Coronavirus en Sevilla

El grito del dueño de El Tortillón: «No me pienso rendir»

Luis Galve, propietario de la empresa de comida preparada, explica las vicisitudes a las que se enfrentan los autónomos.

Imagen del recipiente en el que distribuye sus famosas tortillas ABC

L. M. R.

Las pymes y autónomos están viviendo días durísimos e historias kafkianas en las últimas semanas. Uno de los ejemplos es El Tortillón , una empresa de comida preparada que la pasada seman a entregó los 300 kilos de alimentos que quedaban en sus neveras a dos instituciones benéficas (las Hermanitas de los Pobres y el comedor social de Bormujos) y después bajó momentáneamente la persiana metálica.

El pequeño empresario que puso en marcha El Tortillón, Luis Galve , explica que l egalmente sus establecimientos no estaban obligados al cierre , así que decidieron mantenerse abiertos. Sin embargo, «la gente ha comprado de todo en los supermercados y hemos dejado de vender nuestra comida preparada, la fábrica dejó de tener actividad y nos vimos obligados a plantear un ERTE».

A partir de ahí comenzaron las dificultades. «Para mi sorpresa, mi abogado me informó de que no me puedo acoger al ERTE de causa mayor porque, en teoría, puedo estar abierto , aunque no venda absolutamente nada, o aunque de las cinco tiendas abiertas al público, en dos de ellas la policía nos obligara a cerrar», recuerda. Le pidió a la Policía que le redactara un documento argumentando que era obligatorio la clausura de sus tiendas, «pero el único documento válido era una denuncia por 600 euros, lo cual decliné con resignación».

Esperanza

Los empleados de El Tortillón se han ido a casa cobrando el 75% de su salario «lo cual supone un grave perjuicio para ellos en comparación con el resto de empresas ; aunque dentro de la mala noticia, los empleados que no tienen cotizado lo suficiente podrán tener acceso a alguna prestación».

Luis Galve, propietario de El Tortillón

En un principio, los autónomos societarios, el caso de Luis Galve y su socio, no tenían opción de prestación «pero debíamos seguir pagando la cuota , ya que sólo el 60% de los autónomos podían solicitar esa ayuda, de unos 600 euros aproximadamente… Pero sí tendremos que presentar el IVA y el IRPF, de eso no nos podemos olvidar» .

Afortunadamente, tras la última modificación del Gobierno los autónomos societarios si pueden acogerse a la prestación.

Galve está mandando su relato a todos sus contactos a través de Whatsapp porque «quiero que todo el mundo entienda que la pequeña y mediana empresa es la que da trabajo a miles de españoles y que, aunque es fundamental proteger a los colectivos más vulnerables, con la actitud que se está teniendo con los autónomos pueden desaparecer muchísimas empresas».

Su última frase es, en cualquier caso, un alegato de esperanza: «No podemos permitir que se acabe esa fuente de empleo que siempre aseguramos los que estamos hechos a base de coraje para seguir adelante ante cualquier situación y que moriremos en el intento antes de cerrar la persiana y dejar sin trabajo a nuestra gente». Y por todo ello, Galve avisa tajante: «No me pienso rendir».

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