Cultura
Hoy se cumplen XXV años de la exposición «Magna Hispalensis»
Arquitectos, historiadores, restauradores y directores de museos diseñaron esta muestra en la Catedral
![Grabado de Martías de Arteaga](https://s2.abcstatics.com/media/sevilla/2017/05/05/s/expo-magna-hispalense-buena-kvtC--620x349@abc.jpg)
En el día de hoy se cumplen veinticinco años de la inauguración de la Exposición «Magna Hispalensis. El Universo de la Iglesia de Sevilla», que se realizó en la Catedral de esta ciudad con motivo de la Exposición Universal de 1992. Aunque la muestra de la Cartuja se había inaugurado el 20 de abril, la de este templo se demoró unos días a causa del retraso del montaje por los desfiles procesionales de la Semana Santa. Contó con el patrocinio del Arzobispado, la Comisaría de la ciudad de Sevilla para 1992 y el Ayuntamiento, además de la colaboración de otras instituciones locales.
![Hoy se cumplen XXV años de la exposición «Magna Hispalensis»](https://s2.abcstatics.com/media/sevilla/2017/05/05/s/expo-magna-hispalense-buena-kvtC-U203701412769rp-250x350@abc.jpg)
La idea de esta exposición, que en su día ofrecimos al Cabildo catedral, la respaldó el arzobispo, don Carlos Amigo Vallejo, quien decidió convertir la mayor parte de este recinto en pabellón de la Iglesia de Sevilla, coincidiendo con la muestra universal y con el Quinto Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América. Su diseño y puesta en escena se debió a varios equipos en los que participaron arquitectos , bajo la dirección de Alfonso Jiménez; por otra parte, historiadores, historiadores del arte, directores de museos, así como restauradores de Bellas Artes , todos ellos coordinados por Francisco Navarro, canónigo y comisario de la exposición. La idea fundamental fue que la mejor pieza a exponer fuera el templo, que se remozó. Algunos patios, como el del Mariscal, estaban convertidos en trasteros, así como varias capillas eran almacenes de sillas y otros enseres. Tras la restauración, que se llevó a cabo durante cinco años, se hizo una reordenación museística de la exposición permanente y se iluminó espléndidamente el templo, que lució con todo su esplendor, como nunca se había visto.
El mensaje que se quiso transmitir en la muestra fue el de ofrecer la realidad temporal de la Iglesia de Sevilla a lo largo de su historia y su relación con otros credos y culturas. A través de ese discurso pudo verse cómo la Iglesia hispalense estuvo en sus orígenes perseguida. Desempeñó con posterioridad un prestigioso papel en la Alta Edad Media ; pasó a ser una religión perseguida, sometida bajo la dominación islámica. Restaurado su culto en 1248 tras la Reconquista de Fernando III, fue una de las tres iglesias metropolitanas del país. Tras el descubrimiento y evangelización de América fue asimismo metropolitana de las nuevas catedrales de Hispanoamérica, aportando en sus orígenes el mobiliario litúrgico, el clero regular, obispos y virreyes. La relación con el Nuevo Continente trajo consigo un arte religioso de ida y vuelta.
Por otra parte en la exposición se puso énfasis en el papel que desempeñaron las comunidades religiosas. Después de una dilatada etapa de esplendor en el terreno económico, cultural y artístico, durante la Edad Moderna, sus actividades asistenciales y de mecenazgo artístico se vieron truncadas por el proceso desamortizador del siglo XIX, impidiéndose ejercer gran parte de esas tareas. Pese a ello la Iglesia de Sevilla siguió adaptándose a las nuevas necesidades de cada momento , desarrollando una gran labor en diversos campos, en ese difícil equilibrio de conjugar tradición con modernidad. Esa historia de la Iglesia local se contó hasta el siglo XX, en el que se desarrolló una ingente labor espiritual, de formación y catequesis, actividad social y económica; con los nuevos santos (el beato cardenal Marcelo Spínola y sor Ángela de la Cruz), así como con las devociones populares. Fue decisión personal nuestra que en esa historia figurara la Semana Santa, representada por dos pasos procesionales. A causa de que la muestra duraba seis meses, hasta el 31 de octubre, optamos por los pasos e imágenes de las hermandades más próximas: la de la iglesia de Santa Cruz y la de San Nicolás de Bari (la Candelaria). Como su exorno floral tiene una duración muy limitada, se pusieron flores artificiales y liofilizadas.
Para el culto estaban abiertas dos capillas, con acceso independiente: la Real y la de la Virgen de la Antigua. El ingreso a la muestra era por la Puerta del Lagarto, próxima a la Giralda. Se seleccionaron algo más de 250 piezas, de las que el 80% pertenecía a la Catedral. El resto procedía de otros templos e instituciones. En ella figuraron obras pictóricas de Pacheco, Roelas, Herrera el Viejo, Zurbarán, Alonso Cano, Murillo, Valdés Leal y Goya , entre otros. Esculturas de Martínez Montañés, Alonso Martínez, Pedro Roldán y de Duque Cornejo, además de documentos medievales, libros de Horas, incunables, libros corales, planos, ornamentos y piezas de orfebrería.
La muestra fue visitada por más de un millón de personas, entre los que figuraron los altos dignatarios españoles y de otros países que había venido a la muestra universal. La exposición de la Catedral fue catalogada como la más importante celebrada en España y fuera de ella.