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Coronavirus Sevilla: La mascarilla, el perfecto disfraz para los delincuentes

Las investigaciones policiales se topan con la dificultad de identificar a sospechosos que van con la cara cubierta como la mayoría de los ciudadanos

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Un ladrón actuando con la cara tapada en el interior de una farmacia ABC

Silvia Tubio

El uso generalizado de las mascarillas a partir de que se impusiera en todo el territorio nacional como medida obligatoria está teniendo otras repercusiones que poco o nada tienen que ver con los fines sanitarios. Este instrumento de protección ante la Covid-19 está complicando la labor de investigación de los cuerpos policiales que tienen que identificar a sospechosos que se mueven y actúan enmascarados; y que, además ahora, lo hacen entre gente que también va con el rostro tapado. Un camuflaje perfecto.

La Guardia Civil lo reconocía este jueves al dar a conocer la detención de una ladrona quellevaba días actuando en centros hospitalarios del Aljarafe. Los agentes lo tuvieron difícil a la hora de poder ponerle nombre a la responsable de los robos . Gracias al visionado de las cámaras de seguridad de algunos de los hospitales vieron cómo se colaba en algunas zonas. También se guiaron por los testimonio s de testigos y víctimas, pero nadie le había visto la cara. La dificultad que ha traído consigo la pandemia desde esta perspectiva meramente policial es que si antes un delincuente llamaba la atención porque iba con la cara tapada; ahora se convierte en uno más.

En mayo, Policía Nacional y Guardia Civil aunaban esfuerzos para frenar a un atracador muy activo que llegó a ejecutar más de una docena de asaltos en establecimientos de Mairena, Coria y la capital. Accedía a las tiendas con mascarilla y después intimidaba con una pistola simulada a los trabajadores. Al igual que ocurriera con la investigación sobre los robos en los hospitales, los funcionarios policiales tuvieron que esforzarse para identificar a este vecino de Gelves.

La mascarilla como sustituto de la capucha, la braga o el pasamontañas, que son los recursos habituales de los cacos para ocultarse, se han detectado también en otros puntos del país. En Huesca llegaron a bautizar a un delincuente como el ladrón de la mascarilla porque empezó a actuar con ella puesta cuando el uso de esta medida de protección era solo una recomendación sanitaria. Ese apodo se ha usado también para nombrar a otros cacos que cayeron en Vitoria, Valencia o Lérida, por citar algunos ejemplos.

Los rostros tapados en la vía pública como obstáculo para la identificación de las personas ha sido debatido en reformas legislativas como la ley de seguridad ciudadana

Taparse el rostro y así complicar la identificación es un tema recurrente a la hora de abordar las leyes que regulan las actuaciones de los cuerpos policiales en materia de seguridad ciudadana. En la fase de redacción de la ley de 2015 conocida como ley mordaza, el que fuera ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz , planteó prohibir el uso del burka en espacios públicos porque complicaba el trabajo policial. Sin embargo, la propuesta no llegó a buen puerto. La propuesta se topó con la dificultad añadida de adentrarse en el terreno de la libertad religiosa. Aunque el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ya ha avalado en varias ocasiones la prohibición del burka y otros elementos que cubren el rostro que sí se han adoptado en otros países como Bélgica o Francia.

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