La crisis y la presión policial provocan que aumente la prostitución en pisos de Sevilla y el Aljarafe

La explotación sexual lleva años en caída libre en los clubes de alterne y reubicándose en casas y chalés, dotados de la protección jurídica de un domicilio

Agentes de la de la Policía Nacional precintan un club de alterne en un polígono industrial de Sevilla ABC

MANUEL MARÍA BECERRO

El oficio más antiguo del mundo se adapta a los nuevos tiempos como un guante o, por ser rigurosos, como un puño de acero. La explotación sexual de mujeres en más de un centenar de domicilios particulares de Sevilla capital y el Aljarafe es el modelo en boga, como consecuencia directa de la crisis económica y el acoso policial a los clubes de alterne, que suman lustros de capa caída.

El mercado de la prostitución evoluciona por décadas. En los años 80 predominaban las barras americanas con ejercientes nacionales y público veteranos. Pero en los 90 llegó el boom de los macroclubes de carretera , caracterizado por el desembarco de multitud de jóvenes exóticas procedentes del Este de Europa y del Caribe que se quedaban residiendo en el mismo burdel o en algún hotel próximo o anexo.

A finales del pasado siglo ya empezó a ponerse coto a la situación. La mayoría de las prostitutas se encontraban en situación irregular y, a fuerza de inspecciones, atestados, multas, denuncias de explotación, procedimientos administrativos en Extranjería… el negocio ha ido menguando notablemente.

No se libra ni un club de alterne: sólo en 2015 la Policía Nacional llevó a cabo 30 controles (cerrados con tres detenidos y 55 mujeres liberadas) y este año prevé un 25% más (ya ha habido siete detenciones y 32 rescates). También es cierto que los bolsillos castigados por la recesión y el endurecimiento de las sanciones de tráfico por consumo de alcohol han restado clientela, aunque sigue habiendo a nivel provincial en torno a una treintena de puticlubes , cuatro de ellos macro.

Gran parte de las mujeres que allí trabajan proceden de Rumanía , sin fronteras desde su incorporación a la Unión Europea. Muchas emigran con novios aviesos que son los que las acaban forzando a prostituirse. Ucrania y, en menor medida, Rusia también nutren los clubes sevillanos desde Europa del Este. Del otro lado del charco, brasileñas, dominicanas y colombianas son las víctimas más usuales. Últimamente se está detectando un incremento de paraguayas .

Prostitutas subsaharianas localizadas en un polígono JUAN FLORES

Las subsaharianas son «rara avis» en los clubes de alterne. Su ámbito de actuación es la calle o más bien los polígonos, donde compiten principalmente con rumanas. El seguimiento administrativo ha permitido verificar cómo muchas llegan en patera : desembarcan en Motril y, tras ser trasladadas a centros de acogida en Sevilla, desaparecen en cuestión de días rumbo a Madrid, Barcelona, Bilbao… citadas a través del Whatsapp. Algunas han acabado en Italia captadas por grupos mafiosos. Los proxenetas las amedrantan con la práctica del vudú , al que tienen auténtico pánico. Hay que tener en cuenta que en su mayoría son mujeres captadas en aldeas africanas.

¿Y los chinos ? Clubes no tienen y tampoco funcionan ya las peluquerías con servicio de masajes y final feliz. En los últimos tiempos sí se ha detectado en polígonos industriales que se han llegado a celebrar fiestas de comunidad y despedidas de solteros que han acabado en orgías , aunque es un fenómeno menor y novedoso.

Deudas de origen que se incrementan

Las extranjeras que entran en los circuitos de la prostitución parten desde sus países de origen con deudas que oscilan entre los 5.000 y hasta los 30.000 euros en los casos en los que las mafias son tan poderosas que les facilitan pasaporte legal. Son cantidades importantes de las que resulta muy difícil zafarse porque se retroalimentan : ya en España, a las chicas se les cobra por la manutención, por el consumo de teléfono o de drogas (la cocaína les permite mantenerse más horas activas), por la habitación...

Los precios de las copas están ahora entre los 20 y los 30 euros y las relaciones sexuales es según el tiempo consumido, siendo lo habitual 50 o 60 euros cada 20 minutos . En la prostitución en pisos y chalés particulares hay cita previa y el cliente no suele ir a tomar alcohol ni otras drogas que están a disposición en los lupanares. La dificultad para acceder a los apartamentos por parte de la Policía Nacional es notable, ya que no tienen la consideración de establecimiento público y sí la protección del domicilio particular .

Hay proxenetas en prisión , pero son una minoría y si están entre rejas es por los antecedentes penales que acumulan. «Salvo agresiones muy violentas o denuncias fundadas de víctimas de la trata que logran superar el miedo que les inculcan, los jueces no suelen ver delito», admite un experto policial consultado por ABC. Y en el submundo de la trata lo que abunda es la intimidación. «Amenazar con dañar a la familia en el país de origen es más efectivo y mucho más rentable que romper las piernas o rajar». En todo caso, en Sevilla se ha llegado a detener a dos matones ucranianos que se habían hecho más de 4.000 kilómetros en coche para cobrarse en el acto una deuda por las buenas o por las malas.

Armas a la vista no suelen estar, pero las hay y se usan para acelerar cobros o ajustar cuentas, que proxenetas también pueblan los cementerios: sin ir más lejos, un antiguo dueño del club Los Daneses de Camas apareció hace tres años con un tiro en la cabeza en el maletero de su coche incendiado.

Menores de edad tampoco son visibles pero cierta clientela los demanda. Lo que se detectan más frecuentemente son chicas de 18 años que llevan tiempo ejerciendo la prostitución y documentación falsificada para aparentar más edad. Se toman muchas precauciones, porque los responsables de los clubes saben que van de cabeza a la cárcel en cuanto se detecte la presencia de adolescentes en el local o el piso.

En todo caso, la carne de cañón son casi siempre testaferros detrás de los cuales están los verdaderos reyes del negocio de la prostitución, grandes empresarios con numerosos negocios paralelos para blanquear. La forma de echarles el guante encima es con amplias investigaciones patrimoniales , aunque a veces es difícil incluso ligarlos con la matriz.

Otra forma de atacar el problema de raíz es el plan contra la trata de mujeres aprobado a finales de 2011 por el Gobierno central. Permite a las víctimas acceder a la condición de testigo protegido , con regularización administrativa plena, traslado a otra ciudad (incluso se les costea el billete de vuelta a su país de origen) y 90 días de plazo para reflexionar si prosiguen con la denuncia. Se ha roto así el discurso amenazante de las mafias , que aseguraban a las prostitutas que acudir a la Policía Nacional era exponerse a la expulsión fulminante de España. Acudir a una comisaría ahora es la mejor opción para salir del infierno.

Riesgos más allá de lo venéreo

Quien paga por sexo asume mucho más riesgos de los que piensa. Especialistas en la lucha contra la trata humana resaltan que durante los registros de clubes y viviendas han localizado desde carpetas repletas de fotocopias con el DNI y la tarjeta de crédito de los clientes hasta cámaras ocultas, pasando por la burundanga o escopolamina que deja al más incauto en fuera de juego mientras le sablean la cuenta. Muchos no denuncian por vergüenza, y los proxenetas ganan más y más..

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