Desescalada

Un paseo por el Centro en la fase 2: en Sevilla el vaso se ve medio lleno

Hay ambiente en el interior de los bares, las tiendas vuelven y en los bancos de las iglesias cabe uno más

Las normas de la fase 2 de la desescalada en Andalucía: ¿qué se puede hacer y cuándo?

Desde este lunes los bares en Sevilla ya pueden atender en el interior de los locales Vanessa Gómez

Javier Macías

Pasan las diez cuando el sol comienza a picar. Hay ruido en la calle, quién lo diría hace un mes. Hoy Sevilla estrena fase 2 , que es algo así como ver el vaso medio lleno. Este paseo empieza en el barrio de San Lorenzo , en la plaza de San Antonio. Hay cola en la frutería y en el banco. Pero, sobre todo, hay gente sentada en el interior del Bar Rodríguez, que sirve desayunos dentro y fuera al igual que pone sus famosos caracoles en este mayo veraniego.

Aquí ha llegado esa «nueva normalidad» , pero la realidad es que en el cruce de calles entre Marqués de la Mina, Teodosio y Alcoy no está todavía la Abacería. Septiembre aún se ve lejos. Esa es la fecha marcada por Ramón para reabrir en la mejor de las condiciones para este establecimiento donde sólo se puede poner una mesa en la calle y apenas cuatro o cinco dentro.

Lo mismo ocurre con Ricardo y el Eslava, que siguen cerrados porque nadie les ha dado una solución para su reactivación económica. A este último, de hecho, le han denegado la solicitud para poner mesas en la parte trasera de la parroquia, pese a que al párroco la idea le pareció fantástica. El Ayuntamiento no le deja , pero sí permite que allí se aparquen las motos.

En la plaza no hay un rayo de sombra, salvo debajo del toldo del quiosco donde hay tres señores haciendo una cola para comprar el ABC . Aquí quitaron los plataneros y pusieron unos árboles de talla infantil. En San Lorenzo, el único refugio es la basílica y no sólo porque haga fresco. Los bancos ahora son de a tres, como penitentes con sus cruces mirando al Señor, que sigue abajo, cerca de los fieles. Lleva la túnica más humilde, la de 1910 que le confirió la imagen más icónica del siglo XX. La del cordón sin más oro que el color, como el que llevaban las mujeres del hábito de los viernes. Todo está medido y señalado: el confesor, el gel de color morado, el cartel, la salida y la entrada, el recorrido... Caben los que caben, pero ya cabemos más.

Continúa el paseo por la Gavidia . En el Dos de Mayo, a eso de las 10.30, hay cuatro camareros reunidos decidiendo dónde van las mesas del interior. Aún no hay barra. No se ve actividad alguna aún en el Palo Santo, porque tampoco le dejan ampliar las mesas de fuera.

La imagen de El Corte Inglés abierto es simbólica de esta nueva situación. «Sea usted bienvenido», dice el guardia de seguridad a todo el que entra y le dispensa el desinfectante en las manos. Y tanto. El suelo marca el itinerario y las distancias sociales con pegatinas: «Dos metros».

«Hoy hay más velas»

En la puerta de Alfonso XII hay ambiente. San Judas Tadeo tiene entrada y salida. «Hoy hay más velas». Esa es la forma de medir aquí que todo va volviendo a ser lo más parecido a como estaba antes. «El Corte Inglés está abierto, gracias a Dios», cuenta el administrador de San Antonio Abad. La devoción a este santo no entiende de pandemias. Los dos priostes son arquitectos y lo tienen todo medido: el itinerario, las pegatinas en el suelo marcando las distancias y el aforo del atrio donde suena el fervorín en la noche más larga: 15 personas. En el interior todo está preparado, se ha pasado de 40 a 64 personas en la fase 2. Los bancos están de a dos en la nave de Jesús Nazareno -que viste ahora ya la túnica de salida en homenaje a los hermanos- y de a tres en la nave de la Virgen de la Concepción. El templo está cerrado y sólo están los fantasmas de los primitivos nazarenos que se asoman a los balcones de la vieja iglesia.

Por Tetuán y Sierpes se nota mucho más movimiento, un público que no está de paso, sino camino de las tiendas. Están casi todas abiertas, salvo algunos comercios más tradicionales que han optado por esperar. Las franquicias han vuelto en su mayoría , aunque se notan los controles férreos en las entradas. Huele al adobo del Blanco Cerrillo. Esto es un hito.

Ya en la Plaza Nueva , otro oasis que recuerda que ya estamos de regreso: San Onofre está abierto. En la puerta, un cartel reza: «Empujar sin tocar con las manos» . Es difícil, porque hay personas mayores que tienen que hacer un ejercicio de equilibrismo con el bastón. Dentro caben muchos menos, todo está marcado con semáforos verdes para saber dónde se puede uno sentar para orar al Santísimo . Pero está lleno, esa es la impresión... y guardando la distancia de seguridad.

Barcelona ya no está en la fase 1. La Pará, Mango con Sal y el Boca a Boca están abiertos porque ya se puede estar dentro. Un golpe en la línea de flotación de esta nueva realidad: La Flor del Toranzo sigue cerrado . Hay cosas que faltan para poder gritar que somos libres ya por fin, y ésta es una de ellas.

En la Puerta del Arenal hay una tienda de souvenirs abierta sin guiris en la costa. Tiene más moral que el Alcoyano... y ha aprovechado para vender también alimentación en el interior. Picardía del Baratillo . Sigue cerrado el Ventura y en Arfe hay luz en Los Niños y en La Isla. La administración de Loterías del Postigo vende boletos de la suerte. Hay mesas en La Milonguita y en La Moneda. Aquí, no obstante, los que han bordado el toreo son Los Ángeles y La Ibense, que lo mismo ponen tostadas que una paella al mediodía.

Llegando a la Casa de la Moneda, no hay novedad: sigue la fase 0, es decir, la nada. El histórico edificio continúa con andamios y redes y el Casablanca está cerrado. Llega el Metrocentro y en la Avenida se ve gente yendo y viniendo. La Catedral está abierta . Las sillas siguen, eso sí, distanciadas. Ni el Alcázar ni el templo metropolitano permiten aún las visitas turísticas, sólo se puede entrar a ver a la Virgen de los Reyes o asistir a una de las misas que hay programadas en este último.

En la plaza de San Francisco , hay actividad en la antigua Audiencia. Hoy se inaugura la exposición de la hermandad de la Sed... tres meses después. La paciencia ha sido la mejor virtud y, tras el CAAC en la Cartuja, se podrá visitar una muestra cultural.

Subiendo por Entrecárceles, este paseo termina en el Salvador . La fase 2 no ha traído tampoco la esencia de esta plaza, porque ningún bar ha decidido abrir. Tampoco la iglesia, salvo para ver al Amor y Pasión y asistir a la misa, siempre por un itinerario marcado la mar de incómodo. De lejos, en la Cuesta del Rosario, el de la bodega Fabiola coloca por fin las mesas mientras que hay cola para sentarse en La Gitana Loca. El robot ya está tirando cruzcampos... ha llegado a su localidad la «nueva normalidad». Y el vaso se ve ya medio lleno.

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