Cristina López-Herrera: En defensa del interés de todos

Sevilla, Bristol, Ámsterdam, Bruselas, Madrid, Barcelona, Burgos, Málaga, Almería, Cádiz y de vuelta a Sevilla. Éste ha sido el recorrido de Cristina López-Herrera Sánchez hasta obtener una plaza como abogada del Estado en la capital andaluza, donde se encuentra desde junio de 2019. Hija de un coronel del Ejército de Tierra y hermana de un diplomático, un piloto de la Armada y un catedrático, lleva intrínseca la vocación de servicio al Estado y el amor a España, como le inculcó su padre. Disciplina, constancia, esfuerzo y ambición son los valores que han marcado los años que van desde que hiciera Derecho en la Universidad de Sevilla hasta que, con 39 años, ha podido volver a su casa, con su familia y amigos. «Desgraciadamente, estos valores no se ven ahora mucho entre los jóvenes, en los que prima la cultura del mínimo esfuerzo», se lamenta.

Siempre estuvo tentada por trabajar en la Unión Europea , por el interés que le despertaba el Derecho comunitario , aunque era consciente de las dificultades a las que debía enfrentarse para alcanzar ese sueño. Entonces supo que podría hacerlo a través de la Abogacía del Estado y a ello se puso. Cuatro años preparándose las oposiciones en Madrid no le valieron para aprobar en 2009. La crisis económica espació en el tiempo las convocatorias de plazas, lo que le llevó a plantearse su futuro. Meses después fue la número uno en las oposiciones para letrada de la Seguridad Social . Comenzó a recoger los frutos del esfuerzo. Entonces llegó la etapa más dura, dejando de lado su vida privada. Consiguió plaza en Barcelona y durante nueve meses alternó el trabajo con los estudios para sacar su plaza como abogada del Estado. Era lo que se había propuesto.

«Una oposición hace que dejes de lado tu vida, con dedicación total y absoluta», sobre todo, en esos meses de doble esfuerzo . Sobre la figura del abogado del Estado, López-Herrera explica que como toda persona física o jurídica, el Estado también tiene su propio letrado de parte , que estará personado en todo proceso donde esté demandado el propio Estado o cualquier funcionario estatal, ya sea guardia civil, policía nacional, juez o inspector de Hacienda.

«La gente reconoce el prestigio de la formación de los miembros de la Abogacía del Estado, pero no su relevancia en el día a día y la cantidad de millones de euros que defienden para el Estado». Su defensa va desde las costas marítimas hasta la Hacienda pública o el Ejército. En Sevilla, el 70 por ciento de los casos en los que actúa son tributarios , mientras por ejemplo en Cádiz están relacionados con delitos fiscales y contrabando. De cara a un futuro no tan lejano, advierte de que la figura del abogado del Estado será aún más importante si cabe, sobre todo, por los vaivenes políticos que se están produciendo. «Tendremos que asesorar al Estado y a sus altos cargos y, defender la legalidad».