Crisis del coronavirus

Coronavirus: palabras para una crisis

La pandemia ha propiciado una pequeña revolución en el vocabulario con el uso generalizado de neologismos y términos propios de la nomenclatura médica

Una mujer con mascarillas por el centro J.M.Serrrano

Manuel Contreras

El coronavirus también ha infectado nuestro vocabulario. La pandemia ha puesto en circulación una serie de palabras y neologismos que han contaminado rápidamente nuestra forma de expresarnos, hasta el punto de que se puede hablar de un diccionario propio de la crisis sanitaria. De repente, nombres que sólo estaban registrados en el Diccionario de términos médicos de la Real Academia Nacional de Medicina han pasado a ser de uso masivo. Algunos vocablos vienen para quedarse, y se incorporarán de forma definitiva como términos recurrentes en nuestra comunicación cotidiana; otros probablemente desaparecerán una vez que se mitigue el impacto social de la enfermedad. Esta pequeña revolución lingüística ha motivado incluso que la Real Academia Española de la Lengua haya tenido que actualizar su Manual de Español Urgente para ajustar el uso de algunas palabras y aclarar otras, como «desconfinamiento», cuyo uso se ha extendido pese a no aparecer en el diccionario.

En cualquier caso, la crisis sanitaria del coronavirus no sólo ha despertado una demanda de información médica, sino también semántica. La edición digital del diccionario de la RAE ha registrado desde que comenzó el confinamiento 84 millones de visitas, —un 27 por ciento más de lo habitual—, con un protagonismo notorio para términos médicos como pandemia, cuarentena, confinar, epidemia, virus o triaje. Este reportaje pretende aportar algo de luz sobre algunas dudas lingüísticas que la propia Academia debe debatir.

Coronavirus. El gran protagonista de la crisis. El coronavirus o coronavidae es una modalidad de virus descubierta en los años 60 que provoca una enfermedad denominada Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS). Al tratarse de un término médico que hasta ahora apenas era utilizado fuera del ámbito sanitario, no está incluido en el diccionario. La RAE ha abierto un procedimiento de urgencia para hacerlo , algo que también ocurre con otros términos cuyo uso se ha generalizado con la pandemia. Esta situación anómala —un vocablo muy utilizado que permanece sin registrar— no es infrecuente cuando el término se pone de actualidad súbitamente, ya que la tramitación lexicográfica lleva su tiempo.

La pandemia ha generado un alud de vocablos: «Coronavirus», «desescalada» o «desconfinamiento» no están todavía incluidos en el diccionario de la RAE

COVID-19 . Tras la detección del virus a comienzos de año, las autoridades sanitarias debían identificar a este nuevo miembro de la familia del coronavirus para diferenciarlo de los ya catalogados. El Comité Internacional de Taxonomía Vírica (ICTV) bautizó técnicamente como SARS-CoV-2 al nuevo virus, por tratarse de una variación del SARS-CoV, otro coronavirus que en 2003 ya provocó una epidemia de SARS. El 11 de febrero la OMS le puso el nombre oficial de Covid-19 , acrónimo de coronavirus disease 2019. Con esta designación alfanumérica la OMS evita estigmatizar de un animal o un país, como ocurrió en el pasado siglo con la denominada «gripe española», que mató a veinte millones de personas... y no se generó en España.

Pandemia . Significa «enfermedad que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región». Es curioso cómo este término se ha impuesto rápidamente a epidemia, más utilizado hasta la aparición del virus .

Carga viral. Indica la cuantificación de la infección por el virus en el organismo y se determina midiendo las partículas virales en los fluidos corporales. En la era preCovid-19 definíamos la carga viral de una forma mucho más tosca , en una horquilla semántica que iba desde la «destemplanza» hasta el «gripazo».

Estudio serológico . Una de las expresiones que ha copado los titulares en los últimos días. La serología es el estudio que permite comprobar la presencia de anticuerpos en la sangre. Este estudio tiene como objetivo, por tanto, definir el mapa de la situación actual de la población española respecto al virus.

Prevalencia . Otro de los términos que aparecen con frecuencia en las informaciones sobre el virus. No, no se trata de un filial del club ché. Es un término epidemiológico que denomina a la proporción de individuos de un grupo o una población que presentan una característica compartida . En este caso, se refiere al porcentaje de población contagiada por el coronavirus.

Tasa de letalidad/mortalidad . Dos conceptos que se pueden confundir. La primera se refiere al coeficiente de fallecimientos en relación a las personas contagiadas ; la segunda al coeficiente de muertes en relación a la población general.

PCR . Aunque parezca un partido de izquierdas, estas siglas se corresponden en inglés con Reacción en Cadena de la Polimerasa. Se trata de una de las dos modalidades de test para detectar el contagio de coronavirus. Identifica un fragmento de material genético del patógeno. Su resultado tarda varias horas y debe ser realizado en un centro médico por personal especializado.

