DATOS DEL INE
Una cuarta parte de Sevilla vive con ingresos menores a los 20.000 euros al año
El número de las áreas urbanas afectadas, de los más altos de España

El último estudio elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha desnudado a Sevilla, mostrando una raquítica realidad económica. En ese análisis del INE por demarcaciones (un punto intermedio entre un distrito y una simple barriada), la capital andaluza presenta las dos zonas más pobres de los quince principales núcleos urbanos de España , englobados en el Urban Audit 2016. De hecho, de las cuatro más pobres en lo que a renta media se refiere, tres son de Sevilla: Tres Barrios (12.613 euros anuales por hogar), Polígono Sur (12.777) y Torreblanca (14.841).
La depauperación de la capital va más allá del clásico reportaje en las Tres Mil Viviendas. Basta, por ejemplo, con colocar un listón en los 20.000 euros anuales de renta media por hogar y mirar el mapa de otras ciudades. De las 141 demarcaciones en que se ha dividido Madrid, sólo dos reflejan un nivel de ingresos menor (San Diego y San Cristóbal). En Barcelona, de las 74 demarcaciones, también son únicamente dos (Raval Sur y Trinitat Nova). Ni en Valencia, con 37 demarcaciones, ni en Zaragoza, con 32, hay una sóla demarcacion donde la renta sea inferior a esa cantidad. Sin embargo, en Sevilla, hasta nueve de sus 37 demarcaciones registran una renta media de menos de 20.000 euros anuales . Prácticamente una cuarta parte de las unidades familiares de la ciudad vive bajo ese umbral de ingresos que en otros ciudades ni se conoce.
En lo más bajo de la estadística, aunque ya no es la última demarcación tras ceder ese puesto a Tres Barrios, sigue encontrándose el Polígono Sur. Concretamente, la zona más marginal del mismo, las Tres Mil Viviendas y Martínez Montañés (conocida como «Las Vegas»). De los puntos más pobres de la ciudad, se trata, del que más inversiones y planes ha recibido con resultados aún escasos.
Explica uno de los representantes vecinales destacados, Rafael Pertegal, que «no se ha trabajado de la manera que se debía» , usando para ello un ilustrativo ejemplo. «En las Tres Mil se han recuperado algunos edificios, sí, pero a quienes hay que recuperar es a las personas, a las familias, invertir más en el ámbito estrictamente social y menos en el urbanístico o arquitectónico. Por mucho que tú pintes una casa, si la gente de dentro no tiene para tirar...».
A diferencia del Polígono Sur, en Tres Barrios la decadencia se ha acentuado en los dos o tres últimos lustros, y de aquel distrito obrero de los años 80 se ha pasado a uno marginal en buena parte de sus calles. Desde la plataforma cívica creada para reivindicar apoyo a estas barriadas, su presidente, Fernando de Armas, insiste en que «no se pueden solucionar los problemas que aquí existen con medidas puntuales o parcheo. Eso es lo que están intentando hacer en el Polígono Sur y por eso no funciona. Aquí tenemos doble ruina, la de las familias y la de los propios edificios donde viven. Si a eso le añadimos el problema del desempleo.... De cada 100 vecinos, 70 están sin trabajo ».
A esas dos zonas se ha unido tras el crack inmobiliario Torreblanca , cantera de albañiles y peones en los años dorados de la construcción cuyas calles se han llenado aceleradamente de personas sin empleo en los seis o siete últimos años. Tanto que ya es la cuarta peor demarcación de las grandes zonas urbanas españolas . Y con una especificidad: la población menor de 14 años roza el 20%. Ante una pirámide demográfica tan ancha aún en su base, el problema presenta otras aristas. «¿Qué expectativas van a tener esos niños que todavía tiene el barrio si sus padres ni siquiera pueden llegar a mitad de mes?», se pregunta uno de los líderes vecinales, Antonio Guisado, que apunta la gravedad que supone la conclusión de los programas de empleo (Redes, Orienta..) sin que las administraciones los renueven. «La gente ha pasado de estar desesperada a, directamente, no tener ya esperanza alguna» .