CORONAVIRUS SEVILLA
Sotomayor: «Al principio de la pandemia tuve que actuar más como centralita que como fiscal»
El fiscal delegado para personas mayores y con discapacidad de Sevilla destaca la labor «heroica» de los trabajadores de las residencias, a las que insta a ampliar sus plantillas y mejorar su formación para afrontar un posible rebrote de Covid-19
Norberto Sotomayor ha trabajado desde el inicio de la pandemia como fiscal delegado para personas mayores y con discapacidad en el control de las residencias de Sevilla . En ellas murieron 148 personas por Covid-19, aunque no se registró ninguna muerte en el 90 por ciento y en el 80 ni entró el coronavirus. Sotomayor ha abierto piezas separadas en cada una de las 16 residencias en las que se produjeron fallecimientos y no ha encontrado «hasta ahora» indicio alguno de responsabilidad penal.
¿Las residencias de mayores han sido uno de los grandes focos del contagio del coronavirus en España?
En Sevilla no. Se tiene la imagen de que han muerto muchos ancianos en todas las residencias y eso no es verdad. Se está tratando de dar no sé si de manera interesada una imagen muy negativa de las residencias de mayores que no se corresponde con la realidad. Todavía no ha escuchado a ningún médico decir nada malo de las residencias de Sevilla.
Las residencias no son hospitales.
Las residencias son como casas en las que hay un montón de gente que ha cumplido cien años. Y el que tiene esa edad lo que no tiene es una muela picada. Lo normal es que tenga dos cajas de pastillas que tomarse todos los días. Otra cosa es que queramos convertir a todas las residencias en el Virgen del Rocío. Sinceramente no creo que nadie quiera llegar a eso ni a que nuestros abuelos pasen los diez últimos años de su vida en una especie de UVI móvil encerrado en una habitación sin contacto con otras personas.
¿Se ha criminalizado a todas las residencias desde que llegó el coronavirus a España?
Se las ha criminalizado sin motivo. Yo hablo siempre de las residencias de puertas para adentro y no no digo que no pueda haber responsabilidades de puertas para afuera. Las residencias son como colegios, ya sean públicas, privadas o concertadas. Los colegios tiene que cumplir las normas de la Consejería de Educación y las residencias las normas de la Junta de Andalucía. Todas las residencias deben cumplir las mismas, da igual que sean sean públicas o concertadas, porque son las mismas para todos. Los inspectores deben velar por el cumplimiento de las normas administrativas. Y, en general, se han cumplido. Todas las normas existentes sobre personal, normas de protección contra incendios o de funcionamiento de los los cuartos de baño, por ejemplo.
¿Se han revelado ineficaces esas normas frente a una enfermedad tan contagiosa como la Covid-19?
Es evidente que hay muchas cosas que cambiar. Hay que subir la ratio de personal sanitario en las residencias y modificar también la preparación y requisitos de los trabajadores que viven y trabajan en las residencias. Hay que entrenarlos mejor y darles cursillos sobre cómo actuar ante una emergencia sanitaria. También habrá que enseñarle a todos los empleados cómo se pone un EPI, desde el director al cocinero.
¿Qué ha pasado con el material sanitario y de protección para evitar contagios?
Esto es otra de las cosas que se debería cambiar para garantizar un estocaje de al menos un mes de material sanitario y de protección por si hay un rebrote en octubre. En este momento no existe.
Al principio de la pandemia en muchos hospitales los sanitarios improvisaban con bolsas de basura trajes de protección para evitar posibles contagios.
Eso no puede volver a pasar. Y si eso ha pasado en hospitales tan importantes como el Virgen del Rocío o el Virgen Macarena, qué puede hacer una pequeña residencia. Hay que mejorar mucho las cosas en este aspecto. También podrían mejorarse las prestaciones sanitarias. Este debate se ha abierto en toda Europa y es una de las lecciones que nos ha dejado esta pandemia.
¿Se debieron haber cerrado antes las residencias para evitar contagios?
Todos los médicos llegan a la misma conclusión. Las residencias se cerraron cuando se lo ordenaron. Otra pregunta es si eso fue tarde o temprano, pero no fue cosa de las residencias. Los test tardaron en hacerse más de 20 días pero eso tampoco fue culpa de las residencias porque tenían que venir desde fuera.
¿Esa tardanza pudo ser clave en los contagios?
Los médicos han estado durante 22 días actuando como podía haberlo hecho yo. El que tiene fiebre lo aparto pero con los asintomáticos no podía hacer nada hasta la llegada de los test. Llevamos 148 fallecidos y había 341 positivos. Ese dato del retraso en los test ha sido determinante para que haya muerto gente y se haya infectado tanta gente.En cuanto se hicieron los test, todo empezó a solucionarse de forma vertiginosa porque entonces los médicos pudieron diseñar circuitos para pacientes con coronavirus que no infectaran a los demás. Me gustaría decir que los médicos y los trabajadores de las residencias han estado actuando heroicamente sin saber donde estaba el virus. La palabra heroica se queda corta.
¿Se infectaron tantos trabajadores como residentes?
Incluso un poco más. Cuando se acabaron de realizar todos los test a mediados de abril había 347 trabajadores infectados, lo cual provocó, además, un desastre organizativo porque tuvieron que darse de baja y las residencias contratar a nuevo personal y formarlo. Si no ha muerto ninguno es porque todos eran jóvenes o relativamente jóvenes.
¿Qué otras lecciones podemos extraer de la pandemia para que no se repita lo ocurrido?
Las residencias deben tener dos o tres habitaciones completamente vacías para poder aislar a enfermos con el virus. Y hace falta formación, entrenamiento y un material adecuado. También hace falta un protocolo para que ante la primera alerta sanitaria, se sepa el equipo médico que tiene que acudir a la residencia. Todo esto no se puede repetir si hay un rebrote en octubre. Yo sé que el tema burocrático cuesta pero no hay más remedio.
¿Ha tenido medios suficientes la Fiscalía para investigar lo ocurrido?
Creo que también la fiscalía hay que reforzarla. A nivel nacional, antes del Covid, se estaba creando una fiscalía nacional de sala en materia de personas con discapacidad, como ya las hay violencia de género o medio ambiente o seguridad vial. Y la pandemia le ha dado un impulso grande. También nosotros tenemos que ponernos al día. Toda la administración tiene que tener un organigrama definido para un caso de emergencia sanitaria.
¿Ha tropezado con muchos obstáculos en su labor?
Más bien con las urgencias de las necesidades. Me llamaba un director diciéndome que no tenía mascarillas o trajes y yo automáticamente llamaba a Sanidad para solucionarlo. Hemos empujado lo que hemos podido y nos hemos convertido en una especie de centralita telefónica. Al principio he actuado más como centralita que como fiscal, rebotando llamadas y correos. Nuestra primera misión ha sido ayudar en lo que podíamos y solucionar problemas. Intentar que se hicieran los test lo antes posible y hacer llegar pronto el material sanitario y de protección a todas las residencias.
¿No ha visto indicios de delito en esas residencias donde murieron mayores?
He hecho 16 piezas separadas sobre fallecimientos y hasta ahora no hemos detectado responsabilidad penal. Responsabilidad administrativa sí podría haber alguna por infracción de normas administrativas. Penales no hemos encontrado ni yo ni ningún compañero de Andalucía. En otras comunidades la fiscalía sí ha visto delitos. Yo comprendo que es difícil decirle a los familiares de los fallecidos esto porque es lógico que no vean la globalidad de las cosas. Hablo siempre dentro de las residencias. Errores se habrán cometido como nos pasa a todos pero sin trascendencia penal.
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