Coronavirus Sevilla

«Fue clave aislar de golpe a los 80 sanitarios que trataron al primer enfermo con Covid-19 de Sevilla»

José Luis Santamaría, médico de UCI del Virgen del Rocío que aplazó su jubilación para hacer frente a la pandemia, dice que ahí se frenó un foco impredecible de contagio, aunque admite que «esos primeros días fueron angustiosos»

José Luis Santamaría Raúl Doblado

Jesús Álvarez

Aunque nació en Oviedo hace 64 años, José Luis Santamaría estudió Medicina en Sevilla y ha desarrollado en esta ciudad toda su carrrera profesional. De 1996 a 2001 fue coordinador sectorial de trasplantes y de 2002 a 2006 coordinador jefe médico de la Unidad de Quemados del Hospital Virgen del Rocío, donde ocupa actualmente es responsable clínico de una Unidad de Traumatología. También codirige en este momento la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Viamed Santa Ángela de la Cruz. A pesar de haber lidiado como intensivista con los numerosos heridos del accidente de Muebles Peralta, con explosiones como la bomba que estalló en la cárcel de Sevilla en 1992, gravísimos accidentes de tráfico e incendios pavorosos con grandes quemados, la pandemia del coronavirus ha sido para él la experiencia más angustiosa a la que ha tenido que enfrentarse en su dilatada carrera profesional. «Por lo desconocido de este virus», dice.

Le tocaba jubilarse en marzo pero sigue trabajando en la UCI del Virgen del Rocío. ¿Por qué?

Cuando a finales de febrero, vinieron los primeros casos de coronavirus, decidí posponerlo para ayudar a mi hospital a hacer frente la pandemia. Mi idea es jubilarme en cuanto se levante el estado de alarma.

¿Sintió que sería como una deserción en medio de una guerra?

Creo que todos mis compañeros habrían hecho en mi caso lo mismo que yo. Cuidados Intensivos es una especialidad diferente a cualquier otra. Poca gente entiende, incluso compañeros sanitarios de otras especialidades, que nos pueda gustar, pero es así. Estamos en primera línea y nos llegan cosas muy duras como accidentados de tráfico o grandes quemados. Quería ayudar en la contención de la pandemia

Pero usted tiene más de 60 años.

Por ese motivo no me han dejado estar en primera línea, como hubiera deseado, aunque he estado en segunda cumpliendo con mi labor y ayudando en toda la gestión de los enfermos. He seguido viendo pacientes no Covid y ayudando en tareas de coordinación. Por protocolo, ningún profesional sanitario con más de 60 años puede estar en la unidad Covid del hospital. Yo, además, reúno todos los requisitos de riesgo en el caso de que me contagiara porque tengo más de 60 años, hipertensión y una enfermedad autoinmune fruto de una tromboembolia pulmonar.

¿Conoce algún otro caso como el suyo en Sevilla?

Hay varios compañeros en la UCI del Virgen del Rocío que tendrían que haberse jubilado y no lo han hecho por el mismo motivo, aunque quizá no tengan mi situación clínica.

Todos los profesionales sanitarios han dado un ejemplo admirable desde que empezó la pandemia. Ninguno ha escurrido el bulto y algunos que fueron aislados estaban ansiosos por reincorporarse a su trabajo lo antes posible y echar una mano. ¿Ocurriría esto en cualquier otra profesión?

Nuestra profesión es muy vocacional y me refiero no sólo a los médicos sino también a enfermeros, auxiliares y celadores. Los intensivistas que estamos en Traumatología recibimos las cosas más espectaculares: un ahogo, un tiro, un accidente de tráfico, un incendio. Todos estamos muy enamorados de esta profesión, aunque a partir de una cierta edad no todos podemos responder en las mismas condiciones a una guardia muy larga.

«No hubo que hacer un listado de personal para atender a los pacientes con coronavirus en las UCI. Hubo más voluntarios de los que hacían falta. Debemos estar muy orgullosos de todos nuestros sanitarios»

¿Cómo se organizaron los turnos en el hospital cuando llegaron los primeros casos de Covid-19?

