coronavirus

Diario de Covid-19 / día 55: «A ti te lo digo, otra vez»

«Me preocupa mucho el bajo grado de cumplimiento de las medidas preventivas en la población. En la situación de pandemia que vivimos, sí es necesaria la mascarilla»

Sevillanos haciendo deporte en la plaza de España Raúl Doblado

Javier Rubio

¡Qué aluvión de respuestas! Os pedí vuestras impresiones del encierro, que parece estar tocando a su fin, y me he encontrado con una impresionante colección de pensamientos en voz alta sobre la pandemia, la solidaridad, la reclusión y todas esas cuestiones latentes. Creo que Antonio hizo el resumen por todos los que habéis colaborado: « Te tendría que escribir un libro, Javier, pero la mayoría son buenas lecciones «. En efecto, son tantas y tan enjundiosas que voy a necesitar más de un día para darles salida , pero tampoco tenemos prisa, así que vamos a ello.

He pensado que lo mejor será dividir las reflexiones según a quién van dirigidas. Primero, hacia fuera, llamando la atención sobre el comportamiento colectivo. Antonia , que es médico de Prevención y Salud Pública, me escribe alarmada sobre lo que están viendo Epidemiología y especialistas en Salud Pública desde que se permiten los paseos. «Me preocupa mucho el bajo grado de cumplimiento de las medidas preventivas en la población. En la situación de pandemia que vivimos, sí es necesaria la mascarilla. El virus sigue circulando» .

Así que a ti te lo digo, otra vez , como aquel primer día de estas páginas. Entonces fue para quedarse en casa. Ahora, para tomar las debidas precauciones: mascarilla puesta, distanciamiento individual, manos lavadas, guantes fuera .

María me insiste en lo mismo en su bagaje reflexivo de la pandemia: «La lección que saco de esto es que la ciudadanía es una irresponsable y no sabe comportarse. En pleno encierro, en el grupo del cole de María mandaban fotos de compañeros de colegio que vivían en el mismo bloque haciendo picnic en la azotea . El primer día de salida de los niños se llenó el mismo chat de fotos familiares, el matrimonio con todos sus hijos y aquí estamos nosotros que no hemos salido los cinco juntos desde hace meses ...«

E insiste: « Pasear por las plazas de mi zona es como si nada pasase y hubiera pasado : corrillos de madres charlando, otras sentadas en los bancos echando la tarde... mientras los niños juegan todos juntos en pandilla, ¡si hasta quedan para verse a las 18 en la plaza Nueva! ... Así no vamos a ninguna parte... Hay gente cuerda, sí, pero muy poquita y está en su casa encerrada y no se le oye...«

María Antonia también apunta a eso mismo en sus conclusiones: «Para la gente que sale ya tan alegremente sin guardar distancia, sin mascarilla y saltándose los horarios , la verdad que me hago muchas preguntas a ver si al final la idiota soy yo«. Esa sensación de que los demás no cumplen escrupulosamente. O que nos han defraudado abiertamente como sostiene Manuel : «La lección la han dado los esenciales y la gente confinada. Decepción de la clase política y del periodismo . Manipuladores hasta decir basta«.

Ignacio abunda en esa misma idea: «Las personas válidas, que triunfan en otras situaciones de la vida, no quieren entrar en política. ¿Mi enseñanza? Que la sociedad cada día avanza más en singular y eso no es bueno. Pensar y actuar entre todos con un líder capaz, sí. Con una sociedad que solo piensa en el ahora, malo«.

También comparte esa reflexión un tanto pesimista sobre el futuro inmediato Rafa : «Algunas lecciones que la pandemia me ha enseñado: que la amenaza cierta de una enfermedad y la incertidumbre por el futuro de nuestras familias nos iguala en gran medida, vivamos donde vivamos, tengamos dinero o trabajo, o no los tengamos. Que las situaciones límite como ésta no nos hacen mejores necesariamente ; sacan a veces lo mejor de nosotros pero también lo peor: la envidia, el agravio, la desconfianza... (y creo que todas estas cosas negativas van a ir a más conforme la crisis deje de ser sanitaria y se acentúe la económica y la política ). Que aprendes a reconocer mejor los afectos, a las personas que quieres y que te quieren y que en circunstancias normales no te lo hacen ver, o no te llaman porque dan por hecho que estás bien y que no corres ningún riesgo«.

Maricarmen , sin embargo, tiene una visión más positiva: «A toda prisa, porque mi confinamiento ha sido estar en la calle y lo que me ha aportado hablar con las personas que cada día encuentro fuera es que la riqueza del alma humana es mayor de lo que se puede pensar , he visto en la mirada de la gente ganas de luchar, fuerza y coraje para superar la situación tan difícil y tan desconocida que tenemos, he visto afán de servicio en los tenderos que llevan la compra a los mayores y enfermos a base de echar horas y de comer a la hora de merendar, he visto solidaridad entre ellos, generosidad, amabilidad conmigo incluso, en general responsabilidad y respeto ante este acontecimiento tan desbordante. No son médicos, ni enfermeros, pero son los que nos dan el alimento que nos fortalecen para no tener que tomar medicamentos, son gente muy sencilla con mucha ilusión en un momento de tanta tensión. Eso he vivido fuera y siento una gran admiración por las personas que con su trabajo diario hacen la vida posible y alegran con su actitud y sus chascarrillos a quienes acuden, mascarilla en rostro a comprar su avituallamiento del día a día...«.

Para Antonio , también la solidaridad ha sido impresionante: «No sólo la de los aplausos en las ocho, sino de todo el mundo en general, aunque luego hay gente que no vale para estar escondido y es egoísta, arrogante y soberbia y vanidosa y todo lo que no debemos ser pero me quedo«. Pero se queda con lo positivo. Su mujer, Mar, se queda con la belleza del campo »después de mes y medio de tregua, con su compañera Raquel que ha tenido una niña y el aniversario que cumplen Rafa y Carmen, con esas noticias bonitas que nos dicen que la vida sigue «.

Y tanto. Marta solo me envía una enseñanza fisiológica, si se quiere: « Me ha enseñado a dormir... Un peligro «. Por mi parte, me he acostumbrado a prescindir del ascensor para subir a casa, un tercero, y a la redacción, una segunda planta, pero no estoy muy seguro de que pueda resistir la tentación cuando los botones del elevador no supongan el foco peligroso en que se han convertido ahora.

A otros les ha traído recuerdos de hace muchos años, como a Miguel : «Hemos re-aprendido algo que aprendimos en el 92: a hacer cola. Y en esta ocasión, mejor hechas. Esta mañana he ido a los tres supermercados de mi zona: Día, Mercadona y Supersol. Y las colas se hacen tanto fuera del establecimiento como dentro para pasar por caja . Y me ha recordado las colas que hacíamos en las entradas de los pabellones de la Expo«.

Cristina no conoció la Exposición Universal, pero su enseñanza también tiene que ver con el paso del tiempo: «A no vivir ansiando que llegue el futuro porque puede que ese futuro no llegue» . Es curioso porque otra Cristina , en el otro extremo del arco de edad, me dejó una reflexión muy parecida: « A mí ( con mi edad), que hay que vivir todos los días como si fuese el último .... Amando todos los minutos del día«.

Con ese pensamiento nos quedamos por hoy. Tiempo habrá de seguir poniendo en común las lecciones de este tiempo excepcional que nos ha tocado vivir. De momento, mascarilla si van a salir o a coincidir con más personas y « tengan cuidado ahí fuera «.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación