y a comienzos de los 70 tuvo una primera etapa en Sevilla en el hospital de las Cinco Llagas. Posteriormente pasó por varias ciudades del mundo, hasta que regresó a Sevilla donde ha pasado los últimos 33 años como capellán atendiendo las capillas del hospital de la Mujer y General, siempre en el Hospital Virgen del Rocío.
Para sus amigos Dionisio es «una persona encantadora, cultísimo, y muy entrante, que pese a sus ochenta años está al día y por ello es muy avanzado en el tiempo, que todo lo ve desde un prisma no crítico, sino de forma muy relajada». «Sevilla ha significado una vida entera dedicada a los enfermos en el Hospital Virgen del Rocío donde los enfermos me han enseñado a ser religioso camilo, descubrir los interrogantes profundos sobre el sufrimiento humano, descubrir a Dios y a Jesucristo en los enfermos que sufren. Los enfermos han sido mis maestros, los que me han madurado, los que me han ayudado a ser religioso camilo».
Para el sacerdote, «en Sevilla he encontrado gente sencilla, humilde, abierta y muy servicial. Un burgalés como yo me he encontrado muy a gusto siempre en Andalucía, y sobre todo en Sevilla», afirma,
Sagrada Mortaja
Hermano de la Sagrada Mortaja, y peregrino rociero con Olivares, «mi segundo pueblo», recuerda de su etapa en el hospital de las Cinco Llagas que «era un ambiente un tanto rudimentario, con salas de 50 y 60 camas. Era lo que había. Por una parte pertenecía a diputación y por otra a la facultad de Medicina. A mi aquello me desbordó, pero allí aprendí a ser capellán relacionándome con los enfermos».
El cambio de Cinco Llagas a García Morato supuso un «choque fuerte» a mejor, porque «eran habitaciones de 4 ó 6 camas, las religiosas eran las supervisoras de las plantas, era más modernos, había más clima humano y técnico. La convivencia entre el personal laboral médico y los capellanes era armoniosa. Había un clima muy humano», dice.
Especialmente recuerda «a un enfermo con el que estableció relación de ayuda a cambio de «no hablar de Dios», y estuvimos de acuerdo. Establecí una relación de ayuda desde el punto de vista humano. Lo único que quería es que terminase su caminar por este mundo lo más pacíficamente posible, sin necesidad de la presencia de Dios en su morir. Le dije que lo que más me importaba era que se reconciliase consigo mismo. Me interesa que «te mueras con mucha paz». Esto dicho por un cura a un agnóstico... me lo agradeció sobremanera, creo que implica una gran confianza y libertad. Solamente en la libertad y la confianza puede madurar la persona y estar presente Dios en medio aunque él no lo creyese. Me impactó mucho la confianza que un agnóstico puso en mí », recuerda.
Los camilos
La Orden de los Ministros de los Enfermos comenzó a existir en agosto de 1582, cuando su fundador, Camilo de Lellis (1550-1614), entonces mayordomo del hospital de Santiago, en Roma, tuvo la inspiración de crear «una compañía de hombres piadosos y buenos que sirvieran a los enfermos». Desde su origen atienden la capellanía del hospital Virgen del Rocío.
Al final del citado homenaje se proyectó un vídeo que repasó toda una trayectoria vinculada al Virgen del Rocío ayudando a los enfermos y sus familias tras 53 años de sacerdocio, bajo el lema de San Camilo de Lellis «más corazón en las manos» .
Ahora, desde la distancia, asegura que «me he sentido muy a gusto en Sevilla. Lo que más echo de menos es esa confianza personal laboral, con las amistades que he ido creando durante este tiempo y también ese saber vivir gozosamente, el saber relativizar la vida. El sevillano sabe vivir la vida, canta la vida, canta la tristeza, el llanto, el dolor, lo canta. Y eso es una filosofía muy propia del pueblo andaluz que no lo tienen otras culturas», afirma.