Al principio no hubo que hacer ningún listado porque hubo más voluntarios de los que hacían falta para atender a estos enfermos. Si yo hubiera sido más joven, me hubiera ofrecido voluntario porque me hubiera encantado estar en primera línea. Esas personas que se ofrecieron voluntarias eran médicos, enfermeros y auxiliares. Hay que tener en cuenta que en esos primeros días se sabía muy poco del coronavirus y que habían muerto bastantes sanitarios en China. Recuerdo que todo el personal de enfermería con experiencia en UCI que trabajaba en otras áreas del hospital se ofreció para atender a pacientes de Covid-19 en las UCI. Incluso enfermeras de Atención Primaria que tenían menos presión asistencial en sus centros por el miedo de la gente y el confinamiento se ofrecieron para trabajar en las UCI. Fue impresionante la respuesta de todo el mundo.

¿No han tenido miedo?

Todos lo hemos tenido. Los primeros días fueron extremadamente angustiosos y la gente lo pasó francamente mal. Los equipos de protección individual (EPI) se habían usado muy pocas veces, en algunos casos de meningitis y una media hora como mucho. Pero en las UCI se ha tenido que estar todo el día con EPIs, unos trajes que a las dos horas ya no puedes soportarlos. Las condiciones de trabajo han sido duras y con una enfermedad desconocida. La cobertura del primer paciente se hizo fuera de la UCI, en los «boxes» de alto aislamiento que se hicieron para el ébola en la planta sexta. Si alguno de esos primeros pacientes se ponía grave, el intensivisista iba allí. No fue fácil porque se encontraba fuera de su sitio sin el aparataje que conoce ni el personal con el que suele trabajar, aunque eso se se resolvió muy pronto bajando ya los pacientes a las UCI. Cuando pasaron los tres o cuatro primeros enfermos, ya toda la UCI estaba volcado con ellos haciendo los protocolos y todo se fue normalizando. La coordinación entre médicos, enfermeros y auxiliares en las UCI era fundamental y ha funcionado a la perfección. Los primeros días fueron los peores pero una vez conocida la patología, viendo el respaldo de la dirección del hospital, se ha trabajado muy a gusto.

En Sevilla se han contagiado o aislado unos 900 sanitarios desde el inicio de la pandemia, de los cuales están de baja ahora mismo unos 500. ¿Qué le parecen esas cifras?

Me parecen una barbaridad.

Sanitarios de todo los hospitales españoles se quejaron durante las primeras semanas de falta de mascarillas FFP2 y EPI y de los cambios constantes en los protocolos de seguridad. ¿También sufrió esa falta de material el Virgen del Rocío?

En las UCI no ha faltado absolutamente de nada. Ha habido todos los equipos de protección necesarios para todos los profesionales sanitarios, a pesar de algún momento de apuro. Hay que tener en cuenta que esos equipos se utilizaban para patologías muy determinadas como meningitis y que teníamos el volumen de material que teníamos. Y que los enfermos de Covid-19 necesitaban muchos cuidados y mucho personal. Y, por tanto, muchos EPI. Nosotros tuvimos suerte y localizamos equipos pero hubo hospitales que no. Quiero decir de todas maneras que esto es algo imprevisible, como si un avión te cae dentro del hospital.

¿Y que se hayan usado mascarillas defectuosas?

El lunes de la semana pasada se empezaba el plan de reapertura y normalización del hospital, puesto que desde el inicio de la pandemia estaba casi volcado exclusivamente a Covid-19 y Urgencias. El Ministerio comunicó ese día el problema con las mascarillas que nos había enviado y la dirección médica del Hospital, que ha hecho un gran trabajo, tuvo que localizar a todos los profesionales que habían utilizado esas mascarillas y hacerles los PCR a todos los que las usaron antes del 15 de abril. Y a todos los que las utilizaron después mandarlos a casa con sospechas de Covid y hacerles también los PCR.

¿En las UCI han tenido muchos contagios?

Hemos tenido poquísimos, dos o tres. Sucedieron los dos primeros días y ya no ha habido ningún contagio más. No tuvo que ver con las medidas de protección sino con el desconocimiento que existía en esos días de la patología. Este virus se comporta de una manera diferente y su modo de actuar al inicio no se corresponde con el de otras fases ni con ningún otro virus. Esos primeros enfermos fueron los que contagiaron a los compañeros. En el mes y medio siguiente hemos tenido cuarenta y tantos enfermos en UCI y no ha habido ningún contagio más. Hemos aprendido con la enfermedad.

