Coronavirus en Sevilla

Unos abuelos responsables, y unos nietos muy bien enseñados

Los reencuentros familiares han marcado la fase 1 de la desescalada, que permite la posibilidad de reuniones de no más de 10 personas

A. N.

La llegada de la fase 1 de la desescalada a la provincia de Sevilla permitió, entre otras medidas de alivio, que se pudieran realizar visitas a los familiares siempre y cuando las reuniones no superaran las diez personas y se aplicaran las pertinentes medidas de seguridad.

Abuelos, padres, madres, hijos y demás familiares en diferentes grados de parentesco vieron el cielo abierto para volver a reencontrarse tras las semanas de confinamiento provocadas por el decreto del estado de alarma, una situación que el presidente del Gobierno quiere prolongar hasta finales de junio y se llegue a la tan cacareada «nueva normalidad».

Con más de 40 años de matrimonio a sus espaldas, Laura y Fernando se han convertido en unos abuelos entregados a cuatro nietos, cuyas edades oscilan entre los 2 años de la más pequeña y los 15 de la mayor. Desde que comenzó el confinamiento, no habían podido ver a los niños, con los que se comunicaban a través de aplicaciones de videollamada en el teléfono móvil . De hecho, y a pesar de no participar en redes sociales, sí se manejan con el Whatssap, lo que se ha convertido en su mejor herramienta para mantenerse conectados al resto de la familia.

El pasado viernes, y tras una semana pasada por agua que los mantuvo en casa unos días más de los deseados, decidieron por fin visitar a los nietos más pequeños en Dos Hermanas , municipio donde residen. El trayecto de El Porvenir a la localidad nazarena se convirtió en un camino de ilusión, ansiosos por reencontrarse de nuevo con sus hijos y nietos.

Abuela y nieta, en el patio de la casa de esta última

Con la sonrisa y la alegría aún reflejada en el rostro, Fernando cuenta cómo la emoción los embargó al entrar en la casa y ver de nuevo a los pequeños, Marcos de 6 años y Pilar de 2, y cómo en todo momento guardaron todas las medidas de seguridad oportunas. «Fue muy emotivo, guardamos en todo lo posible las medidas sanitarias. Llevábamos mascarillas, guantes, gel hidroalcohólico, distancia de seguridad, en fin todo lo recomendado; los nietos, sobre todo la chiquitina, jugaron mucho con la abuela desde la distancia». Los padres enseñaron bien a los pequeños sobre lo que podían y no podían hacer durante la visita. «Viendo el comportamiento de los críos, creo que sus padres los aleccionaron correctamente al respecto, pues si alguna vez se acercaban más de la cuenta, sus padres les decían “¡eh, la distancia!” y ellos se separaban. No tuvieron ningún trauma.»

Un abuelo con coronavirus

Todas las precauciones son pocas para evitar el virus y la propagación de la enfermedad. A pesar de que los últimos datos sobre la situación de la pandemia en Andalucía son alentadores, el virus sigue ahí fuera y la concienciación sobre el mismo es primordial para evitar posibles rebrotes.

Fernando lo sabe bien pues en marzo padeció y superó la enfermedad. «Comencé con síntomas el 16 de marzo, fiebre los primeros días que después se convirtió en una febrícula constante.» Aunque la sintomatología era de libro -aparte de la fiebre, tos seca, erupciones cutáneas, diarreas esporádicas, cansancio y cierta dificultad en la respiración-, nunca le hicieron el test, por lo que no pasará a las estadísticas como uno de los contagiados y recuperados. Su médica de cabecera le hizo un seguimiento exhaustivo pero a su pesar y por falta de material en los primeros días de explosión del Covid-19, no pudo hacerle ninguna prueba.

Con mucha fortaleza de ánimo y la entrega de su mujer Laura, la normalidad fue llegando a su organismo, que sanó y despachó al temido bicho. Aunque no llegaron a aislarse del todo, sí durmieron en habitaciones distintas y procuraron hacer una vida lo más separada posible . ¡Quién les iba a decir que en casi 44 años de matrimonio iban a tener que vivir unos días como una pareja mal avenida!

Hoy, afortunadamente, Fernando y Laura pueden disfrutar de sus nietos y el resto de la familia, con las mascarillas puestas y con todo el ánimo del mundo para mirar a un horizonte incierto llenos de esperanza.

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