Coronavirus Sevilla

Una sevillana atrapada en Omán: «Nos echan, pero no nos dejan salir del país»

Marta, de 27 años, se encuentra en la península arábiga a la espera de que le permitan salir del país para volver a casa

Daniele Rapino y Marta Guerra, en su residencia de Omán ABC

Ramón Román

La crisis del coronavirus ha pillado por sorpresa a todos y, además, está provocando unos cambios en nuestro día a día habitual que nadie se podía imaginar hace apenas dos semanas, cuando incluso se bromeaba con esta situación. Confinamiento , nulo contacto físico con los seres queridos, pérdidas de trabajo y un sinfín de medidas que han trastocado el panorama mundial . Muertes, muchas, y gente infectada son las primeras preocupaciones de todos, por supuesto. Pero luego también hay que analizar caso a caso . Y el de Marta Guerra es bastante angustioso. Porque esta sevillana de 27 años se encuentra en Omán a la espera de que le permitan salir de dicho país para volver a casa, para reencontrarse con sus familiares. Y no puede, al menos de momento, por eso pide ayuda, ya que encima hoy se ha despertado con la noticia de que los Emiratos Árabes pretende cerrar el espacio aéreo en las próximas 48 horas: «Sé que la situación es muy complicada a nivel mundial, pero yo sólo quiero cumplir con lo que me piden y así estar con los míos».

Marta llegó a Omán a principios de marzo después de haber estado viviendo tres años en Indonesia . Su objetivo era encontrar un trabajo estable para seguir su vida allí con su novio, un alemán llamado Daniele Rapino . Y en esas estaban cuando de pronto explotó la crisis del coronavirus a nivel mundial . Entonces el hotel en el que se hospedaban les dijo que debían marcharse , que debían abandonar la nación y regresar a sus países de origen, algo que ellos están dispuestos a hacer. Pero ahí aparece el principal problema con el que se han encontrado hasta la fecha. «Nos comunicaron que nos teníamos que ir el martes 17 de marzo, pero nos dijeron que antes debíamos someternos a la prueba del coronavirus para descartar que estuviéramos enfermos. Hasta el jueves 19 no nos llamaron para que nos acercáramos a la frontera a realizarnos el test, y ahora estamos a la espera de que nos comuniquen los resultados. Nos echan, pero no nos dejan salir. Es surrealista », explica Marta a este periódico.

La espera se les está haciendo eterna , y eso que sólo se trata del primer paso que deben dar. Porque, una vez que tengan la confirmación del negativo en coronavirus –en la zona en la que están apenas hay casos positivos–, tendrán que movilizarse para volver a sus respectivas casas sin poder organizar nada con antelación porque no saben qué día van a tener el visto bueno para abandonar el país: «Nos han dicho que los resultados podrían tardar entre dos y cinco días, pero a eso hay que unirle que aquí el fin de semana es el viernes y el sábado, y que ayer, a pesar de que los domingos son como los lunes en España, era festivo nacional. Es decir, no sabemos si eso encima va a paralizarlo todo todavía más, por lo que ni siquiera podemos comprar los vuelos de vuelta ».

Esa tarea no será nada fácil para Marta y su novio, ya que el viaje tiene varios condicionantes. El primero, abandonar Omán: «Hemos visto que la opción más viable es llegar a Dubai y, desde allí, coger alguna combinación hacia nuestras casas. Porque esa es otra, debido a que la mayoría de los países del mundo están cerrando sus fronteras, no podemos irnos juntos ni a Alemania ni a España. Daniele, mi novio, parece que lo va a tener algo más fácil por los enlaces que hay hacia Frankfurt, pero yo no sé cómo lo voy a hacer para poder llegar hasta Sevilla».

Ayuda e indignación

Como es lógico, tanto Marta como su pareja se han dirigido a sus respectivas embajadas , y en la española no ha obtenido la respuesta esperada : «Sé que el mundo está en un caos total, soy consciente de ello, pero yo sólo pido que me faciliten el poder volver a casa. La primera vez que me puse en contacto con la embajada no me sentí nada respaldad a y, aunque en las últimas horas sí he tenido conversaciones más positivas, lo cierto es que esperaba más . Repito, sé que todo es una locura actualmente y que todos los países están sobrepasados, pero es que a mí me están echando de Omán y ni me permiten llevar a cabo dicha orden».

El problema económico , como es lógico, también aparece en esta complicada ecuación. Y es que, una vez que obtengan el permiso para abandonar la península arábiga, Marta debe buscar la combinación más viable para regresar a Sevilla, algo nada fácil: «He visto todas las fórmulas posibles. He estudiado qué países ponen más o menos problemas, pero la realidad es que casi todos te prohíben salir de sus respectivos aeropuertos una vez llegas. Es decir, tendré que ir haciendo escalas, pero mi indignación ha ido a más cuando he visto cómo han subido los precios en los últimos días. Habíamos visto un vuelo hasta Frankfurt que estaba a unos 300 euros. Pues bien, ahora cuesta 1500 . ¿También quieren sacar provecho en esta situación? La verdad es que no entiendo cómo pueden hacer eso cuando lo único que pretende la gente es volver a casa y cumplir con las normas».

En las próximas horas debería solucionarse todo. Eso quiere Marta. Y sus seres queridos, ya que en Sevilla le esperan con los brazos abiertos tanto su familia como sus amigos.

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