Tribunales

Condenado el exmayordomo del Valle a dos años de cárcel y a devolver 134.000 euros a la hermandad

La Audiencia de Sevilla atiende las tesis de la Fiscalía y le impone además una multa de 1.440 euros

El Valle lamenta el futuro del exmayordomo condenado pero espera que devuelva el dinero a la hermandad

El exmayordomo del Valle, saliendo de la Audiencia de Sevilla después de uno de los días de juicio Manuel Gómez

Jesús Díaz

La Audiencia de Sevilla ha condenado a Antonio C.L., quien fuera mayordomo en la hermandad del Valle desde junio de 2007 hasta el mismo mes de 2015, a dos años de cárcel por quedarse con dinero de las arcas de la corporación del Jueves Santo durante los años que estuvo al frente de la gestión económica de la misma.

En una sentencia a la que ha tenido acceso este periódico, el tribunal impone al acusado, autor de un delito de apropiación indebida, además de los dos años de prisión, una multa de 1.440 euros, el abono de la mitad de las costas y la devolución a la hermandad de la suma de 134.000 euros con intereses. Ésta es la cantidad que el propio investigado admitió ante el hermano mayor de la hermandad en 2015, Lucas Maireles, y el entonces fiscal de la corporación.

De no afrontar el pago de la responsabilidad civil impuesta y al haber sido condenado a dos años de cárcel, deberá ingresar en prisión, aunque eso será cuando el fallo sea firme. La defensa puede recurrir este fallo ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía,lo que es más que previsible que haga.

No obstante, la Audiencia, que atiende en gran parte las tesis acusatorias de la Fiscalía y del abogado de la hermandad, Antonio Cadillá (RZS Abogados), absuelve a Antonio C.L. del delito de falsedad documental del que fue juzgado el pasado mes de marzo.

Según los magistrados de la Sección Cuarta, Antonio C.L., de 56 años y declarado insolvente, ejerció primero el cargo de clavero (auxiliar del mayordomo) desde 1999 hasta 2007, cuando asumió el cargo de mayordomo , que ostentó hasta el 15 de junio de 2015. Entre sus funciones se encontraban las de administración y gestión económica de los bienes de la hermandad, vigilancia y control de todos los gastos con cargo a los fondos de la Archicofradía, firma y vigilancia de los contratos realizados, recaudación del cobro de los recibos de las cuotas e informes trimestrales de las cuentas al cabildo de oficiales y rendimiento de cuentas anual.

Control «casi inexistente»

Cuando el acusado comenzó a ejercer las funciones de mayordomo, dos miembros de la junta, entre ellos el hermano mayor entre 2003 y 2011, Félix Hernández Martín, (ya fallecido), le ayudaban en su tarea, si bien se limitaban a plasmar en el programa excel las cuentas con los datos que les proporcionaba el acusado. Hasta 20011, se contrastaban los movimientos y saldos bancarios con los que el acusado reflejaba para entregarlos en los cabildos anuales de cuentas.

Pese a esto, la Audiencia indica que era «imposible» el control del dinero que en efectivo metálico recibía el acusado y debía ingresar en la caja o arca de la hermandad «pues nadie de la junta o cabildo hacía recuento de ello». Parte de este dinero en efectivo fue ingresado por el acusado en su propia cuenta bancaria entre 2006 y 2011.

Tras el nombramiento en junio de 2011 de Lucas Maireles como hermano mayor, el control de la cuenta bancaria que gestionaba el acusado fue «casi inexistente» por parte del resto de la junta de gobierno, pues el hermano mayor y el resto de los miembros de la hermandad « confiaban plenamente en la gestión de Antonio C.L.».

Cheques al portador

Durante este período el acusado expedía cheques, sobre todo al portador, que cobraba por ventanilla y cuyo importe en buena medida hacía suyo, al igual que hacía con parte de los ingresos que recibía la hermandad en efectivo metálico, si bien algunas cantidades si se destinaron al pago de gastos reales efectuados por la corporación, pues aunque los talones debían ir con la firma mancomunada de dos altos cargos de la hermandad, generalmente el acusado y el hermano mayor, no existía control posterior alguno por el resto de los miembros de la Junta sobre el destino que efectivamente daba el mayordomo al dinero.

Para disimular y ocultar las cantidades de las que se apoderaba, el acusado copiaba en una hoja de excel los movimientos de la cuenta bancaria , movimientos que acto seguido modificaba a su antojo , simulando salidas de efectivo, pagos o gastos que en realidad no se habían efectuado, creando el acusado una especie de cuenta de banco paralela que era la que se presentaba para la aprobación de las cuentas anuales de la hermandad y que fueron aprobadas en los sucesivos cabildos generales. De este modo entre los años 2011 y 2015 se apoderó de 119.134,95 euros , como resulta de las periciales contables realizadas

En 2015, con la llegada del nuevo mayordomo, el acusado manifestó al cabildo de hermanos que había 26.939,31 euros en la cuenta bancaria de la corporación, pese a que sólo había 16,41 euros .

Ni pagarés ni transferencias

Tras las oportunas investigaciones a raíz de lo anterior y diversas conversaciones del acusado con diversos miembros de la junta, en diciembre, el ahora condenado reconoció ante el hermano mayor , Lucas Maireles, y el fiscal de la hermandad, una deuda con la propia cofradía de 77.152,07 euros , manifestando su intención de pagar.

El 16 de diciembre firmó dos pagarés de 67.000 euros cada uno . Fueron impagados por falta de fondos. Asimismo, en febrero de 2016, el acusado envió por Whatsapp al hermano mayor una fotografía de una transferencia aparentemente realizada por su hermana por importe de 70.000 euros, que en realidad nunca existió.

El mismo mes de febrero el acusado firmó otro reconocimiento de deuda por importe de 56.847,93 euros , haberse apropiado de dicha cantidad mediante disposiciones en efectivo y cobrando cheques de la hermandad. Entonces prometió su colaboración en la reclamación judicial que hiciera la hermandad para su pronta devolución. La cantidad de 134.000 euros, que ahora tendrá que devolver por imposición de la Audiencia, fue fijada «de mutuo acuerdo« entre las partes, según la sentencia.

Con las conductas descritas protagonizadas por el acusado durante sus dos mandatos como mayordomo de la hermandad del Valle, entre los años 2007 a 2015, Antonio C.L. «se apoderó, al menos, de 134.000 euros» .

«Un chiquichanca»

No obstante, la Audiencia recoge en su sentencia que esta cantidad pudo ser mayor a la vista del contenido de los informes de los peritos obrantes en la causa. En el juicio, uno de los peritos señaló un desfase contable significativo de entre 120.000 y 200.000 euros en función de que se aplicara un criterio de caja o de banco.

El tribunal califica de «contundentes» las declaraciones de los testigos pertenecientes a distintas juntas de la hermandad, quienes aseguraron sin duda que el acusado admitió haberse quedado con el dinero.

Sin embargo, Antonio C.L., durante su interrogatorio, negó la máxima. Aseguró que «nunca» se ha apropiado de dinero de la hermandad y admitió que él era «un chiquichanca» dentro de la misma. Tanto es así que hasta el último momento la Fiscalía y la hermandad, a través de su letrado, intentaron un acuerdo y el investigado lo rechazó.

La defensa alegó que Antonio firmó los dos reconocimientos de deuda por el «acoso» que sufrió por miembros de la junta por entonces, algo que el tribunal no atiende.

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