Coronavirus Sevilla

En la salud y en la enfermedad: un matrimonio sevillano afronta junto el coronavirus

Miguel y Delia se encuentran ingresados en el Quirónsalud Infanta Luisa tras dar positivos por Covid-19, pero sobrellevan la enfermedad mejor compartiendo habitación

Miguel y Delia, casados desde hace casi 45 años, comparten habitación para superar el coronavirus ABC

Jesús Díaz

Dentro de un mes y medio cumplirán 45 años felizmente casados. Entonces, Miguel y Delia, de 68 y 69 años de edad, respectivamente, escucharon de boca del sacerdote durante la celebración del sacramento del n aquella fórmula de consentimiento que dice «... en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte os separe» . Y así hasta estos días, cuando los dos, infectados por el Covid-19 , pasan las horas juntos ingresados en la misma habitación del Hospital Quirónsalud Infanta Luisa . Unidos la enfermedad se sobrelleva mejor.

La semana pasada, Delia, quien vive junto a Miguel en la calle Urbión de la capital, comenzó a sentirse mal. El olor de la comida le generaba fatiga. No se podía mantener en pie. Apenas podía respirar ni tampoco hablar .

«Sentía un cansancio general muy agudo », confiesa Delia a este periódico mediante una llamada telefónica. Fue uno de los dos hijos del matrimonio, quien la llevó al hospital. Me tenía que sostener porque venía muy mala. No era yo», recuerda. E l pasado Sábado Santo quedó ingresada en el Quirónsalud Infanta Luisa de Triana. Tenía coronavirus.

Apesar de que llevaba unos cuatro días en su casa con síntomas, «resistía» porque si ella caía, también lo haría su marido, por lo que intentaba «sacar fuerzas de donde no las había». Ahora se encuentra muchísimo mejor que cuando llegó al centro hospitalario el pasado 11 de abril. «Soy otra persona».

Por su parte, Miguel no se notaba nada que le hiciera pensar que podía estar infectados por el Covid-19. Recuerda que se sentía «perfectamente». Comía y andaba sin dificultades, nada que ver al estado en el que se encontraba su esposa.

Aunque sí reconoce que conforme avanzaba la Semana Santa, sí notaba mayor cansancio en su cuerpo. De hecho, después de almorzar se iba al dormitorio a dormir la siesta, algo que no había hecho nunca.

El lunes, sin esperar más tiempo y sabiendo ya que su mujer había dado positivo en Covid-19 , decidió acudir al hospital donde ya estaba ingresada Delia. Allí, le practicaron algunas pruebas y le detectaron una «manchita» en el pulmón, que indujo a los profesionales sanitarios a pensar que también podría estar infectado . El mismo lunes quedó ingresado.

Se acabó la separación

Seis metros separaban a Miguel y Delia. Era la distancia que había desde la habitación de ella a la de él. La enfermedad les seguía obligando a estar separados . Su deseo era otro. Entonces ellos plantearon al personal del hospital la posibilidad de compartir el aislamiento obligado por su diagnóstico en la misma habitación . El hospital accedió tras valorar la situación clínica de cada uno.

Y desde el pasado martes por la tarde vuelven a cumplir lo que hace casi 45 años le dijo el cura que los casó: «en la salud y en la enfermedad». Comparten habitación en un ala de la segunda planta del hospital, destinada al aislamiento de pacientes con Covid-19. Esta parte lleva el nombre de María Auxiliadora.

Ella ya no es la misma que cuando ingresó, su evolución ha sido positiva. ¿Las causas? Lo tiene claro. Los cuidados médicos y el trato cariñoso que le ofrecen todos los profesionales sanitarios y estar con su marido. «Se nos olvida que estamos pasando el coronavirus», dice Delia, que requiere de ayuda de oxígeno para poder respirar. El cura les dijo que hasta que la muerte les separe y ellos, abuelos de dos nietos, «son obedientes» y hasta esta enfermedad que azota a todo el planeta la quieren pasar unidos.

Miguel, por su parte, se encuentra bien. A él no le está afectando tanto el virus como a su esposa, a la que echaba de menos después de varios días sin poder verla hasta el pasado martes.

Las nuevas tecnologías de la comunicación están jugando un papel muy importante en favor de los pacientes de coronavirus, pues gracias a aplicaciones de mensajería instantánea o las videollamadas , Miguel y Delia pueden hablar a diario con sus dos hijos y con sus nietos. Lo hacen por las tardes porque por las mañanas los niños están con las tareas del colegio.

Aún no saben el tiempo que tienen estar hospitalizados, pero sean los días que sean, se lleva « mucho mejor estando juntos ». Con el «buen personal sanitario» del hospital y con tu mujer al lado, «lo sobrellevas muy bien».

Ambos están «estupendamente» de ánimos. «Charlamos, comemos juntos, vemos la tele, hablamos con los amigos y la familia. Todos están muy pendientes de nosotros», valora. Y después, cuando reciban el alta, a disfrutar de la vida porque « nos encontramos jóvenes todavía ». Así hasta que la muerte los separe.

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