Crisis del coronavirus en Sevilla

Día 46 de encierro en Sevilla: la desescalada como camino hacia un verano luminoso

La expectativa de ir cumpliendo las fases marcadas para llegar al verano con cierta normalidad sirve de energía en el agotamiento de esta larga carrera

Sigue las últimas noticias de la crisis del coronavirus en Andalucía

Varias personas pasean a su perros por los Jardines de Murillo Efe

S. L.

La paciencia está pasando una prueba fuego con la que nadie contaba hace apenas dos meses. La prueba de nuestras vidas en muchos casos. Superados los cuarenta y cinco días de confinamiento a causa del estado de alarma decretado por la pandemia de coronavirus Covid-19 , el creciente calor, la apertura de los cielos sevillanos, la luz hasta bien tarde y, sobre todo, las noticias sobre el proceso de vuelta a cierta normalidad están sirviendo de complemento alimenticio para aguantar esta carrera de fondo hasta el final. Es obvio que queda menos y que el famoso plan de desescalada por fases del Gobierno sirve al menos de acicate para animarse y pensar en la recta final y en un verano de luz y algo de sosiego, pero el pesar por los caídos, el cansancio acumulado, las contradicciones y dudas con las medidas adoptadas y el miedo a que buena parte de la economía quede hecha añicos no dejan que la respiración sea lo relajada que debe. Con paciencia, dicen, se podrá conseguir.

Elena Martos: Pues ya tenemos plan de desescalada. No le gusta a casi nadie, pero algo es algo. Cada pequeña apertura viene acompañada de un manual de instrucciones de obligado cumplimiento y, en vista de lo que ocurrió el pasado domingo, parece que seremos los ciudadanos los que nos encargaremos de hacer que los demás lo respeten, señalando con indignación al que se relaje. A ver en qué fase toca abolir a la polícia de balcón que cacarea en las redes sociales. El tema es que ya estamos en otra cosa. Con más o menos fortuna la hostelería y el comercio irán levantando la persiana y nos acostumbraremos a la nueva realidad.Quién no ha diseñado ya la ruta del primer día para pedir la ración del plato que lleva casi dos meses sin probar y para echarle una mano al negocio que tantas veces le ha hecho feliz. El vestido de aquella boda de la primavera que se aplazó a 2021 también se puede comprar ahora que están los expositores llenos con todo el género por salir y que necesitan clientes como nunca. Lo de ver a la familia cuando vive en otra provincia seguirá complicado. Habrá que seguir con la videollamada mientras se autoriza la fase de abrazar a los padres y a los amigos. Los más cercanos ya tienen fecha para verse en casa y en las terrazas de los bares, siempre que quede una mesa libre. Al fin hay un horizonte para decir que el próximo encuentro será en persona y a ser posible, tras pasar por la peluquería para volver a reconocernos.

Javier Macías : El calor ha llegado a una ciudad que empieza ya a ver la luz al final de ese largo túnel en el que se ha visto sumida. En plena semana de Feria, cuando las calles del Centro deberían ser un hervidero de turistas aprovechando la mañana para visitar los monumentos y el barrio de Santa Cruz, la soledad reinaba en la vieja Judería. Sólo se escuchaban los taladros de los primeros obreros que han llegado a la calle Mateos Gago para iniciar la reurbanización de esta calle emblemática a la que le quitaron los veladores y que ahora le han robado el alma: la Fresquita y las Columnas. Más allá de la nostalgia cervecera del que suscribe, un paseo por esta zona de Sevilla a pleno sol y entera para uno, ha servido para recuperar el idilio con este barrio invadido por el turismo descontrolado. En la placita de Santa Marta no había un alma, por Rodrigo Caro se escuchaba sólo la fuente de Doña Elvira, que ayer no tenía las clásicas mesitas bajas de los restaurantes de esta romántica plaza sevillana. Vida, Gloria… las calles cuyos nombres son ahora tan simbólicos, eran una estampa de postal. Por los Venerables, aparecen los primeros niños con su madre camino de la puerta del colegio San Isidoro: «Tienen muchas ganas de volver», indica esta vecina superviviente de este barrio convertido casi en parque temático. Sale un hombre de su portal en la calle Reinoso, que dicen que es la más estrecha de la ciudad: «Los guías cuentan trolas y la han bautizado como la calle del beso, porque dicen que hubo vecinos que se besaban de balcón a balcón, a apenas 30 centímetros de separación». ¿Se le podría llamar a eso confinamiento? De regreso a casa, a los pies de la Giralda, entregada entera a por quien allí tiene la suerte de pasear en solitario, repicaron las campanas del Angelus. Ya eran las doce. Medio día menos para la nueva normalidad.

Romualdo Maestre: Apenas sin tráfico por las carreteras, los que vivimos en el extrarradio de Sevilla, más cerca del campo que del campanario de la Giralda, intuimos la primavera por el parabrisas. Las margaritas que se ven por los arcenes están que se salen. Hermosas y grandes, libres del peso de las partículas de hidrocarburos quemados y expulsados por los tubos de escape de los coches, alzan sus cabezas de forma solemne y orgullosa. ¿Cómo no estarán los lirios o las camelias, las lavandas o las amapolas? Ahora, que hemos descubierto el valor del silencio, el canto de los pájaros mientras trabajamos, nuestro «zen» amable y sostenible de convivencia con la naturaleza, reflexionemos. Para mí es más importante poder fotografiar una orquídea salvaje en Alcalá y mandársela, pongamos por caso, a una amiga en Holanda, que presumir de un reloj de lujo o un polo pijo de marca. Lo ves, querida Cristina, el bicho no ha podido robarnos la primavera y no sólo vosotros disfrutáis de las flores. Esto se acabará, paciencia, y como todos los años, estos proyectos de futuro, como apuntan los pequeños granitos de uva que asoman en las vides o esas naranjas diminutas que se han desecho del azahar, fructificarán. Atrás quedará el recuerdo y el honor para los que nos dejaron. La ignominia para los que no supieron reaccionar a tiempo. El valor de los que se jugaron su vida por salvar otras. Y la próxima primavera volverá a reír con nosotros. Nuestro cielo azul es siempre límpido.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación