RELIGIÓN
Desde Sudán del Sur hasta Dos Hermanas pasando por Roma
Un obispo sudanés cumple su sueño de visitar la casa natal de la Madre Trinidad
Triste a la par que feliz. Así se mostró el obispo de Sudán del Sur, Erkolano Ludu , durante una conferencia pronunciada en la sede de La Obra de la Iglesia, en la Plaza de Pilatos, ante medio centenar de feligreses que abarrotaron la sala donde el religioso, que visitaba nuestro país por primera vez, repasó los problemas que existen en ese país africano, sobre todo cómo el cristianismo intenta sobrevivir en un territorio dividido en dos por culpa de la guerra civil que aún persiste.
Para empezar, recordó a todos un triángulo geográfico que le marcó su sino. Visitó Roma en 2004 durante tres meses para que le operaran de cataratas, pero «sobre todo para conocer la Obra de la Iglesia de Roma, pues algunos sacerdotes me hablaron de ella años atrás y empecé a interesarme cada vez más. Durante este tiempo, me presentaron a la Madre Trinidad y me dijo que rezaría por todos los habitantes de un país como Sudán que se desangraba poco a poco y por mi operación de cataratas».
Fue en la capital italiana, donde le nombraron miembro adherido de la Casa. Pero ese viaje a Roma no fue sino la excusa perfecta para preparar el viaje que ha realizado estos días por nuestra provincia. « Necesitaba conocer la casa natal de la Madre Trinidad . Un sacerdote me la enseñó y ahora puedo decir que por fin he conocido a la Madre Trinidad», relató muy emocionado.
Ayer mismo cogía un vuelo para regresar a Roma, donde permanecerá diez días de retiro y posteriormente —el 11 de junio— a su país, en concreto a la Diócesis de Yei , donde existen «nueve parroquias cerradas por culpa de la guerra y la Catedral donde estoy yo junto con otros cuatro sacerdotes para una extensión de 400.000 metros cuadrados. Las tribus han destruido las iglesias, los tejados están rotos, no hay puertas...», resume Erkolano.
Envuelta actualmente en una cruenta guerra civil, en Yei hay más de cien mil personas sitiadas que «no pueden salir por carreteras en busca del refugio internacional. Solo por aire, pero eso es muy costoso y allí la gente es muy pobre. No tienen dinero y lo poco que tienen lo gastan en comida para los más pequeños. Los padres morirán de hambre y cuando estos mueran no habrá dinero y los niños morirán. Esa es la realidad del país», comentó con tristeza.
A pesar de la guerra y del hambre, « se reciben los sacramentos como se puede . Estamos señalados por el gobierno y en varias ocasiones he temido por mi vida, pero tengo que seguir allí. No puedo abandonarlos. Lo que os pido es que recéis por ese país. La fe es lo que nos ayudará a que la guerra acabe de una vez», concluyó.
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