Los diez grandes proyectos inmobiliarios que la crisis robó a Sevilla

Oficinas de la Junta de Andalucía en Sevilla Este. La Junta de Andalucía mantiene abandonado y sin concluir desde 2008 el edificio de oficinas que proyectó justo frente al Palacio de Congresos y Exposiciones de Sevilla Centro comercial San Pablo Plaza. El mamotreto de hormigón y cemento en pleno polígono de San Pablo lleva esperando que se retome la obra y se culmine el edificio nada menos que 26 años Vilamar II o Royal Parque Empresarial. Las torres fantasma de Torreblanca permanecen intactas con la maleza creciendo a sus pies y en internet se mantienen los anuncios para vender sus 440 oficinas Bloque de pisos de Ramón y Cajal. Los clientes que se habían comprometido a alquilar el edificio desistieron con la irrupción de la crisis, por lo que se optó por paralizar la construcción de 8.500 metros cuadrados de oficinas sobre rasante y 5.500 metros cuadrados bajo rasante Pisos de Pío XII. La falta de alguna licencia para acabar y de la liquidez oportuna convirtió este edificio en dos: la planta baja, comercial, que sí pudo moverse en el mercado, y las plantas de viviendas, que se quedaron sin terminar Centrius de la Cartuja. El gigantesco edificio que la Universidad de Sevilla construye desde hace años junto a la Facultad de Ingeniería no será sede de la Escuela Politécnica Superior hasta 2019. Por el momento la obra continúa parada Hospital de la Cartuja. Instituto Cartuja Corporación se fue a liquidación sin que este centro sanitario privado hubiera abierto sus puertas Auditorio de la SGAE. El auditorio de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) en la Cartuja costó nada menos que 72 millones de euros y se terminó en 2012 con una capacidad para 2.000 personas Centro de negocios del Palenque. Las obras siguen paradas respecto a este proyecto presentado por el prestigioso arquitecto Richard Rogers, ganador del Pritzner en 2007 y responsable del Centro Nacional de Artes y Cultura George Pompidou en París Centro de oficinas de La Pañoleta. En la misma entrada a la capital andaluza por la autovía de Huelva, la A-49, en la curva del nudo de La Pañoleta un edificio casi acabado pero con un creciente grado de degradación saluda a los conductores nada más bajar desde el Aljarafe

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