Test rápidos . La otra modalidad de análisis para detectar el virus. En este caso no identifica el patógeno, sino los anticuerpos que produce nuestro organismo cuando se ha producido el contagio. La metodología es similar a una prueba de embarazo, pero sobre una gota de sangre . Se puede realizar en el domicilio y su resultado se conoce en unos minutos. Su fiabilidad es menor que el PCR.

Confinamiento . Hasta ahora era un término poco utilizado, de aire decimonónico y con evocaciones políticas. La palabra confinamiento hacía pensar en Unamuno en Fuerteventura o Napoleón en la isla de Elba. Tras la experiencia del Estado de Alarma es fácil prever que es uno de los vocablos que se incorporará a la jerga cotidiana cuando retornemos a la normalidad: «Paco no sale este fin de semana, está confinado en su casa» . Su formulación con el prefijo -des, que indica acción inversa, no está admitido por la RAE, aunque los académicos destacan que linguísticamente la construcción es correcta.

Desescalada . Tampoco figura en el diccionario, pero las autoridades lo han utilizado recurrentemente en sus comparecencias públicas, lo que ha terminado generalizando su uso incluso en titulares de prensa. En alpinismo se utiliza el término descenso para referirse al retorno desde el pico de la montaña . Es una expresión con muchos sinónimos (bajada, descendimiento, declive…) pero el Gobierno ha optado por un neologismo para referirse al ocaso de la crisis. Tampoco es incorrecta gramaticalmente.

Distancia de seguridad . Hasta ahora era lo que recomendaba la DGT en sus campañas de prevención antes de las vacaciones de verano: «Al volante, mantenga la distancia de seguridad» . Ahora se va a convertir en el modus operandi más elemental cada vez que pisemos la calle. La relajación de las medidas de aislamiento pondrá a prueba si los españoles hemos asumido esta medida preventiva.

EPI . El acrónimo de Equipos de Protección Individual se ha incorporado definitivamente a nuestro vocabulario tras la polémica por las deficiencias en el material proporcionado a los profesionales de la Sanidad. Pese a la generalización de su uso en el contexto médico , es difícil que los ciudadanos de más de cuarenta años dejemos de pensar en Barrio Sésamo al oírlo.

Mascarilla . Un producto que apenas tenía distribución comercial y que con la crisis sanitaria se ha vuelto de primera necesidad. Estábamos acostumbrados a que sólo se ocultasen el rostro los superhéroes y los cirujanos, valga la redundancia, pero ahora la mascarilla se ha convertido en un elemento más de nuestro atuendo . Hemos aprendido que hay de dos tipos, quirúrgicas y filtrantes, que las segundas presentan tres categorías: FFP1, FFP2 y FFP3, en función de la eficacia de filtración.

Gel hidroalcohólico . Otro producto de escasa demanda fuera de los circuitos comerciales hasta que la pandemia lo ha colocado en todos los hogares. Hasta la llegada del coronavirus era barato y accesible ; ahora podría sustituir al oro como patrón de referencia monetaria universal.

Bulo . Una de las consecuencias de la expectación informativa despertada por la pandemia ha sido la proliferación en redes sociales de informaciones que no proceden de ningún medio de comunicación fiable y sin credibilidad alguna . El Gobierno ha aprovechado la situación para considerar como bulo o fake news muchas noticias que perjudican a su imagen y ha amagado con limitar su difusión, lo que abre la puerta a medidas que vulneren la libertad de prensa.

Videollamada . El confinamiento ha disparado el uso de una opción que todos sabíamos que teníamos en el móvil pero que sólo utilizaban los padres con hijos en el extranjero. El confinamiento ha generalizado el uso de esta aplicación que han usado Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos o el Rey . La bisoñez en el uso de las videollamadas implica cierta peligrosidad potencial con los movimientos en segundo plano, como acreditan los programas del corazón de los últimos días.

Zoom . El diccionario lo recoge como «objetivo de distancia focal variable», en el contexto fotográfico. Si usted peina canas también le evocará el ballet de Valerio Lazarov . Pero a partir de esta crisis sanitaria el anglicismo quedará vinculado indisolublemente a la aplicación más utilizadas para videoconferencias.

ERTE . La crisis económica de 2008 y el escándalo de la Junta de Andalucía convirtieron a las siglas ERE (Expediente de Regulación de Empleo) en un término de uso generalizado. El coronavirus ha puesto de moda este otro trámite labora l, el Expediente de Regulación Temporal de Empleo, al aplicarse en tan solo unos días en decenas de miles de empresas en España.

Asintomático . Se refiere a la carencia de sintomatología en pacientes contagiados, y esta condición es una de las claves de la alta capacidad de transmisión del virus. Este vocablo ha salido de la jerga sanitaria para ser utilizados por el común de los ciudadanos.

Nueva normalidad . El término acuñado en los laboratorios de la retórica gubernamental para definir la salida de la crisis. Realmente es un oxímoron, porque lo normal es lo habitual, y lo habitual nunca puede ser novedoso. Esta contradicción semántica refleja la duda política: no se sabe si la nueva normalidad significa el retorno a lo de antes o el comienzo de otra era para España.

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