La desconocida Sevilla imperial romana
Estas son algunos datos relativos a la presencia, historia, curiosidades y anécdotas de la Sevilla más romana
La Península Ibérica fue el denominado como «Granero de Roma» y en Sevilla, la vieja Híspalis, tuvo ese faro, esa «perla del Sur» que sirvió para dar lustre y esplendor a una época de bagaje cultura importante. Por ello el Imperio Romano y Sevilla tienen una relación que va más allá de la Historia…
La Sevilla romana posiblemente era una de las joyas del sur de Europa, sus habitantes tenían el estatus de «ciudadanos de Roma», concedido por el mismísimo Julio César y la ciudad, por sus bellezas, no desmerecía tal honor.
Estaba pavimentada de forma exquisita, con grandes losas, a un nivel más bajo que donde podemos encontrar el suelo en la actualidad, por ello la ciudad también sufría de las crecidas del implacable Guadalquivir .
La calle principal romana era aquella que iba desde la P uerta de la Macarena hacia la calle Abades, una gran vía de la que surgían otros ramales transversales que llegaban de la Puerta de Córdoba para enlazar con la calle Relator y la calle del Sol.
La plaza pública o el foro sevillano estaba en la plaza de la Alfalfa que estaba bellamente engalanada con arcos y columnas. Además, en ella se concentraban edificios públicos de gran importancia.
El palacio del pretor estaba en la Trinidad, en la Ronda de Capuchinos, y bajo el mismo estaban las cárceles, bajo lo que hoy es el Santuario de María Auxiliadora. Aquí sufrieron martirio las Santas Justa y Rufina perseguidas por el gobernador Diogeniano.
En la calle Mármoles estaba la parte alta de la ciudad con un templo en honor a Júpiter Capitolino ; también estaba la casa residencial del Pontifex Maximus (líder religioso). Esta zona se extendía desde la citada calle hasta la actual plaza de la Virgen de los Reyes. En la calle Mármoles nos queda el vestigio de ésta época de esplendor con unas grandes columnas , columnas que luego –unas de ellas- fueron a la Alameda para soportar a los fundadores de la ciudad.
Igualmente se conserva parte del sistema de alcantarillado romano bajo la calle Abades, Levíes, el Salvador y calle Cuna .
El circo romano estaba en la avenida de la Cruz Roja y Fray Isidoro de Sevilla… Allí veían la muerte aquellos que luchaban por la vida o los que agraviaban a Roma.
La cultura en tiempos de Roma
Sevilla, como ciudad dual y cosmopolita , ha sabido aprovechar las muchas culturas que por sus calles han desfilado, desde los antiguos fenicios hasta los musulmanes, judíos o cristianos y, por supuesto, Roma y la dominación del Imperio.
Cuna de eruditos y pensadores, en Sevilla se instalaron buenas academias y escuelas de Retórica y Artes , que eran las «ludos» –de ahí la palabra ludoteca-. Fueron visitadas y recibieron clase en ellas personajes ilustres, de la talla de emperadores, como Teodosio .
Igualmente existían en Itálica, donde se grabó en el ladrillo el texto de la Eneida para que los alumnos la leyeran sin necesidad de copiarla. De hecho, en Sevilla se dieron grandes pensadores y pedagogos como Próspero, Sedulio y Juvencio, o el poeta Silvio Itálico.
Asimismo, se potenciaron otras artes y ciencias, como la medicina. De Sevilla salían las cantáridas o el agua medicinal de Marchena que era tenida en alta consideración en todo el Imperio.
Hubo un gran teatro, que el gran Filistrato visitó para ver a un famoso actor romano. «El teatro mantuvo su importancia en la Sevilla romana hasta después del año 311 en que la Iglesia prohibió a los cristianos asistir a estos espectáculos».
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