Diario de Covid-19 / día 24: «Paso al frente»
Quizá nuestros pequeños aprendan a sobrellevar mejor la frustración y nos ahorraremos unas cuantas lloreras el día que no pueda salir la cofradía porque llueve
El mensaje me llega como una confidencia bajo juramento de sigilo , como un susurro, tal que en un confesionario. Imagino la voz muy queda, la tensión nerviosa al teclear sobre la pantalla, el sudor frío atenazando los dedos... Lo imagino porque solo tengo un mensaje de despedida, el de alguien que acaba de alistarse en un banderín de enganche y se marcha al frente. Le han expedido un salvoconducto para poder desplazarse hasta su puesto en la trinchera y todo está ribeteado con esa orla de fatalidad que imprimen las batallas en las que los hombres y mujeres de todas las épocas sienten que se está librando el futuro. Pero no hay angustia ni desesperación en sus palabras. Solo confianza en la Providencia. Y tranquilidad, la serenidad de quien encara una misión que cumplir, sabedor de lo que le aguarda. « Todo para mayor gloria de Dios», dice con convencimiento.
Ha dado un paso al frente y me lo hace saber, pero el periodista que me rige por dentro es incapaz de guardar el secreto y tiene que salir a vocearlo en esta página del diario, a proclamar que ese gesto vale más que todas las ruedas de prensa de las autoridades sanitarias, que el ofrecimiento voluntario para esa descubierta en territorio enemigo tiene más valor que todos los gestos de los políticos . Y por eso, porque alrededor de nosotros vive gente tan dispuesta a sacrificarse, tan hecha a entregarse por el prójimo, a cumplir tan escrupulosamente con su juramento hipocrático hasta sus últimas consecuencias es por lo que se salvará este bendito país.
Porque está lleno de gente muy noble. Capaz de transformar la saña -no hay nada que nos defina mejor como país con excepción de la envidia- con que regularmente nos combatimos en generosidad sin límites . Por encima de lo que sería recomendable, por encima de lo que dictaría la lógica de la comodidad, por encima de lo que juzgaríamos como sensato . Y como tenía que ensalzar ese paso al frente para que el bello gesto no muera en una hermosa confidencia entre nosotros dos es por lo que me he decidido a hacerlo público, convenientemente velado para no romper la promesa que hice esta mañana.
Yo pensaba escribir de otros pasos de frente como correspondía al Domingo de Ramos , pero se cruzó este precioso susurro y otros del mismo tenor. Marta me cuenta de un sobrino -al que veo de monaguillo de la Soledad en una imagen que arrastra muchos trienios- que va a cambiar de hábito esta Semana Santa:«Lleva vistiéndose en mi casa desde esa foto y saliendo para San Lorenzo todos los sábados santos. Este año, lo que está haciendo, como teniente del Ejército, es patrullar por calles de Canarias».
Buena estación de penitencia, hermano. Los balcones se animaron como nunca este domingo. El vecino que nos ameniza durante un cuarto de hora tras la salva de aplausos dejó la lista de Billboard y se pasó a las marchas. Cayeron «Silencio blanco», «Amarguras» y una con un coro de tiples que parecía angelical. Acabó con la Marcha Real y aplauso al canto como si se hubieran cerrado las puertas del templo. Fue la manera de matar el gusanillo. Alguien perfumó el ambiente quemando incienso y todo parecía dispuesto para que de un momento a otro terminara de pasar la cofradía.
Pero me quedo con el mensaje de mi párroco . Al final, me escribe tanta gente al cabo del día que me dan los artículos del diario hechos y no tengo más que ir juntando las piezas. Decía don Carlos a propósito del Domingo de Ramos: «Hoy no es día de melancolías ni de miradas al pasado. Si el Señor ha permitido esta situación en que vivimos es para que también lo descubramos presente (no pasado) en el sufrimiento de hoy , en la vida de cada uno de nosotros, estemos en la situación que estemos».
«No desaprovechemos esta oportunidad haciendo de la Semana Santa de este 2020 un espectáculo televisivo y de redes sociales donde la nostalgia oculta el verdadero sentido de estos días», decía a los feligreses. Pues es verdad. No está mal echar un ojo al pasado, sobre todo si es un vídeo tan primoroso como los que prepara Peri para abcdesevilla.es , pero la vida no está «hibernada» como sugería la ministra de Hacienda a propósito de la economía nacional.
La vida -sus afectos, sus desencuentros, sus momentos placenteros y sus bajones de ánimo- sigue corriendo para todos, no es algo que se quedara congelado para siempre como esa incesante cascada de vídeos mostrando la entrada en Campaña de esta o aquella cofradía. La vida continúa para lo bueno y para lo malo , así que habrá que tomarla en serio y sacarle el máximo partido a las circunstancias que se nos presentan. Si tenemos que pasar la Semana Santa en casa sin participar más que por medios audiovisuales interpuestos en los oficios religiosos, recordando procesiones de otros años, será para bien. Todo siempre es para bien . Aunque no acertemos a ver el resultado.
Mar, docente, dio en el clavo: «Cuando acabe el confinamiento, quisiera que nos planteemos si es más importante aprender las sumas llevándose o las reglas ortográficas, a toda costa, sin tener en cuenta para nada el contexto (personal, familiar social) que vivimos o si tiene más sentido nutrir aquello que nos hace seres humanos más solidarios, compasivos , comunitarios, soñadores. En definitiva, lo que realmente nos puede salvar ante cualquier situación».
Quizá durante estos días, nuestros pequeños aprendan -sin temario ni exámenes- a sobrellevar mejor la frustración y nos ahorraremos unas cuantas lloreras el día que no pueda salir la cofradía porque está lloviendo. Quizá también aprendan que lo verdaderamente importante nunca pasa de puertas afuera, sino en el corazón de cada uno de nosotros.
Quizá así, cuando les llegue la ocasión, no duden en dar un paso al frente y ponerse al servicio de la comunidad allí donde puedan ser más útiles. Qué hermosa lección habremos aprendido todos sin proponérnoslo.
En fin, hasta aquí llegó el Domingo de Ramos de 2020. Dejo apuntadas peticiones del oyente como en la época dorada de la radio. Cristina echa en falta que no reseñara aquí su cumpleaños , imperdonable lapsus que ahora corregimos con nuestros mejores deseos de que sobrelleve la reclusión en familia lo mejor que pueda. Y Pepe pide más humor , pero eso ya depende del ánimo con que escribimos esta página a diario. De entrada, no parece que mañana vaya a ser el día más apropiado para andar con chistes, pero eso -como todo- Dios dirá.
El último aviso es para todos los que tengan que abandonar la seguridad del hogar: « Tengan cuidado ahí fuera ».
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