«Las mascarillas defectuosas que envió el Ministerio nos obligaron a localizar a todos los profesionales que las habían usado, hacerles las pruebas y mandarlos a casa el lunes que se se iniciaba el plan de reapertura y normalización del hospital»

—En Sevilla y en el resto de Andalucía el virus no ha contagiado tanta gente como en Madrid y otras zonas del norte de España, donde la mortalidad ha sido también mucho más elevada. ¿A qué lo atribuye?

Hemos tenido una semana o diez días más para prepararnos porque a Madrid llegó antes. Y hemos aprendido de los errores que se cometieron allí y en Italia. De todas maneras, en el Hospital Virgen del Rocío pudimos evitar un contagio masivo por la forma de actuar con el primer paciente con Covid-19. Creo que fue clave. No era un caso normal porque no había estado en China o Italia ni había estado en contacto con gente de allí. Tenía algunos síntomas y se le hizo la PCR pero ese test tarda unas tres o cuatro horas en dar resultado. La dirección médica del hospital no esperó a saber si era positivo o no y ordenó a todo el personal de mañana, tarde y noche que había estado con él que se aislara en su casa. Eran cerca de 80 personas las que se aislaron y esa decisión fue fundamental para que el virus no se extendiera. Recuerdo que el servicio de recursos humanos del del Virgen del Rocío se quedó toda aquella tarde en el hospital buscando personal para el día siguiente porque eran 80 bajas de golpe.

¿Ha habido algún paciente que por su avanzada edad no se le haya ingresado en el hospital o en las UCI?

Ninguno. Hemos recibido pacientes de 87 años y hemos ido a por todas para curarlos. Y quiero recalcar el gran trabajo realizado por los profesionales de Medicina Interna en la catalogación de pacientes. Se ha dado a todos la mejor atención en función de sus patologías.

¿Qué opina de los aplausos ciudadanos de las ocho?

Como sanitario, estoy enormemente agradecido, pero creo que esos aplausos habría que mantenerlos en el tiempo. Una vez que pase esto, se deberían mantener con actuaciones de reconocimiento social, de apoyo y de respeto a los sanitarios. Que se reconozca nuestra vocación de servicio gracias a la cual si cualquier persona sufre un ictus o un infarto a las 3 de la mañana siempre se le atiende y se le salva la vida. O se intenta.

¿Cree que la sanidad pública no tenía el reconocimiento ciudadano antes de la epidemia?

Creo que no, al menos, no todo el mundo. Ha habido pacientes a los que se se les ha hecho un trasplante o una operación complicadísima de corazón que les ha devuelto la vida y que después se han quejado después por la comida que le han dado. No se es consciente muchas veces de lo que hay detrás de todo eso, del dinero que cuesta ni del esfuerzo de los profesionales.

Uno de ellos, el doctor Joaquín García Montalbán, jefe de Urgencias del Hospital Vithas Sevilla, falleció la pasada semana por coronavirus.

Debía de tener mi edad. Yo lo conocía y sé que veía pacientes con Covid por su cargo en Urgencias. Es un ejemplo de vocación y servicio a los demás, como la labor que hacen también los médicos de Atención Primaria. Creo que han fallecido ya cuarenta profesionales sanitarios en España por Covid-19 y otros están hospitalizados luchando contra esta enfermedad. Tenemos a un enfermero en el Virgen del Rocío que ha estado un mes en la UCI, aunque ahora ha empezado a mejorar.

«El nuevo reconocimiento a la sanidad pública debería mantenerse cuando todo esto pase. Antes había pacientes que se quejaban por la comida después de una operación complicadísima de corazón que les había devuelto la vida»

¿Las UCI del Virgen del Rocío se han visto en algún momento cerca de llegar a su máxima capacidad por enfermos de Covid-19?

No. Nunca hemos pasado del 35 por ciento de la capacidad de las UCI. El plan de contingencia hubiera permitido, no obstante, aumentar esa capacidad, pero no fue necesario. Ese plan se ponía siempre en el peor escenario.

¿Teme que haya un rebrote en otoño o invierno de Covid-19?

Yo soy optimista. Quizás haya un rebrote pero con todo lo que hemos aprendido vamos a estar mucho mejor preparados para afrontarlo y durante estos meses vamos a avanzar en tratamientos y también en una posible vacuna. No podemos confiarnos pero creo que lo peor lo hemos pasado.

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