Crisis del coronavirus en Sevilla
Día 51 de encierro en Sevilla: buscando alivio a las medidas de alivio
El calor hace que muchos en Sevilla eviten salir a la calle a las horas marcadas para su franja y opten por el confinamiento del aire acondicionado y aquello de quedarse en casa
El alza de los termómetros en lo que a Sevilla se refiere desde este pasado sábado ha provocado que la población haya ido amoldando el particular modo de vida de estas latitudes en momentos tórridos (de sobra conocidos) con los horarios dispuestos por parte del Gobierno central para poder disfrutar de la calle dentro de los alivios que se han ido introduciendo en el actual estado de alarma a causa de la pandemia de coronavirus Covid-19. Las franjas horarias para cada tipo de población tienen en cuenta las recomendaciones sanitarias y un horario estándar nacional, que normalmente se ajusta bien poco al andaluz y mucho menos al sevillano cuando llega «la calor». Esto está haciendo que la presencia urbana sea mucho mayor entre los adultos, especialmente los que practican deporte, y se haya reducido bastante entre los niños. En esta etapa, al menos a orillas del Guadalquivir, se busca el alivio del alivio.
Eduardo Barba : Una cosa es poder romper el confinamiento y otra bien distinta es querer hacerlo. Y con ciertos números en los termómetros de las calles, es casi mejor no atreverse y resguardarse en el aire acondicionado. Es evidente que las normas y horarios que se han dispuesto para romper la frontera del umbral de la puerta no tienen en cuenta singularidades de cada territorio y son las mismas en La Coruña, en Huesca o en Ávila que en Tenerife o en Sevilla. Y pasa lo que pasa. Niños, sólo hasta las siete de la tarde. O sea, videoconsola, televisión y lectura, porque dar una vuelta con los pequeños antes de que den las 19 horas del día es poco más o menos que una proeza cuando se rozan los 40 grados. O entre las siete y las ocho de la tarde para las personas de más de 70 años, que han logrado sobrevivir al coronavirus y van a caer de un plumazo por golpes de calor. Eso mismo que va a pasarle a algún intrépido runner que se ha colocado el chándal y ha encontrado en el bolsillo una moneda de cien pesetas del último día que usó dicha prendas. Al absurdo de un horario unificado sólo le queda el consuelo de que sea breve y pueda limitarse a una etapa de la que queden pocos días y de pensar que podía ser incluso peor si al batiburrillo de fases de desescalada y de excepciones provinciales o insulares también se le deben sumar detalles de horarios especiales según qué zonas. Más vale lanzarse al gazpacho y al frescor del esplit del salón que intentar entender un cuadrante con normas más elaborado por el equipo de Moncloa al que se le añadan variaciones geográficas. Dejémoslo estar unos días. Ahora más que nunca, quédate en casa, no te empapes en sudor.
Javier Macías : Cada vez se ven menos niños por las calles. De las críticas interesadas por las cuatro fotos tomadas con teleobjetivo y el famoso vídeo del Parque del Turia en Valencia en la que se vieron aglomeraciones el día que por fin los pequeños pudieron disfrutar del aire libre y del sol, se ha pasado al autoconfinamiento obligado por el calor. Las franjas horarias establecidas por el Gobierno para evitar que se masifiquen las calles en esta fase 0 del plan de desescalada no funcionan. Lo que antes eran padres «irresponsables» denunciados por las viejas del visillo y policías de los balcones, ahora son corredores que aprovechan el crepúsculo para hacer deporte. A los ancianos y los niños sólo les quedan las franjas centrales del día, quizá las más largas, pero también las que más calor hace. En Sevilla, este lunes y domingo se hacía casi imposible estar en la calle con un bebé con la que estaba cayendo. Se entiende que la medida se ha tomado por evitar que todos salgan a la misma hora y que, en este verano anticipado de primeros de mayo, no cabe otra que hacerlo a la caída del sol. Más vale que el Gobierno aplique su plan de desescalada de forma descentralizada, porque en Asturias no hace el mismo calor que en Andalucía. A ver si el mando único se entera y empieza a escuchar a las comunidades autónomas, que quizá conozcan mejor el paño. De momento, precisamente es un paño el que he usado para secar el sudor de la niña de vuelta a casa por el paseo marítimo de la calle Baños.
Ramón Román : Responsabilidad. Llegó el deporte. O más bien, la libertad. Porque las salidas a la calle estaban reservadas en exclusiva para los niños y para realizar compras esenciales de la forma más rápida posible. Todo eso cambió el sábado y, como era previsible, España demostró que podría haber presentado a casi 40 millones de personas a los próximos Juegos Olímpicos. Sevilla no se quedó atrás y tuvo zonas masificadas, cosa que ocurrió prácticamente en todas las ciudades. ¿Y es eso malo? Pues no. Es lo más lógico del mundo que, después de 50 días encerrados, todos quieran salir. Ya sea para correr, para coger la bicicleta, para andar ligero o, simplemente, para pasear con algún familiar. Es comprensible incluso que, en los primeros días, muchos fueran a zonas, como el parque de María Luisa o el paseo del río, que estaba claro que iban a estar atestadas de gente. ¿Novelería? Sí, la hubo. Salieron muchos que no habían hecho deporte en años, pero tampoco creo que eso sea criticable. Eso sí, una vez que ya ha pasado el ímpetu por sentir la libertad y, por qué no decirlo, que aparecen las agujetas, debe reinar la total responsabilidad entre los que vayan a seguir saliendo a ejercitarse. Nada de «cucamonas», no debemos actuar en función de si «nos pillan», sino que debemos ser los primeros interesados en hacer las cosas bien para que no haya rebrote y, así, podamos seguir saliendo cada vez más a la calle. Y esto lo digo porque hay una serie de cosas que sí que no tienen justificación, por muchas ganas que tuviéramos todos de volver a hacer deporte. Yo llevo unos años corriendo. Por hobby, nada profesional. Las clásicas carreras populares y unas cuantas medias maratones. ¿Me da eso preferencia a la hora de salir respecto a otra persona que no se movía desde hacía años? Rotundamente no. Los dos tenemos los mismos derechos y ambos debemos mantener el orden cumpliendo las normas. Ni yo puedo salir a correr con los amigos, como hacía antes. Ni el que se acaba de comprar una bicicleta puede ir en grupo. Y no se trata ni de ser el aspirante número uno a la «vieja del visillo» ni de quedarse en casa para no correr riesgos, sino que simplemente debemos tirar de lógica y cumplir las normas. Tampoco creo que sea tan complicado salir de forma individual a hacer deporte y mantener una distancia de seguridad con el resto de personas. De nosotros depende que, incluso, más pronto que tarde podamos volver a participar en una carrera popular. Todos, los que ya lo hacíamos y a los que ahora les ha entrado el gusanillo...
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