Coronavirus en Sevilla
El voluntario de El Vacie que sale con su mascarilla FFP3 todos los días a las 8 a «hacer caridad»
Francisco José Domínguez, diputado de la hermandad de Monserrat, reparte alimentos en zonas desfavorecidas y mascarillas en conventos sin poner nunca un pie en ellos
Francisco José Domínguez sale todos los días a las 8 de la mañana con su mascarilla FFP3 y se sube a su coche, donde no falta un bote con alcohol. «La caridad hay que hacerla con garantías», dice el diputado de Caridad de la hermandad de Montserrat y uno de los pocos voluntarios que lleva alimentos estos días al poblado chabolista de El Vacie. Acaba de dejar allí doscientos kilos de patatas.
«Las Tres Mil Viviendas es un oasis al lado del Vacie —dice—. Allí está la parroquia, que hace una gran labor, y la Fundación Don Bosco. Aquí no hay nada, ni calles» . Francisco tiene 42 años y lleva haciendo caridad desde los 18, aunque ha sido legionario y trabajado muchos años como escolta de seguridad. Su vida la dedica ahora en exclusiva a ayudar a los demás, aunque pide que no hablemos mucho de él sino de lo que hacen otros voluntarios, con la ayuda de la fundación Fraternitas, abierta a todas las hermandades sevillanas.
Al Vacie pocos se atreven a ir salvo la Cruz Roja, la fundación Pro-Derechos Humanos y la Policía Nacional , cuando busca allí al autor de algún delito o desaparecido de la Justicia. Va solo con su coche pero no se adentra en el poblado. « Al Vacie llevamos cosas a granel, fruta, verdura, patatas y aceite porque si son cajas o paquetes puede haber problemas con el repart o. Cuando llego, me envuelven el coche y no me dejan moverlo. Empieza a salir gente de las chabolas, ponen música y los niños corren en torno al coche como si yo fuera un rey mago. Es brutal —dice—. Y las familias se pelean por lo que llevo dentro porque allí el bien más preciado es la comida».
Francisco no quiero verse involucrado en ninguna pelea y por eso actúa de forma táctica. « Lo suelto todo rápidamente en la entrada, a la altura de la primera chabola, y me voy ». Una mujer que hay alí suele pone orden y evitar aglomeraciones o incidentes. «Ella sabe que si no hay orden o le hacen algo al coche, yo ya no vuelvo allí»,dice.
Lo primero que hizo Francisco cuando entró de diputado de Caridad en Montserrat fue ver las necesidades que había , los recursos que tenían y cómo podían ser más eficaces. «Veo que muchas hermandades trabajan de manera solitaria y creo que eso es un error. Lo importante es coordinarnos para hacer llegar mejor los recursos y ser más eficaces. La labor de Fraternitas es muy importante, son las hermandades las que ponen el dinero», cuenta.
«Compré una bolsa grande de pan a un niño de Las Letanías y su madre me dijo que la compartiría con todo el bloque en el que vivía. Yo lo congelaría para tenerlo para la semana. Es brutal y lo veo a diario»
Aunque la situación de muchas familias de barrios desfavoreci dos es «muy mala», teme que sea aún peor en los próximos meses. «Los que ahora cobran el ERTE pueden quedarse en paro» , dice. Le emocionan muchas cosas que ve y a veces cosas impensables. «En un centro de Salud de las Letanías, mientras repartíamos comida con la asociación Atenea, que trata a drogadictos, nos salió una familia con tres niños pidiéndonos algo para comer. Lo acababa de entregar todo y un niño con 5 años se me agarró a la pierna pidiéndome pan —cuenta—. Fui a una tienda y le compré una bolsa grande. Entonces se me acercó la madre a darme las gracias y me dijo que con eso iba a comer el bloque entero donde vivía. O sea, que iba a compartirlo. Es brutal. Y eso lo veo todos los días. Yo creo que lo congelaría para ir dándoselo a todo mi familia durante la semana», confiesa
Para aliviar estas situaciones a las que no siempre llegan los servicios sociales ha pedido ayuda a los hermanos de Montserrat y a los que no lo son. Ayuda con su mano de obra o con lo que puedan. «Somos coordinadores de una gran cadena de muchos eslabones. Lo que es vital es la unión entre las hermandades. Lo importante es amar al prójimo como a ti mismo y no las advocaciones de cada uno de nosotros. No importa El Gran Poder, Triana, la Macarena. Si no es de la hermandad, no importa. Tú eres hermano mío», dice.
Cuenta que restaurantes como Becerra le han donado toda la comida y bebida que tenían. O que Oscar Mayer les hizo una gran entrega de productos. O que le surte de fruta y verdura la empresa Frutas Mora, en Espartinas . «La gente no suele dar frutas ni verduras y esto es un gran desahogo», dice.
Francisco y sus voluntarios también van a conventos, aunque nunca ponen un pie en ellos porque no quieren meterles el coronavirus. «Hemos asistitido al convento de las Capuchinas , al de la Hiniesta, al convento de San José de la Montaña, y hemos hecho reparto masivo de mascarillas», cuenta.
En la hermandad han tejido 20.000 mascarillas y otras 20.000 con las hermandades del Viernes Santo, que lo han coordinado San Isidoro y Montserrat. Y acaban de hacer otras 10.000 con la fundación Fraternitas y 200 batas para los sanitarios que les corta el diseñador de trajes de flamenca Paco Galán . La asociación del chef José Andrés hace unas diez mil comidas diarias, de las cuales quinientas van a las Tres Mil Viviendas todos los días.
A Francisco, que no quiere que se publique ninguna foto suya, le debe de pasar como a Oscar Shindler , que ya todo le parece poco, y también le arregla el teléfono a las personas mayores a las que la gran cantidad de videos que reciben se los deja bloqueado. «Hemos ido a Triana, Nervión, Bellavista y Los Remedios a arreglárselos para que no estén incomunicadas y puedan volver a hablar con sus hijos», cuenta.
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