Coronavirus en Sevilla

El miedo al covid-19 provoca una estampida de Erasmus procedentes de Italia

«El apartamento se ha quedado vacío», admiten algunos de los últimos estudiantes que regresaron ayer a Sevilla

Viajeros en la terminal de llegadas procedentes de Italia ayer en Sevilla Raúl Doblado

Mercedes Benítez

En Italia, sólo en la zona cero del coronavirus, había más de 130 estudiantes sevillanos cursando su Erasmus . Pese a los mensajes de tranquilidad, la mayoría ha vuelto ya a casa. Ayer en el aeropuerto de San Pablo aterrizaron varios vuelos procedentes de Italia y casi todos con estudiantes de vuelta.

Muchos de ellos lo han hecho porque, como no hay clase en las universidades en las que estudian y la actividad se ha paralizado, han decidido volver. Sólo había que darse una vuelta por la terminal de llegadas para comprobar que las mascarillas eran las compañeras de viaje de algunos de estos estudiantes . Así estaban ayer Inés y Julia, que desembarcaron en un vuelo procedentes de Roma.

Aunque no quisieron dar sus apellidos porque decían estar «un poco cansadas», sí relataron su experiencia. Estudian en la UPO y en la Loyola respectivamente y se han vuelto a los pocos días de llegar ya que, tras el corte vacacional del final del cuatrimestre, las clases no se han podido reanudar. «El apartamento se ha quedado vacío, somos las últimas» , decía una de ellas. Con las mascarillas en las manos que se acababan de quitar. En el avión vinieron con ellas puestas.

Billetes más caros

Sus madres relataban la intranquilidad que han pasado. Y también que la mayoría de sus compañeros han ido volviendo durante toda la semana. Por prevención. Luego están las otras consecuencias de este retorno. Han tenido que pagar el billete a precio mucho más caro (cerca de 300 euros) cuando el resto de año, si lo sacan con tiempo, les cuesta menos de 100 euros. Tampoco saben cuando comenzarán de nuevo las clases.

Como ellas, otra chica, Sofía Marín, llegó procedente de Pisa . Estudia en Siena y afirma no haber pasado miedo. Aunque no pudo comprar mascarilla porque estaban agotadas, las veía por todas partes. También en el comedor de la facultad en la localidad italiana donde estaba. Su madre, Manuela Hernández, estaba más tranquila. «Hemos pasado miedo sin saber si iba a volver o se iba a quedar incomunicada». Como ella los padres de las decenas de Erasmus que han vuelto, se han relajado con sus hijos ya en casa.

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