Covid Sevilla
Sevilla cierra a las seis: la tarde de los paseos
Bares, tiendas, comercios, centros comerciales cerrados... La vida al ralentí en una Sevilla que se confina para frenar al virus
A las 16.30 los hosteleros han despertado de la siesta a media Sevilla con la cacerolada en protesta por el cierre obligado a las seis de la tarde. Se sienten indefensos, al igual que los comerciantes, y reclaman unas ayudas que no llegan. El reloj del Cronómetro, en la calle Sierpes, marca la hora H. Llega el momento en el que comercios, bares, restaurantes y todos aquellos establecimientos no esenciales tienen que cerrar sus puertas, y en las inmediaciones se dan cita algunos cámaras y periodistas dispuestos a hacer la crónica del primer día en que se han aplicado las nuevas medidas impuestas por el Gobierno andaluz para paliar la expansión del Covid-19. Una pandemia que sólo este martes ha puesto en las estadísticas la muerte de casi una treintena de sevillanos . Familias rotas, vidas truncadas, a veces olvidades entre el maremagnum de datos y números diarios.
El consejero de Salud, Jesús Aguirre, lo ha dejado claro en su comparecencia de este martes. El 80% de los contagios se produce en el seno familiar, por eso extremar las precauciones debe ser la máxima prioridad ahora mismo. Eso, y quedarse en casa . Un consejo que desde luego no seguimos muy a rajatabla a tenor de lo visto en el Centro de Sevilla. Menos gente por las calles, sí, pero más de la esperada , comenta con sorpresa una pareja de agentes de la Policía Local, destinada en el Distrito 1, quienes apuntan que las peluquerías y los estancos no paran de llamar a comisaría para saber si pueden permanecer abiertos más allá de las seis. Y es que intentar descifrar el BOJA se ha convertido en deporte nacional este martes en Sevilla, junto a los paseos, claro. A las siete de la tarde, y sobre todo en la zona de las vías comerciales de Tetuán, Sierpes o Campana, caminar vuelve a ser una rutina como en los tiempos de la desescalada. Con los gimnasios cerrados no hay alternativa, y a pesar de los escaparates apagados, que no invitan desde luego al optimismo, cualquier cosa es buena antes que quedarse en casa.
Lo mismo pasa en Montesión o la calle Feria. Los templos de San Juan de la Palma, con Santa Ángela en el altar, la capilla de los Marineros en Pureza o la de los Servitas o la iglesia de San Pedro , como muchos otros en la ciudad, están abiertos. Farmacias, ópticas y supermercados son los pocos establecimientos que, junto a las farolas y las ventanas de las viviendas, aportan algo de luz a las calle. La Alameda , que el pasado fin de semana era un ferial, no está concurrida, pero sí hay vecinos paseando, o dando una vuelta con las mascotas. No obstante, a medida que avanza la tarde, el Centro se va convirtiendo en un desierto.
Así se muestra el barrio de Santa Cruz. Vacío . Una imagen desoladora que muestra, una vez más, cómo los comercios, las tiendas y el turismo llenaban de vida las calles de una ciudad que hoy respira angustiada ante la incertidumbre de un virus impredecible, que deja muertos, tristeza y desolación.
Pero hay que luchar, seguir y mirar de frente a los problemas . Así lo están haciendo algunos bares y restaurantes, que como los ratones del libro, no dejan de buscar nuevos caminos para encontrar el queso. Pizzerías y restaurantes, como el «Bottega italiana», situado entre la calle Relator y Feria, permanece con sus puertas abiertas para el servicio a domicilio y aquellos que vayan a recoger los pedidos. No hay otra. En el Arenal, la tarde también está tranquila. Por no haber, no hay ni problemas de aparcamiento. Es la tónica general. Paseos, tranquilidad, mucha tranquilidad, resignación, y a casa . Los centros comerciales, como Torre Sevilla, se quedan solos a las 18.00 hasta que el toque de queda marque el principio y el fin.
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