Coronavirus en Sevilla

El Covid-19 en la Macarena, el barrio con más ancianos

Los vecinos crean redes solidarias para ayudar a los mayores con las compras y la atención

Varias personas en la explanada de la basílica Efe

Elena Martos

Los vecinos de la Macarena se organizan estos días para ayudar a sus mayores. La red solidaria se extiende por las comunidades desde la Resolana hasta el Polígono Norte , abarcando todo el distrito. Es el más densamente poblado de la ciudad y el que tiene la mayor proporción de ancianos, que en muchos casos viven solos en pisos antiguos, sin ascensor y mal acondicionados. La orden de confinamiento del decreto de alarma los aísla todavía más del exterior, pero donde no llega la familia, lo hace el vecino.

«Estamos muy pendientes de nuestros mayores. Éste siempre ha sido un barrio que se vuelca con su gente y vemos signos de solidaridad por todos lados. El otro día mismo hubo una donación de sangre frente a la basílica y me consta que las hermandades están haciendo ya una labor social muy buena», comenta a ABC Macarena Díez , la presidenta de la principal asociación de vecinos del entorno.

La denuncia social por la degradación de algunas zonas sirvió para afianzar las relaciones entre los residentes, que crearon una red de contactos a través de las redes sociales. Ahora todo eso se centra en la ayuda. « Les hacemos las compras cuando nos lo piden o les preguntamos cómo se encuentra , si tienen miedo o cómo están llevando estos días de encierro», asegura.

Las primeras semanas de confinamiento ya saltaron las alertas por la cantidad de personas que no lo cumplían. Explica Díez que se concentraban alrededor del centro de acogida y que eludían a la policía cuando patrullaban por las calles. También denunció la presencia de gorrillas que ejercían mayor presión a los conductores para recibir la propina, pero «eso parece que se calmado al endurecerse la cuarentena». La preocupación ahora es «cuándo va a terminar esta crisis sanitaria y de qué forma saldremos de ella».

Un trabajador pasa ante el hotel Macarena ya cerrado Raúl Doblado

Inmigración

Los ancianos son el colectivo más vulnerable, temen ir al centro de salud o incluso a la farmacia a renovar los tratamientos y encuentran apoyo en los vecinos con menos edad. Pero no todos tienen esa ayuda a mano. En barios como el Cerezo , la Barzola o El Carmen apenas quedan familias jóvenes y las que hay son, en su mayoría, inmigrantes. «Hay veces que se han producido roces, porque la presencia de extranjeros genera desconfianza entre los residentes de toda la vida o porque los recién llegados no se han integrado con normalidad», admite Auxiliadora Prieto , directora de Intervención Social de Cruz Roja en Sevilla. La relación no es sencilla, pues el 19 por ciento de la población extranjera de la ciudad se concentra en este distrito.

La institución intenta aliviar los conflictos con programas de educación en valores y escuelas de padres, pero todo eso está ahora en suspenso. Desde que se activó el decreto de alarma refuerzan la asistencia telefónica y dan apoyo , aunque su responsable es consciente de que se perderá mucho de lo que se había logrado. Prieto hace referencia a la inserción laboral de los inmigrantes, que « hacen trabajos muy precarios de limpieza o pequeñas chapuzas ». «Viven al día, por lo que quedarse en casa significa no ingresar nada», aclara. Esa emergencia social es la que asiste a diario desde que se extendió el contagio de Covid-19 y será mayor cuando termine la crisis de salud y se conozcan las dimensiones de la crisis económica. « Me temo que será peor que en 2008, porque ahora la población se ha extendido , son familias enteras las que viven aquí y cuando abandonan el itinerario laboral, es muy complicado reengarcharlos», se teme esta técnico de Cruz Roja.

El comercio

La situación de los pequeños negocios de barrio es otra de las preocupaciones y ya los hay que han cerrado para siempre. Antonio Raigada , miembro de la junta directiva de la asociación de comerciantes de La Macarena , comenta que, al menos, una agencia de viajes y un par de tiendas de ropa no volverán a abrir, ambas situadas cerca de la Carretera de Carmona.

«Son establecimientos nuevos, pero entre la cuota de autónomo y el alquiler del local deja a sus propietarios en muy mala situación , tanto que les resulta mejor abandonar que endeudarse», lamenta con pesar. «Si esto ocurre en esta parte que estaba despegando con la llegada de jóvenes y las nuevas promociones de viviendas, imagina en otros sitios». Aclara que «l os pocos que siguen abiertos ven caer las ventas a diario , con márgenes de entre un treinta y un cuarenta por ciento menos», pero son considerados servicios esenciales y tienen esa obligación. Ante la falta de cliente, optan por reducir horarios. «Conozco un estanco que abre tres horas», indica. La tendencia en esta parte es la misma que en el resto de la ciudad, donde los ciudadanos hacen grandes compras en supermercados para evitar la sobreexposición en la calle, un temor que crece con la misma intensidad que las cifras de infectados y fallecidos.

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